México D.F. Sábado 7 de febrero de 2004
Sigue habiendo abuso, injusticia y dominación, dice; inauguró centro de derechos humanos
Subsisten grupos paramilitares en Chiapas; nunca fueron desarmados: Samuel Ruiz
ANGELES MARISCAL CORRESPONSAL
Tuxtla Gutierrez, Chis., 6 de febrero. En Chiapas se está dando la reactivación de los grupos paramilitares porque éstos "nunca fueron desarmados", manifestó el obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, Samuel Ruiz García, al inaugurar en esta capital el Centro de Derechos Humanos Francisco Enríquez Guzmán.
"Sigue habiendo abuso, injusticia, dominación económica y política. Por ello, la tarea que ahora tiene este centro que se inaugura no va a ser una tarea sencilla", señaló Ruiz García. Dijo que en tanto los procesos democráticos que se iniciaron en el país y en esta entidad sigan inconclusos, se justifica la creación de organismos que defiendan los derechos humanos, que acompañen las conquistas sociales, las reafirmen y reivindiquen".
En este contexto, apoyó la postura de al menos una docena de organismos no gubernamentales que esta semana denunciaron una nueva ofensiva antizapatista, derivada de las acciones que los gobiernos federal y estatal emprenderán en la zona de conflicto con los 15 millones de euros que envió la Unión Europea.
"Esto es parte de la dominación económica y política. El fenómeno (de violación a los derechos humanos) se da en Chiapas, pero es de todo el país; lo que se da en esta entidad es una rebelión representativa de toda la problemática mexicana", sostuvo.
Por eso -añadió-, el movimiento de 1994 no fue sólo de los indígenas de Chiapas, sino de todo el país.
Samuel Ruiz hizo un balance sobre la trayectoria de los derechos humanos desde 1994 a la fecha. "No hay avance en cuanto a su respeto irrestricto, pero sí la toma de conciencia del indígena de todo el continente, de ser sujeto de la historia. Ese es un avance que es irreversible", dijo el obispo.
Al referirse a los gobiernos de Vicente Fox y Pablo Salazar, sostuvo que "ha habido una transición que no es completa; las expectativas y los ofrecimientos de que se iban a hacer muchas cosas rápidamente rebasan las posibilidades concretas, se entró en contradicciones y se empieza a descender muy fuertemente, en forma galopante".
Reconoció que los efectos de los 70 años de corrupción acumulada "no pueden borrarse en un poco de tiempo".
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