Programas contra la pobreza ignoran las causas reales

Desigualdades amenazan el progreso social logrado en AL, afirma experto

A pesar de que en América Latina las políticas sociales han logrado mejorar la esperanza de vida, escolaridad o disminución de la desnutrición, la falta de resultados en la llamadas "áreas duras", como creación de empleo digno y formal, defensa de los derechos laborales, seguridad contra las enfermedades, pensiones de retiro dignas y masivas, así como la persistencia en la disparidad en la distribución del ingreso y la riqueza, indican que de continuar estas condiciones "se vislumbra el peligro de que se pueda revertir el progreso social alcanzado aún en los niveles de la sobrevivencia humana", aseguró Enrique Contreras Suárez, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Especialista en el análisis de políticas sociales para el combate a la pobreza, indicó que un estudio reciente sobre la vulnerabilidad laboral de los trabajadores asalariados en México señala que una tercera parte de ellos no cuenta con acceso a la seguridad social o prestaciones, y tiene contratos de tipo verbal, mientras que una quinta parte tiene una sobrejornada de trabajo, aunado a que una gran parte de los asalariados laboran en empresas pequeñas, las cuales, por lo general, son las que presentan peores condiciones salariales.

Tras considerar que los programas sociales de combate a la pobreza orientados al desarrollo del capital humano "no están atendiendo las causas reales" de este rezago, aseguró que enfrentamos una situación compleja ante la dispersión y empobrecimiento de los sectores medios, la aparición de nuevos ricos y de nuevos pobres, "cuya disponibilidad de relaciones sociales es marcadamente diferente entre los pobres históricos y los nuevos pobres", lo que tendrá efectos graves sobre la integración social, política y cultural.

Un número cada vez menor de personas, agregó, ingresa al mercado laboral debido a que el crecimiento económico mantiene una baja elasticidad del empleo por su carácter predominantemente informal, precario y por su baja productividad. A ello se suma que los institutos de seguridad social disminuyen su cobertura y prestaciones. "Las pensiones de retiro se vuelven mínimas y las posibilidades de muchos jóvenes de ingresar a las universidades públicas son una utopía. Esto repercute en la multiplicación de personas vulnerables en los hogares, lo que se convierte potencialmente en una fuente de conflictos y violencia".

Entrevistado sobre los riesgos de un incremento en la vulnerabilidad social de los sectores más desfavorecidos, Contreras Suárez, afirmó que estudios recientes indican que se han agudizado las causas de esta carencia, es decir, se ha incrementado el riesgo que impide que las personas cambien de posición social, que se superen, al tiempo que crece el riesgo para los sectores medios de incrementar su vulnerabilidad y descender en su rango social, lo que conlleva "no sólo efectos económicos, sino sociales y emocionales, pues cuando una familia ya no tiene acceso a recursos económicos necesarios surgen los conflictos intrafamiliares y la depresión".

LAURA POY SOLANO