México D.F. Jueves 19 de febrero de 2004
Rossana Filomarino y Jimena Giménez Cacho
estrenan su primera obra al alimón
Moradas ofrece una ventana musical y dancística
de las pulsiones humanas
ANGEL VARGAS
La bailarina y coreógrafa Rossana Filomarino y
la violonchelista Jimena Giménez Cacho son dos artistas que no hacen
concesiones.
Son
intensas, explosivas, provocadoras, apasionadas, inclusive telúricas
en el momento de crear y de plantarse sobre el escenario. Por tanto, ahora
que han emprendido su primer proyecto al alimón, de ellas puede
esperarse todo.
Se trata del espectáculo Moradas, ventana
musical y dancística al universo de las emociones y las pulsiones
humanas, mediante el que ambas ejecutantes refrendan su convicción
estética de que en el arte pueden lograrse creaciones fastuosas
a partir de la intimidad y el minimalismo, y no sólo desde una integración
desmedida de elementos.
Exacerbación desde la austeridad
''El arte de hoy tiende negativamente hacía el
espectáculo, hacia las grandes producciones, hacia la exacerbación
de lo visual. Mi apuesta personal, en ese sentido, es totalmente a contracorriente",
indica Filomarino.
''Mi meta es, sí, lograr una exacerbación,
pero con casi nada; hacer una exacerbación a partir de la austeridad,
un gran espectáculo casi sin elementos escénicos y sólo
con mi ser o muy pocas personas sobre el escenario".
La bailarina enfatiza que su búsqueda consiste
en ''compartir un lado íntimo y de soledad; no me interesa mas que
expresar ideas fundamentales".
Tales concepciones son compartidas del todo por Giménez
Cacho. De allí que le resulte natural participar en dicho espectáculo
no sólo como intérprete musical, sino también como
coprotagonista en términos escénicos, situación que
hace por primera vez en su trayectoria.
De igual forma, la creación de Moradas significa
la incursión de la instrumentista en el terreno de la composición,
pues escribió la música para la obra.
Es una partitura ''basada en sentimientos, las diferentes
moradas que habitamos todo ser humano.
''Me enfrenté a cuestiones tan difíciles
como expresar el dolor, los celos, la ira o la plenitud y eso exigió
un gran trabajo de reflexión y una búsqueda interior fascinante",
abunda la chelista.
''Quiero aprovechar y sacar en este espectáculo
distintos recursos, desde el chelo barroco hasta el amplificado, con diversos
efectos, ya que se abordan distintas etapas.
''Al final, lo que uno busca es conocerse más y
aprender. La posibilidad de darme una libertad que antes no había
asumido."
Transgresión de ámbitos habituales
La propuesta de Filomarino y Giménez Cacho tuvo
como punto inicial ''el azar predestinado", así como el deseo de
ambas artistas de emprender ''algo diferente, un reto nuevo"; una necesidad
de transgredir sus ámbitos habituales de desempeño.
''Desde el principio se pensó como un ejercicio
de dos personas y de dos artes (la música y la danza) que se muestran
por igual. Es una búsqueda por equiparar dos energías, dos
temperamentos, dos maneras de hacer y de sentir; también de convertirnos
en creadoras y en intérpretes", aclara la coreógrafa, quien
en su haber cuenta con la Medalla Bellas Artes y el Premio Nacional de
Danza José Limón.
''La apuesta es estar en la intimidad con el espectador
mediante una estructura muy sencilla, que parte de un camino en el que
nos involucramos en nuestros recuerdos e imaginación para desarrollar
varios momentos emotivos."
De esa forma Moradas es un instrumento para hacer
hincapié en cuatro instancias de la vida humana: el agobio y la
angustia del dolor; el impulso erótico y la sensualidad; el tormento
de los celos y la ira, cierto tipo de maldad y astucia; y la plenitud,
la madurez de asumir la vida a pesar de todo lo que ocurra.
El estreno de Moradas será hoy a las 20:30
horas en la Gruta del Centro Cultural Helénico (avenida Revolución
1608, San Angel), donde se presentará todos los jueves en ese mismo
horario y concluirá temporada el 6 de mayo.
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