Antonio Gershenson

Educación y fuentes de trabajo

Un subsecretario de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) declaró, como vimos en estas páginas, que México requiere de profesionistas en las llamadas áreas técnicas, y no, salvo algunos casos, en las llamadas humanísticas. En especial, se refirió a la filosofía, diciendo que "no podemos cometer el error de los filósofos del siglo XIX, en el sentido de pelearse con las máquinas, porque aseguraban que les quitaban el trabajo a las personas".

Por principio de cuentas, el funcionario de la STPS habla de un tema en que su cultura es poca. Si hubiera tenido un buen maestro de filosofía y hubiera aprendido de él, sabría que por lo menos los filósofos más notables del siglo XIX no tuvieron esa posición. Hegel es un ejemplo, y Marx, que sin ocuparse sólo de la filosofía escribió importantes obras dentro de esta disciplina, expresamente criticó a quienes planteaban la eliminación de las máquinas, y que eran sobre todo los llamados ludistas.

En segundo lugar, no sólo hay desempleados en las áreas que dice el funcionario, sino también en las llamadas técnicas, y también muchos que deben trabajar en cuestiones que nada tienen que ver con la profesión que estudiaron, por ejemplo, de taxistas. El origen de estos problemas, ante todo, está en la política económica imperante.

Esta política ha provocado la quiebra de muchas empresas. Y muchas de las que subsistieron o se abrieron en estos años, son filiales de trasnacionales que desarrollan o compran su tecnología fuera del país. Dentro del sector público, que fue una importante fuente de trabajo para numerosos profesionales de muy diversas ramas, ha sido estrangulado, mermado por privatizaciones no muy transparentes que se diga, y en el cual se ha despedido a miles, en ocasiones para contratar amigos, compañeros de partido que perdieron la elección y otras personas ajenas a la rama de actividad de la paraestatal respectiva.

La reactivación de las plazas de trabajo para profesionistas está, además, ligada a la reactivación de la economía. Los tres años sin crecimiento que acabamos de vivir, y en general las décadas de crecimiento muy bajo desde la llegada de los tecnócratas al poder, ha sido un elemento importante en la reducción de plazas de trabajo calificado y en especial para profesionistas.

Ya en el ámbito educativo, la mejor alternativa para que la persona que termina una carrera pueda conseguir trabajo y, sobre todo, ser útil al país al tiempo que mejora en lo personal, no es la preparación en una sola actividad, entrenado para hacer una sola cosa, forjado como engrane para una máquina que, además, no tardará en quedar obsoleta.

En una época de cambios tan notorios, lo mejor es una formación básica muy sólida junto con la preparación para una rama de actividad no demasiado estrecha. De todos modos, buena parte de la preparación se logrará en el trabajo mismo, y una visión amplia es importante para poder asimilar rápidamente conocimientos, cuya necesidad hubiera sido difícil prever cuando se inició una carrera, no digamos cuando fueron elaborados los planes de estudio de la misma.

Es difícil entender a fondo una disciplina sin una visión del conjunto en el cual la misma se podría aplicar. Y las formas como el pensamiento humano puede ubicar esa disciplina dentro de esta visión de conjunto, no son nada ajenas a la filosofía. Las expresiones del citado funcionario, en cambio, son una muestra viviente de los pésimos resultados de esta educación fraccionada, compartimentada, que padecemos.