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México D.F. Domingo 15 de febrero de 2004
Oculta Estrada Cajigal interés por controlar
la venta de la planta, dice
Sí hay guerra de intereses en el conflicto en
el municipio morelense: ex director de Nopalvida
MATILDE PEREZ U.
En el conflicto de Tlalnepantla, Morelos, sí hay
una guerra de intereses, afirma Alvaro Urreta Fernández, integrante
del grupo fundador de las seis sociedades de producción rural que
hay en ese municipio, y ex director de la cooperativa Nopalvida. Es una
lucha por consolidar un trabajo de 30 años que llegó a fundar
la primera empresa de productores que exporta nopal fresco y en polvo a
Estados Unidos, contra la pretensión oculta del gobernador de Morelos
por controlar ese proceso, explica.
Aceptado
como comunero desde hace tres décadas, Urreta Fernández asienta
que las pérdidas económicas por la suspensión de las
exportaciones de nopal serán de poco más de 1 millón
de pesos, pues la mayoría de los productores siguen desplazados.
Hay preocupación entre comerciantes de Estados Unidos ya que desde
que empezó el conflicto en el municipio, el precio de esta planta
aumentó en la bolsa de Chicago, en donde la primera semana de febrero
se cotizó a 20 dólares la caja de 36 libras (18 kilos), mientras
que en el mercado nacional la paca (bulto de 400 kilos) está en
4 mil pesos, al doble del precio que en el invierno 2002-2003.
En la madrugada del último día de enero
la oficina y casa de Alvaro Urreta en Tlalnepantla fue allanada. Según
información que recibió de algunos comuneros, el candado
de la puerta principal y una ventana fueron rotos; quienes estuvieron en
la casa tuvieron tiempo de copiar los archivos de la computadora y llevarse
información confidencial de los productores, ya que allí
estaban los padrones de cada uno de los grupos, los ingresos de sus empresas
y sus registros ante las autoridades.
"Si la intención es parar un proyecto alternativo
y frenar a una comunidad que busca su desarrollo, ¡que lo digan!,
pero que dejen de poner como pretexto el conflicto poselectoral para romper
la vida económica y social de la población", dice Urreta
Fernández, quien al inicio de la década de los 70 llegó
como becario a Tlalnepantla, junto con Eduardo Reyes Retana y Eduardo Sepúlveda
Amor, para evaluar los impactos económicos y sociales que traería
la construcción de la carretera Xochimilco-Oaxtepec.
Historia del proyecto empresarial de los comuneros.
El mercado de la nostalgia
Doce meses antes del inicio de la década de los
80 algunos comuneros de Tlalnepantla empezaron a sembrar nopal; las pocas
pencas se multiplicaron en las 2 mil 300 hectáreas destinadas a
la siembra.
Ninguno imaginaba el auge que hoy tiene en los mercados
nacional e internacional. Por la riqueza local generada por la planta los
comuneros buscaron organizarse para acceder directamente al mercado de
la ciudad de México; así nacieron las sociedades de producción
rural Emiliano Zapata, Tlalnepantla, Atlayucan, Morelos, Vigía y
Solidaridad, cada una encabezada por un líder que se iba relevando;
entre ellos estuvo Elías Osorio, actual alcalde, que pidió
la intervención de la policía estatal para acceder al palacio
municipal.
A través de esas figuras, los productores empezaron
a lograr permisos para vender en el mercado de flores y hortalizas de la
Central de Abasto; actualmente tienen cerca de 620 permisos por los que
pagan entre 70 y 300 pesos, no hay un costo homogeneizado. Tampoco pensaron
que serían actores fundamentales en la organización de las
17 agrupaciones de cerca de 6 mil campesinos de Puebla, Tlaxcala, estado
de México, Tláhuac y Milpa Alta para tratar de contrarrestar
el monopolio que menos de un centenar de comerciantes intermediarios, y
coyotes mantienen en ese espacio valuado en 60 millones de dólares
y que el fideicomiso de la Central de Abasto busca vender para equilibrar
su crisis financiera.
Urreta Fernández refiere: "por esa situación,
el gobierno de la ciudad de México ofreció a los productores
un terreno en la zona de subasta, pero acordamos que comercializaríamos
en otro espacio organizados en un fideicomiso". Así inició
la lucha contra el Frente Común -integrado por los intermediarios
y los coyotes de los llamados nueve giros-, cuya estrategia incluyó
regalar, en dos ocasiones, en el Zócalo de la ciudad de México
un total de 700 toneladas de verduras y hortalizas, como una expresión
de inconformidad. Hasta los primeros días de diciembre, los comuneros
participaron en el diálogo con el administrador de la Central de
Abasto para, sin provocar condiciones de ingobernabilidad, llegar a un
acuerdo por el espacio disputado.
Paralelamente, los comuneros también observaron
que a Tlalnepantla llegaban comerciantes de Puebla, Guadalajara, Tlaxcala
y otros lugares, que enviaban el nopal a Estados Unidos.
"Nos dimos cuenta que allá hay un amplio mercado
de la nostalgia porque la verdura tiene una demanda similar al maíz
y al chile; además, de diciembre a los primeros días de marzo
los precios son mayores al resto del año, debido a que las condiciones
climatológicas no favorecen la producción en otras regiones.
Sin embargo, en Tlalnepantla hay producción para ofertar."
Señala que los productores iniciaron sus exportaciones
en 1996, mediante las sociedades de producción rural Nopalvida y
Nopalixtli; aunque con intermediarios, se sostuvieron así hasta
finales de 2000, entonces la decisión fue llegar directamente al
mercado y la asamblea me mandató que en 2001 estaría explorando
el mercado, pero también en ese año participamos en la feria
de Filadelfia, Estados Unidos, a donde llegan los principales brokers
y productores de ese país. Se consolidaron los primeros compradores
y por eso las dos empresas se fusionaron para constituir Nopalvida, figura
con la que también se obtuvo el registro en la Federal Drug Administration
(FDA).
Inicialmente sólo 30 productores -entre ellos Gregorio
Sánchez, asesinado el 14 de enero, Benito Juárez, Patricio
Pérez, Carlos Lima, Raúl Fuentes, Santos Avila, entre otros-
se atrevieron a dar el paso a la producción orgánica de nopal
y paulatinamente se sembró la inquietud en más comuneros,
por lo que ya participan directamente 155 productores, todos de los grupos
ya conformados; se exportaban 25 tráileres cada temporada (diciembre
a marzo), cada uno con valor de 5 mil dólares, y generaban 300 empleos
en dicho periodo con pagos de 180 pesos diarios.
El proyecto empresarial consideraba más etapas
para su expansión, pero re-querían de financiamiento y por
eso se buscó la conformación de una parafinanciera, figura
mediante la cual Financiera Rural y FIRA otorgan créditos elevados,
pero deberían tener un despacho técnico.
"Para no tener una figura externa creamos Cactus Tec,
pero la norma establece que el director debe tener cédula profesional
y, una vez más, en asamblea, los comuneros decidieron que el presidente
fuera yo", agrega Urreta Fernández.
El premio condicionado
En 2002, en el 123 aniversario del natalicio de Emiliano
Zapata Salazar, Urreta Fernández, al igual que Alejo Palacios Alvarez
y José Saavedra Figueroa, recibieron la presea con nombre del caudillo
por presentar proyectos exitosos en materia agropecuaria. Allí,
el gobernador Sergio Estrada Cajigal dijo que la comercialización
de productos agropecuarios en el extranjero es fundamental, y resulta básico
también contener la apertura en la frontera por un periodo de tres
años más para tener la oportunidad de organizar y equipar
mejor a los productores rurales.
El proyecto presentado fue el de Nopalvida, ampliado con
su despacho Cactus Tec, que contemplaba la construcción de una planta
transformadora de nopal en Tlalnepantla, con una sección para empaques
al vacío, otra para la transformar en polvo el nopal, producto que
demanda la industria farmacéutica, y una más de combinación
del jugo de la verdura con cítricos, frutas y hortalizas. En la
creación de dichos jugos participaron diversos industriales ya que
se buscó cubrir la calidad del mercado japonés y de otros
países de la APEC. La visión era seguir creciendo.
Meses antes, habían presentado un esbozo de su
proyecto ante autoridades de Desarrollo Agropecuario del gobierno del estado
en una asamblea pública en Tlalnepantla, pero los funcionarios desalentaron
a los productores porque, según les dijeron, un grupo de inversionistas
españoles -no les precisaron nombres- y productores de diversos
municipios apoyados con un financiamiento de Bital estaban a punto de consolidar
un proyecto similar.
Un año después de obtener la medalla Emiliano
Zapata, el gobierno de Morelos ofreció a los productores de nopal
de Tlalnepantla un crédito de 500 millones de pesos a fondo perdido
para que iniciaran la siguiente etapa de Nopalvida, pero iba acompañada
por una petición: que Alvaro Urreta Fernández dejara la dirección
de Nopalvida; así se los hizo saber Patricia Ibarra, integrante
de la Secretaría de Desarrollo Económico. Los comuneros no
aceptaron.
Pero no se dieron por derrotados, vieron que mediante
algunos programas del gobierno federal podrían lograr un financiamiento;
presentaron su proyecto y en noviembre del año pasado el INCA Rural
respondió que se les había autorizado un millón 650
mil pesos, pero entre los requisitos a cubrir estaba que el presidente
municipal les otorgue un "certificado de rurabilidad", además de
presentar un certificado de autorización comercial.
Los productores entregaron un escrito al INCA Rural, explicando
que no podrían entregar dicho certificado por el conflicto poselectoral,
pero hasta la fecha no ha-bían recibido respuesta.
"Si en marzo no tenemos respuesta, nos olvidamos de la
planta. Y aunque Nopalvida puede ser la punta de lanza para un fuerte desarrollo
regional, lo que predomina es el interés de dejar a Elías
Osorio a pesar de que se ha demostrado que sus actuaciones y acciones como
funcionario no han favorecido el desarrollo colectivo de los productores",
manifiesta Urreta Fernández.
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