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México D.F. Sábado 7 de febrero de 2004

Enrique Calderón A

Fox y su pasión por los trenes

Durante el siglo XX las grandes ciudades del mundo construyeron sistemas de transporte masivo basados en trenes subterráneos y elevados, capaces de viajar a velocidades de 70 kilómetros por hora y más, para transportar a millones de pasajeros cada día en forma rápida y segura, haciendo posible el desarrollo de las actividades económicas de esas ciudades.

El Metro de la ciudad de México inició operaciones en 1969 con dos líneas y para 2000 contaba con 11, que en su conjunto transportan 4 millones de pasajeros diariamente, cifra equivalente a la mitad de la población del Distrito Federal. No obstante el número de sus trenes (cerca de 300) y la longitud de sus vías, el Metro resulta insuficiente para satisfacer las necesidades actuales de transporte del Distrito Federal, cuyo mayor crecimiento se está dando hacia el sur y el oriente, en zonas a donde el Metro no llega.

El mayor problema de transporte de la ciudad de México no está sin embargo en el Distrito Federal, sino en los municipios conurbados del estado de México, cuya población es ya mayor que la de la ciudad de México y crece con una intensidad superior. Por ello, los anuncios del presidente Vicente Fox sobre la próxima puesta en operación de un tren suburbano para conectar a los municipios de Cuautitlán y Tlalnepantla con el centro de la ciudad constituyeron un motivo de entusiasmo entre la población de esos municipios.

Los boletines oficiales del gobierno hablaban de una capacidad de transportación de entre 300 mil y 400 mil pasajeros diariamente entre Buenavista y Huehuetoca, utilizando las antiguas vías de Ferrocarriles Nacionales, e indicaban la existencia de planes para extender el recorrido, así como de la incorporación de otras vías para conectar gradualmente todos los municipios conurbados del norte y poniente de la ciudad, con un ramal que llegaría a Toluca, todo ello mediante un ambicioso y visionario convenio establecido por el gobierno federal con los del estado de México y del Distrito Federal, parecía entonces que el interés del gobierno de Fox por los trenes era igual o mayor al que se le atribuyó a Ernesto Zedillo.

Por razones profesionales, el proyecto nos interesó mucho, pues nuestra organización había estado trabajando en problemas relacionados con el Metro de la ciudad de México, analizando y diseñando sistemas de control para los trenes de varias de sus líneas, por lo que el nuevo proyecto caía en nuestra esfera de competencia profesional.

Con esta idea en mente tratamos de contactar a los encargados del proyecto tanto en el gobierno del estado de México como en el federal. Nuestros esfuerzos resultaron inútiles. En la Secretaría de Transportes del estado de México nos indicaron que no intervenían en la obra, sino que los planes para el tren estaban siendo realizado directamente por el gobierno federal; más curioso nos pareció que en el caso de la Secretaría de Comunicaciones del gobierno federal el proyecto hubiese sido encargado a la Dirección de Tarifas Ferroviarias y luego a Banobras.

Por reuniones de trabajo con diferentes funcionarios de ambas organizaciones, nos enteramos que el proyecto databa de 12 años atrás, y que fue planeado para aprovechar las antiguas vías de ferrocarril existentes, aunque ello implicara que las rutas no necesariamente coincidieran con las necesidades de la población; el proyecto nunca ha prosperado por falta de voluntad política del gobierno federal para negociar con los gobiernos del Distrito Federal y del estado de México. Para su realización sería necesario primero actualizar las fichas técnicas y las especificaciones originales del proyecto. Por otra parte, hoy día el plan carece de fondos para su realización, por lo que se ha encargado a Banobras que consiga el financiamiento necesario, aunque no se sabe cuál es su monto, porque no se tiene un presupuesto ni siquiera aproximado del proyecto.

Adicionalmente, la visión del gobierno actual de que el ferrocarril sea operado por una empresa privada lo hace inviable, porque el negocio sólo arrojará pérdidas y esto, Ƒa qué empresa le puede interesar?

En resumen, el proyecto del tren suburbano, pese a su importancia, está detenido y poco o nada se ha hecho para activarlo; mientras tanto, el presidente Fox y algunos de sus colaboradores han comentado en varias ocasiones que en el tren suburbano se trabaja a marchas forzadas, para su conclusión. Esto me ha hecho recordar un proyecto similar para poner en operación un tren suburbano de alta velocidad en Guanajuato, prometido hace algunos años por el entonces gobernador de ese estado. De ese tren nunca supe si finalmente fue puesto en operación o no, tampoco me quedó claro cuál fue la participación del coordinador de planeación de ese gobierno, aunque lo que sí recuerdo bien es que se llamaba Carlos Flores.

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