México D.F. Martes 3 de febrero de 2004
Abrirán en el MAM la retrospectiva por
30 años de quehacer plástico del artista cubano
Julio Larraz se erige como ''un caso raro de realista
integral''
La coherencia con la que pinta deviene elemento polémico
en el arte contemporáneo, expresa Giorgio Antei, curador de la muestra
Incluye acuarelas, pasteles y grabados, entre otras obras
MERRY MAC MASTERS
Cuando ser realista hoy día es ''casi un
anatema" e inclusive constituye un "riesgo", pues muchos museos no aceptan
la idea de exponer dicha tendencia pictórica ante la ''dictadura
del conceptualismo en general", el pintor Julio Larraz se alza como ''un
raro caso de realista integral".
A raíz de las tres décadas de quehacer plástico
de Larraz (La Habana, 1944), los museos de Arte Moderno de Bogotá,
Colombia, y de la ciudad de México, unen esfuerzos para organizar
la exposición Julio Larraz. Treinta años de trabajo
.
Si bien la muestra debutó en el recinto sudamericano,
aquí alcanza ''madurez" en una gira de tres años que la llevará
tal vez a otra ciudad mexicana, así como Puerto Rico y países
de Centro y Sudamérica, Italia y España, explica su curador,
Giorgio Antei.
La muestra, que se abre mañana a las 19:30 horas
en el Museo de Arte Moderno (MAM), incluye 90 pinturas y dibujos de diversos
formatos y técnicas, entre las que destacan acuarelas, aguatintas,
pasteles y carboncillos sobre papel, así como grabados.
Bregar a contracorriente
Para
Antei la ''coherencia" con la que pinta Larraz representa un elemento ''polémico"
dentro del curso del arte contemporáneo.
''Eso hay que apreciarlo también, porque nada a
contracorriente; pero lo hace con una seguridad y habilidad que nos hace
ser optimistas hacia el futuro."
El curador italiano juzga un ''exceso" que el realismo,
bajo todas sus facetas, no tenga el lugar debido dentro de la pintura contemporánea.
El realismo en la actualidad, explica Antei, se divide
en dos corrientes esenciales: la mimética, que es heredera del naturalismo
clásico, y la transformadora, que tiene su origen en el primitivismo
de finales del siglo XIX.
Larraz se va por el camino del realismo mimético,
pero utiliza unos recursos que son muy propios para distanciarse, para
evitar ser ''ilusionista".
Una de las series presentes en la retrospectiva es Cape
Laplace, paisaje lunar interpretado con precisión ''casi científica".
Aparece, sin embargo, un elemento ''inverosímil":
una casa de Nueva Inglaterra. Esa fusión de elementos ''posibles
e imposibles" hace que se tome distancia respecto de lo real, dice Antei.
La inverosimilitud, entonces, es lo que hace ''moderno"
su lenguaje.
La ironía es otra característica de este
''maestro del pastel". De allí que utilice la ''cita" pictórica,
pero como forma de ''distanciarse". Estudioso de la pintura del bodegón
español del siglo XVIII, una doble cita de Sánchez Cotana
y el surrealismo hace que ''se anulen mutuamente".
Julio Fernández Larraz dejó Cuba con su
familia en 1961. Desde niño pintaba y hacía caricaturas.
En Nueva York fue caricaturista de The New York Times.
Aunque nunca asistió a una escuela de arte, en
1967 empezó a cursar los talleres de pintura de Burt Silverman y
después los de David Levine y Aaron Shikler.
En la obra de Larraz, entonces, se funden ''la experiencia
pictórica estadunidense y el llamado caribeño", señala
Antei.
Hace tres años Larraz se trasladó a Italia
debido a ''una inconformidad con la política de Estados Unidos",
pues ''se opone a cualquier tipo de concentración de poder" y considera
que ''el abuso de poder es la enfermedad más grande de la humanidad".
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