México D.F. Sábado 7 de febrero de 2004
Será solista en el concierto de fin de
semana de la OFCM en la sala Silvestre Revueltas
El divismo causa sufrimiento a las personas: Lourdes
Ambriz
El mundo de la ópera, desde fuera, parece mágico
e intangible; desde adentro es muy terrenal y humano, dice la soprano
''Suena difícil, pero los artistas no podemos dejar de ser idealistas''
ANGEL VARGAS
Ni la fama ni el título de diva de la ópera
mexicana es algo que obstine o quite el sueño a la soprano Lourdes
Ambriz, aunque por sus sobrados méritos artísticos se puede
afirmar que merece ambos atributos.
Con más de 20 años de trayectoria profesional
(debutó en 1982), se le considera la cantante más importante
en el escenario nacional, figura imprescindible en los montajes operísticos,
conciertos y recitales de mayor relevancia, así como en los proyectos
relacionados con el canto.
No obstante los abundantes elogios a su talento y calidad
interpretativa, ella anda con pies de plomo y no pierde el piso.
Por la más alta calidad
Con modestia, Lourdes Ambriz enfatiza que su mayor preocupación
consiste en siempre hacer su trabajo con la mayor entrega y honestidad
posibles.
''Para
mí no es importante la fama; en verdad que no me llama la atención.
Busco que el proyecto emprendido en el momento sea interesante y valga
la pena.
''Lo principal, para mí y para cualquier artista,
es lograr la calidad más alta en el trabajo. No existe mayor retribución."
La soprano se dice satisfecha con la forma en cómo
comenzó para ella este 2004, pues tan sólo en el primer trimestre
su nombre está asociado con tres propuestas musicales de envergadura.
La primera fue el concierto que estelarizó hace
un par de semanas con la Orquesta Filarmónica de la Universidad
Nacional Autónoma de México, en el que dio cuenta de un programa
de gran demanda y complejidad interpretativa, compuesto por arias poco
comunes de Mozart y la Cuarta sinfonía de Gustav Mahler.
El segundo acontecimiento es su participación,
como solista, en el programa que ofrece la Orquesta Filarmónica
de la Ciudad de México (OFCM) en la sala Silvestre Revueltas del
Centro Cultural Ollin Yoliztli (hoy a las 18 horas y mañana a las
12 horas).
Ambriz interpretará, bajo la batuta del director
huésped José Luis Castillo, el papel principal de una obra
que resulta una rareza en el país, Los siete pecados capitales,
escrita por el alemán Kurt Weill dentro de los cánones del
género del cabaret.
Y la tercera propuesta es la inclusión de la soprano
en el elenco de la ópera Las valkirias, segundo título
de la tetralogía El anillo del nibelungo, de Wagner.
La puesta íntegra en escena de esta monumental
obra, a razón de un título por año, es responsabilidad
del director escénico Sergio Vela, para lo que cuenta con el auspicio
del Festival de México en el Centro Histórico.
Tanta versatilidad que demandan proyectos y obras tan
diferentes, inclusive algunas disímbolas, es una exigencia para
la que Ambriz debe prepararse mental, física y emocionalmente.
Manejar ''obras y autores tan diversos representa un trabajo
profundo, porque cuesta mucho desposeerse de cada uno de ellos para abordar
a otro", señala Lourdes Ambriz, en entrevista.
''No sólo la exigencia vocal, sino la interpretación
dramática es lo que hace difícil tratar a diferentes autores
casi en el mismo momento.
''El secreto radica en estudiar mucho, pero también
en la inteligencia y la sensibilidad para ordenarse y no 'contaminarse'
entre un compositor y otro.
''El reto es no viciar las obras. Uno tiene que cambiar
de personalidad y estado de ánimo frecuentemente y lo que debe hacerse,
pienso, es no inventar, sino encontrar en la propia personalidad esos matices
que demandan las obras.
''El deber del intérprete es dejar que la música
se coloque y sea el autor quien hable por medio de uno."
Mayores facilidades para tenores
-¿Cuál es su diagnóstico del estado
del canto en México?
-Ultimamente, la ópera, la música, al igual
que el resto de las artes, son un reflejo de la situación por la
que atraviesa el país y el mundo, que bien sabemos no es fácil
para nadie.
''La economía y la política mueven los engranajes
y nos hacen las cosas complicadas.
''Por lo complejo del mundo es que también el quehacer
artístico se complica. Veo que ahora no es tan sencillo emprender
proyectos ni programar actividades por las situaciones extra artísticas.
''En el caso de la ópera, por ejemplo, es cierto
que cada vez se tienen menos producciones, y eso se debe a la restricción
de recursos, como la que afecta en general a la cultura y las artes.
''Espero que éste sea un periodo azaroso y que
lo superemos lo más pronto posible. Sé que suena muy difícil,
pero los artistas no podemos dejar de ser idealistas."
-¿De qué manera se asume en el medio nacional
que sean cantantes hombres y no mujeres los que destaquen a escala mundial?
-Ocurre que no hay muchos tenores en el mundo; es una
situación de proporciones. ¿Para que contratar una soprano
extranjera, si se cuenta con muchas y de buena calidad en el país?
''Por eso es más fácil que se coloque un
tenor que una soprano, además de que debe reconocerse que los tenores
mexicanos han fincado una muy buena tradición, debida a su alta
calidad, y por eso las agencias del mundo están volteando hacia
ellos.''
Apasionamiento y exigencias
-¿Qué representa para usted el título
de diva?
-Esas son consideraciones que uno hace de alguien cuando
se comporta de cierta manera, pero realmente no veo que sea un título
que uno traiga consigo.
''Sinceramente, creo que las personas que llegan a actuar
como tales, como diva o divo, están un poco desubicadas.
''No debemos olvidar que todos somos humanos y personas,
que no hay nadie superior ni inferior. De hecho, quienes acartonan su personalidad
con esa imagen lo único que provocan es el sufrimiento propio. Por
otro lado, estoy segura que nadie le pide a alguien ser diva o divo.
''El mundo de la ópera es muy apasionado y tiene
sus exigencias. Visto desde fuera parece mágico, intangible; pero
ya visto desde adentro es muy terrenal y muy humano.
''¿Para qué una diva o divo en la ópera
mexicana?, ¿para echarnos a perder? En México hay un ambiente
maravilloso en casi toda producción de ópera o concierto.
Todos nos llevamos muy bien."
-¿Considera que el trabajo de los cantantes en
el país es bien valorado?
-No del todo. Lógicamente es mucho más conocido
cualquier cantante de música popular que uno de clásica,
sin importar que el primero pueda formarse en un santiamén y el
segundo dedique toda su vida a ello.
''Nunca estaremos en posibilidad de competir, porque lo
popular es una industria y se maneja mucho dinero. Sin embargo, no es algo
que envidie ni que imagine para mí.
''Nunca me ha picado la curiosidad de incursionar en ese
ámbito, aunque sí me han hecho propuestas. No me imagino
en ese mundo. Hay tan poco tiempo en la vida como para invertirlo en cosas
estériles."
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