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México D.F. Domingo 22 de febrero de 2004
Carlos Bonfil
Distante
En su selección oficial, sección competitiva, el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México exhibe el tercer largometraje del realizador turco Nure Bilge Ceylan, Distante (Uzak), premiado en la pasada versión del festival de Cannes. La Cineteca Nacional presentó ya su trabajo anterior, Nubes de mayo (2000), pero aún sigue inédita en México su opera prima, Kasaba (1998). Con estas tres obras, Bilge Ceylan ha confirmado un estilo sólido y sugerente, y un gran talento de narrador. Las influencias reconocidas por el propio cineasta: el cine del iraní Kiarostami y el de Tarkovski. Otras más, atribuidas: Antonioni, Ozu y Bresson. Con precisión y sutileza, el cineasta evoca el paso del tiempo y la melancolía que invade a sus personajes en su contacto con la naturaleza, las relaciones familiares y el desplazamiento voluntario desde la provincia hasta el espejismo urbano, con la añoranza tardía, a menudo inútil, del paraíso irrecuperable. En Nubes de mayo, el cineasta Muzaffer (Ozdemir), alter ego del realizador, abandona Estambul para regresar al terruño natal y filmar a su familia, al padre anciano conocedor de todos y cada uno de los árboles de su comarca, o al sobrino que acepta el reto de mantener durante 40 días intacto un huevo en su bolsillo. El estilo es directo, entre documental y ficción, con la participación de actores no profesionales, algunos de ellos parientes del propio cineasta. Pero la cualidad mayor en este cine es el registro atmosférico, la observación de los menudos cambios en el entorno, el cambio de las estaciones, el rumor de los elementos, y en el caso de Distante, incluso el sonido magnificado del paso humano sobre la nieve.
Las ilusiones perdidas. La historia de Distante, escrita por el director, con base en una novela de Paul Gadenne, Invitación a casa de los Stirl, evoca un nuevo desplazamiento, el de Yusuf (Mehmet Emin Toprak), quien deja su pueblo natal para ir a Estambul en busca de su primo Mahmut (Ozdemir Muzaffer), para hacer ahí fortuna, casarse, y regresar a casa suscitando la admiración general por todo lo logrado. Años atrás Mahmut había emprendido un itinerario parecido, quiso ser fotógrafo artista en la gran ciudad y terminó comercializando sus primeras aspiraciones. A los 40 años aparece cansado, escéptico y sumido en la contemplación de sus miserias. El encuentro y la cohabitación con el primo recién llegado será el detonador de un mayor malestar existencial. Yusuf, por su parte, se consume paulatinamente en la frustración del desempleo, en la creciente incomunicación con su primo, y en las inciertas gratificaciones del ligue callejero. Este paisaje interior sombrío tiene como contrapunto un insólito Estambul invernal. El director contrasta el espacio doméstico, donde transcurre la mayor parte de la cinta, con las imágenes del Bósforo helado que atraviesa una ciudad en apariencia fantasma. Al desarraigo y desasosiego que comparten los primos se opone la aspiración al orden y la limpieza hogareña que profesa Mahmut y que tanto dificulta la convivencia con el huésped indolente, plantado frente al televisor y sus videos pornográficos.
El pariente mundano, fotógrafo de buena posición social, harto sin embargo de su propio vacío afectivo, quisiera convencer al primo soñador de la inutilidad de todos sus esfuerzos, de la vanidad de sus desplazamientos ("ƑAdónde quieres llegar? Todos los lugares terminan por parecerse"), y de ese horizonte vital cancelado por la miseria sexual y el desempleo. El escepticismo radical de Bilge Ceylan no excluye ni el lirismo ni la sorda complicidad moral de los parientes, tan cercanos y distantes a la vez, tan objeto ambos de la misma indiferencia universal. La meticulosa observación de gestos y actitudes, el tejido de anécdotas familiares (del que participa aquí, en sordina, la historia de la madre sin dinero para extraerse una muela pendenciera), acercan este cine al registro realista de algunos directores iraníes, y a su poderío emocional. El director turco destaca sin embargo con una voz muy propia al plantear la soledad y el desarraigo como temas cardinales de su obra, y al dotarlos de una gran intensidad lírica. El destino de Yusuf, el desarraigado total, pareció cumplirse en la suerte misma de Emin Toprak, el actor que lo encarnó, y que meses después murió en un accidente automovilístico. Distante (Uzak) figura entre lo mejor del festival. Se exhibe hoy en Cinemex Altavista.
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