México D.F. Miércoles 11 de febrero de 2004
Celebran al escritor Hugo Gutiérrez Vega
por su cumpleaños 70
''Sigo pensando que la poesía es un fenómeno
de juventud y madurez''
Me cuesta trabajo hallar una metáfora, pero cuando
lo consigo hago fiesta, señala
Reconoce a Rubén Bonifaz Nuño y Alí
Chumacero como sus maestros en el género
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Un poeta, Hugo Gutiérrez Vega, cumple hoy 70 años.
Para la lelocracia gobernante los poetas son tan
prescindibles como los filósofos. Pero quienes saben que unos y
otros buscan caminos hacia las verdades esenciales, se unirán con
beneplácito a esta celebración.
La
ocasión es propicia para que el festejado, a la sazón director
del suplemento La Jornada Semanal, comparta sus puntos de vista
sobre la efeméride.
-¿Tiene significado especial para usted cumplir
70 años?
-Tengo dos reacciones. La normal, que es impresionarme
porque recuerdo a mis tíos de 70 años a los que veía
como auténticos carcamales. Entonces, inaugurarse como carcamal
crea una sensación especial.
''Por otra parte, la posibilidad de recibir el apoyo del
gobierno del DF y mi credencial del Insen, que me permite una serie de
ventajas y privilegios, hace que me sienta un carcamal ligeramente apapachado.
''Las reuniones que habrán sobre mi obra y todas
estas cosas podrían titularse como pregayossos. Están
organizando una serie de pregayossos y asistiré como decía
Ramón López Velarde: con mucho agradecimiento, pero también
con una sonrisa depravada.''
Abogado, actor, diplomático y periodista, Hugo
Gutiérrez Vega (Guadalajara, 11 de febrero de 1934) no tiene dudas
para reivindicar el oficio de poeta.
Recóndita aspiración
-¿En qué momento de su vida se encontró
con la poesía?
-A los 14 o 15 años. Estaba en Guadalajara, estudiaba
secundaria, cuando me interesaron dos poetas: Francisco González
Moreno, de la tierra de mis mayores, Lagos de Moreno. El otro fue Alfredo
Plascencia, un sacerdote de vida muy intensa, atormentada, poeta místico
a su modo."
-¿Desde entonces se asumió como poeta?
-No. Me gustaba mucho la poesía, el sonido de las
palabras, las combinaciones, y tenía la recóndita aspiración
de escribir poesía. Me detuve buen rato en casi todos los poetas
de la generación del 27: García Lorca, Alberti, Cernuda,
Guillén, Salinas.
Después, Gutiérrez Vega dirigió sus
apetencias lectoras hacia la literatura inglesa, marcadamente T.S. Eliot
y su Tierra baldía. Motivado por dicha lectura, escribió
sus primeros poemas, con los que obtuvo una mención honorífica
en los juegos florales de Sahuayo, Michoacán.
''Muy contento regresé a Guadalajara. Volví
a leer el poema y advertí que era un plagio muy inconsciente de
Marinero en tierra, de Rafael Alberti. Así que mi primer
poema fue un plagio.''
-¿Cuándo y cómo se hace consciente
del compromiso de escribir poesía y de darla a conocer?
-Con ese pequeño descalabro. Porque tampoco era
un plagio escandaloso. Eran algunas imágenes de Alberti que le había
pedido prestadas. Lo demás eran ocurrencias mías. Pero desde
los 18 o 19 años, decidí que escribiría poesía
y empecé a hacerlo con cierta disciplina.
-¿Qué etapas distingue en su poesía?
-Hay el primer libro, Buscando amor (prologado
por Alberti), que tiene algo de actitud neorromántica. Releído
a distancia algunas partes me siguen gustando y otras me dan un poquito
de pena. Después, de la mano de la poesía inglesa encontré
la veta del humorismo, una poesía con cierto humor coloquial transparente.
''Sé que las imágenes son fundamentales
en la poesía, inclusive tengo una sana envidia por los que las encuentran
fácilmente, no por los que metaforean nada más porque sí,
sino por los que encuentran la metáfora exacta, como López
Velarde o Gorostiza. A mí me cuesta trabajo y cuando encuentro una,
lo celebro con cohetes, como fiesta de pueblo: ¡me encontré
una metáfora! Por otra parte, creo que mi poesía es bastante
libresca, de viaje.''
Ensayo y periodismo
-¿Cómo se ve en relación con otros
poetas de su generación?
-Llevo amistad y los leo con mucho cuidado. De los vivos,
hay mucho mayores que yo, pero mis maestros son Rubén Bonifaz Nuño
y Alí Chumacero. Un compañero de generación que leo
con mucho cuidado y entusiasmo es Eduardo Lizalde. Lo mismo a José
Emilio Pacheco, Gerardo Deniz y Tomás Segovia.
-Usted vive una conversión ideológica en
un momento de su vida, ¿de qué manera se relaciona esto con
su quehacer poético?
-Ambas cosas se combinaron. Aun cuando estaba dentro del
Partido Acción Nacional, cuando fui jefe juvenil, me encontraba
más bien a la izquierda, como Manuel Rodríguez Lapuente,
cerca de la teología de la liberación, de la izquierda cristiana,
de la democracia cristiana.
''Nunca fui demasiado ortodoxo, aunque creo que fui buen
militante. Pero hubo un momento en que me decidí por el socialismo,
en particular por la socialdemocracia. Cambiaron mis lecturas.''
-¿Cambió la estética de su poesía?
-En algunos aspectos. Mi entrada al pensamiento socialista
se relacionó con una modificación de las ideas estéticas,
pero he conservado las admiraciones y las fidelidades a los que considero
ahora los mejores aspectos de la cultura católica. Pertenezco a
ésta, aunque no pertenezca a la Iglesia.
-¿Estéticamente hablando coqueteó
con el realismo socialista?
--Sólo en un momento y fue un fracaso. Fueron unos
poemas dedicados al Che Guevara de los cuales quisiera olvidarme.
-Con el paso del tiempo, ¿se es mejor poeta?
-En algunos casos, sí. Por ejemplo, Pellicer escribió
muy bien hasta el final de su vida. Paz dejó de escribir poesía,
hacía un poema de vez en cuando. Se inclinó más por
el ensayo al final de su vida.
''En el fondo del alma sigo pensando que la poesía
es un fenómeno de juventud y de madurez. Los viejos, cuando escribimos
poesía, lo hacemos un poco recordando el pasado, pero no con ira.
Más que hablar de la poesía en general, tendríamos
que hablar de poetas en particular.
''Escribo poca poesía últimamente y cuando
sale un poema lo festejo muchísimo, como cuando sale una metáfora.
Ahora estoy dedicado al periodismo, al ensayo.''
-¿Cómo es su disciplina poética?
-Escribo a mano. Ultimamente en cuadernitos escolares
que me regalan mis nietos. Luego los paso a máquina y viene un segundo
proceso de revisión.
''Generalmente escribo en la noche, en la cama. Las mejores
cosas de mi vida las he hecho en la cama.''
-Empezó esta conversación hablando de la
muerte, ¿piensa en ella?
-Sí. A veces con calma, otras con desasosiego,
hay que reconocerlo. La muerte es parte de la vida, pero una parte absolutamente
desconocida.
''He recordado lo que decía Elias Canetti, cuando
andaba por los noventaymuchos años. Estaba muy efermo y el médico
le dijo: 'Don Elias, ya no hay remedio, se nos va usted'. Y Canetti le
dijo: 'Yo, doctor, moriría con mucho gusto, pero ahora no tengo
tiempo'.''
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