México D.F. Domingo 22 de febrero de 2004
Tumultuoso sábado en la feria del libro
de Minería
Harry Potter, por los cielos; los clásicos,
a remate
Los visitantes se quejan de que, aun con descuento,
los volúmenes cuestan más caros que en las librerías
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
En el Palacio de Minería los libros huelen a nuevo.
Pasando la calle, en el patio interior del Museo Nacional, huelen a viejo.
En el primero las filas para comprar el boleto de entrada son largas, largas,
largas. Del otro lado no hay filas ni aglomeraciones, y la entrada es gratuita.
Este
es el primer fin de semana de dos ferias del libro: la Internacional del
Palacio de Minería, con sus cientos de expositores, que cumple 25
años y es considerada la de mayor tradición en la ciudad
de México. La otra tiene 16 años; es la del Libro de Ocasión,
que ofrece "libros raros, viejos, descatalogados y antiguos de historia,
arte, filosofía y literatura".
La primera parada es el encuentro libresco de Minería.
Ver tanto libro junto marea. En otras épocas del año, dentro
del inmueble suele hacer frío. En plena feria la temperatura sube
por la presencia de los visitantes que se aglomeran ante algún stand.
Como era de esperarse, el nuevo tomo de la saga de Harry
Potter, La orden del fénix, recibe a los visitantes y supera
a cuentagotas la barrera de los 200 pesos -la edición rústica,
la más barata-, pese a la espera de meses. El comprador potencial
tendrá que esperar un poco más.
"Lo compro y me salgo, o me espero a ver otras cosas",
duda, billete en mano, una adolescente. Dice a La Jornada: "Es todo
lo que traigo".
Sin embargo, no son los libros los que cautivan al público,
sino los carteles, los juguetes didácticos infantiles, los atriles
y los diccionarios. Los descuentos que ofrecen las editoriales atraen a
los compradores, aunque uno de los comentarios más socorridos es
que, aun con descuento, las novedades salen más baratas en las librerías.
Así, se llega a los stands en que se ofertan
clásicos: El principito, Guerra y paz, obras de Julio
Verne o de escritores mexicanos y extranjeros que no pasan de moda.
A las tres de la tarde ya es imposible caminar sin empujones
o pisotones. Afuera las filas para la taquilla continúan largas.
Frente al Palacio de Minería se encuentra la Plaza Tolsá,
donde fueron colocadas dos carpas, una funciona como guardarropa y la otra
vende libros de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Más allá, en una de las esquinas del Museo
Nacional de Arte, se anuncia en un cartel la Feria del Libro de Ocasión.
En su decimosexta versión, esta feria, organizada por la Coalición
de Libreros, reúne a 41 de ellos en 65 stands.
No pretendemos ser una competencia para Minería,
más bien somos un complemento, ''una oferta para el lector'', señala
César Sánchez Obregón, uno de los organizadores, y
subraya que la intención es recuperar la tradición del librero.
Obregón, librero desde hace 15 años, explica
que el año pasado no les fue muy bien en cuanto a ventas, a consecuencia
de la economía nacional y a la poca afluencia de público,
aunque confió en que la situación cambie en esta ocasión,
ya que realizan su campaña de promoción mediante trípticos
y un folleto especial con un texto sobre el grabador Leopoldo Méndez,
escrito por Rafael Barajas, El Fisgón.
Tanto la feria de Minería como la del libro de
viejo concluyen el próximo 29 de febrero.
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