México D.F. Domingo 15 de febrero de 2004
García Márquez, Fuentes, Saramago
y Eloy Martínez rinden homenaje a Julio Cortázar
''A 20 años de muerto, el cronopio mayor no
ha dejado de crecer''
El aura sobrenatural del autor de Rayuela, de
su mirada de gato sagrado, define el escritor mexicano; el Nobel colombiano
completa: ''sus ojos eran los del diablo sometidos al corazón"
JOSE DIAZ BETANCOURT CORRESPONSAL
Guadalajara, Jal., 14 de febrero. A 20 años
de su fallecimiento, el cronopio mayor ''no ha dejado de crecer''.
Así lo afirmaron, contundentes, cuatro grandes
de la literatura hispanoamericana que fueron convocados por la cátedra
Julio Cortázar en esta capital: Gabriel García Márquez,
José Saramago, Carlos Fuentes y Tomás Eloy Martínez,
quienes destacaron el destino universal del autor de Rayuela.
Junto
a los escritores que presidieron este encuentro con motivo del 20 aniversario
luctuoso del narrador argentino, también estuvo presente Aurora
Bernárdez, primera esposa de Cortázar.
Los intelectuales repasaron con "memoria milimétrica",
como dijo García Márquez, la grandeza intelectual de su entrañable
amigo, quien falleció en París el 12 de febrero de 1984.
Salvo Saramago, quien no lo conoció personalmente,
los escritores narraron anécdotas que dibujaron la calidad humana
del homenajeado, y coincidieron en admitir su timidez en su primer encuentro
con la enorme figura física y literaria de Cortázar, la cual,
entonces, ya sumaba legiones de admiradores en todo el mundo.
Años después, los narradores descubrieron
a un hombre ''incapaz de caer por la pendiente de la solemnidad'', como
señaló Eloy Martínez.
García Márquez añadió: "Cortázar
es el ser humano más impresionante que he conocido. Los ídolos
infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes
envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos
escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción".
Carlos Fuentes señaló que el aura "sobrenatural
de Cortázar", que sobrecogió a Gabo desde el primer
momento, durante su encuentro con el escritor en un "café de París
con nombre inglés", procedía de los ojos del escritor, una
suerte de "mirada de gato sagrado, que le permitía ver más
allá de lo que veían todos los demás", dijo.
Para Gabriel García Márquez, los ojos de
Cortázar eran "los ojos del diablo sometidos al corazón",
por eso "la timidez me mataba cuando lo conocí (...) Y sé
que dondequiera que esté ahora, estará mentándome
la madre por mi timidez", confesó el Nobel colombiano.
El paraninfo Enrique Díaz de León, recinto
donde se realizó el homenaje, lució lleno hasta los mismos
belfos del hombre pentafásico del mural recién restaurado
de José Clemente Orozco y reinaugurado hace una semana.
Fue inevitable el tinte social del encuentro donde, fuera
de tono y exhibiendo sus pequeñeces, algunos políticos locales
mostraron entrecejos de ignorancia supina cuando seguían el encuentro
de los cuatro literatos.
En tanto, los escritores quedaron debiendo a los asistentes
un diálogo entre ellos mismos, de lo cual Belisario Betancourt,
el moderador, asumió la responsabilidad.
Fue García Márquez quien sintetizó
en su texto El argentino que se hizo querer de todos su insistente
negación ante la muerte del cronopio mayor y, por el contrario,
el crecimiento permanente de su figura: "preferí seguir pensando
en él como sin duda él lo quería, con el júbilo
inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de
haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una
obra tal vez inconclusa, pero bella e indestructible, como su recuerdo".
Este texto del Nobel colombiano fue leído por García
Márquez hace 10 años, cuando él y Fuentes homenajearon
a Julio Cortázar en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México.
Ahora fue "revisitado" gracias a su rescate en los archivos de La Jornada
apenas la víspera de este encuentro, cuando ambos recordaron, ya
reunidos en esta capital el viernes por la noche, la ocasión de
la primera década de la desaparición de Cortázar.
-Sería ideal leerlo de nuevo -dijo Fuentes a Gabo.
-Pero no me acuerdo del texto completo -replicó
el Nobel ante la sugerencia de Fuentes.
En ese momento decidieron llamar a este diario para obtener
una copia del escrito publicado en estas páginas el 12 de febrero
de 1994.
Por su parte, el Nobel de Literatura portugués
José Saramago sugirió que Julio Cortázar sea releído
"desde la perspectiva trágica que su propio humor, angustiante,
nos plantea en sus textos", y añadió que "90 años
no son nada; Cortázar, no ha dejado de crecer".
Tomás Eloy Martínez se encargó de
cerrar el encuentro con una impecable y suculenta lectura; rubricó:
"Julio siempre anduvo por delante de su propio tiempo, sin llevarse su
tiempo por delante".
El ex presidente colombiano Belisario Betancourt, quien
asumió el reto de moderar a "los inmoderables", lo cual logró
con peculiar sentido del humor, declaró inaugurado el coloquio Julio
Cortázar revisitado. Nuevas lecturas, en el cual se realizarán
siete foros cortazarianos.
A lo largo de los próximos tres días, especialistas,
amigos escritores y analistas profundos de la obra del escritor argentino
escenificarán una feria integral donde confluirán otros actos
culturales, como teatro, literatura, música y cine, inspirados en
la sabia cortazariana.
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