México D.F. Domingo 22 de febrero de 2004
Mediodía (La hora de la hora)
LAWRENCE FERLINGHETTI
A las cuatro y a las cinco de la mañana
Se levantan y en viejos camiones de carga
Van a la ciudad de Oaxaca
Desde todos los rincones de Oaxaca
De pie en viejos camiones de carga
Como veinte hombres y mujeres apretados
De pie en el vaivén de los camiones
A las siete de la mañana
Todos en caminos de terracería
Desde todos los rincones de Oaxaca
Casi callados en el vaivén de los camiones
De pie tras las redilas
Y los hombres con sus sombreros de paja clara y alas torcidas
Con la ropa que llevan los domingos o días de fiesta
La misma de la semana los días de trabajo
Que son todos los días de siempre
Sólo las mujeres van muy arregladas
Con sus mejores vestidos de colores
Con sus bonitos vestidos rojo brillante u ocre tierra
Porque son de la tierra y están hechas de tierra
Las madres de los niños morenos
Las esposas de los hombres morenos apretados en los camiones
Las abuelas y abuelitas
Hermanas, hijas y tías
Son las madres y hermanas e hijas y tías
De los obreros y campesinos morenos
De pie en el vaivén de los camiones por caminos de terracería
Desde todos los rincones de Oaxaca.
A las nueve de la mañana
Ya entran a caminos asfaltados hacia la ciudad de Oaxaca
Carreteras de dos carriles acercándose a Oaxaca
De pie callados en los camiones de redilas
En camiones de carga y autobuses destartalados
Confluyendo hacia Oaxaca desde todos los rincones de Oaxaca
Con su sesenta por ciento de desempleo
Trabajadores hombres y mujeres de la Unidad Popular
Y llevan pancartas colgadas de los camiones
Proclamando su solidaridad y su desesperada voluntad
De cambiar el mundo para mejorar
De cambiar sus vidas para mejorar
Las vidas de los pobres de todas partes
Su voluntad profunda de liberarse
De siglos de trabajo demoledor que beneficia a otros
A los dueños de todo
De campos y haciendas
De moliendas y molinos
Los pobres del mundo en movimientos de liberación
De todos los países del tercer mundo en el planeta
A las diez de la mañana
Están en las afueras de la ciudad
Cruzan los barrios
Los deteriorados barrios de los alrededores
O periferias de la ciudad de Oaxaca
El tiradero de los alrededores con tiendas de refacciones y talleres
Y fábricas con techos de lámina y sitios donde se reparan camiones
Y estaciones de Pemex
Es la gente de la Unidad Popular
Yendo al centro de la ciudad de Oaxaca
Escurriendo por todos los caminos laterales hacia el centro
A las once de la mañana
Van entrando a la Avenida de la Independencia
Dejaron sus camiones en las calles laterales y se amontonan
En la Avenida de la Independencia
Y aquí vienen
A las once de la mañana
Aquí vienen con una enorme banda de metales por delante
Con tubas y trompetas y tambores lanzando un aire marcial
A la cabeza de las columnas de hombres y mujeres
Llegando de todas las calles laterales
Hacia la Avenida de la Independencia en el centro de Oaxaca
Y vienen primero las mujeres alineadas en la calle
Caminando de cuatro o cinco en fondo
Caminando o cojeando con rostros solemnes llenos de calma
Rostros orgullosos rostros abiertos
Que miran con ojos café oscuro
Las entradas decoradas y los pequeños hoteles elegantes
Miran a la gente bien vestida que los mira desde banquetas y umbrales
Y todas caminan despacio calladas con sus vestidos rojos y ocres
mujeres de todas las edades y tan dignas
Caminando al frente de sus hombres sus campesinos
Que ahí vienen también en silencio caminando en calma
En hileras largas y sus sombreros amolados
Y ellos también están orgullosos de su solidaridad erguida
Con la banda al frente haciendo estallar esta erupción de su espíritu
A las once de la mañana
En la Avenida de la Independencia
Vienen y vienen
Miles y miles
Entrando a la Avenida de la Independencia
Desde todas las calles laterales y las granjas alejadas y las haciendas
Y siguen llegando
Los compañeros y compañeras
Juntos en la Unidad Popular
Y los hombres con sus imperturbables rostros orgullosos
Mirando con ojos café
A la gente de la ciudad a paseantes y turistas
Mirando en silencio con ojos muy abiertos y sin embargo
Cautos y desafiantes en sus silencios
Mientras avanzan de cuatro o cinco en fondo
Interminables columnas de campesinos y sus hermanas y madres
A las once de la mañana
Van entrando a la gran plaza del Zócalo
En el centro de la ciudad de Oaxaca
Y no llevan armas
Ni pistolas ni cuchillos ni machetes
Los dejaron en sus chozas y palapas
Dejaron sus machetes clavados en la tierra café de sus campos
A las once de la mañana
Los hombres saben dónde encontrar sus machetes si los necesitan
Después en otro momento
Si nada ha cambiado en ese momento
Por si acaso nada cambia en su esclavitud eterna
Y el Zócalo y la Plaza frente a Catedral
Se llenan con miles y miles
Y los micrófonos están listos frente a Catedral
Y comienzan los discursos
Los gritos de los líderes
Y la gente trabajadora de Oaxaca
Sigue llegando a la Plaza
Y, a las doce de la mañana
Las campanas de Catedral han estado calladas todo el tiempo
Mientras los trabajadores silenciosos entran en la Plaza
Las campanas ahora repican
Haciendo ecos a lo largo de la plaza
A través del Zócalo
A través de la ciudad de Oaxaca
Y, a las doce de la mañana
Los discursos de los líderes campesinos
Levantan sus voces ásperas en los micrófonos
Y el aire vibra con sus gritos bruscos
Mientras en el patio interior del hotel Monte Albán
Los verdaderos líderes de este día de la solidaridad
Los que están detrás de todo
Los líderes sindicales
Los políticos
Hablan en español muy correcto a la prensa
Y a las cámaras de televisión acostumbradas a tomarlos
En un rincón del inmenso patio del hotel los líderes verdaderos
De la gran manifestación
En sus inmaculadas camisas blancas
Hablan frente a las cámaras de televisión
Estos líderes con educación y camisas blancas
Le dicen a la prensa de Oaxaca y todo México
Lo que su movimiento quiere exactamente
Mientras afuera en la plaza los oradores indígenas
Siguen gritando con sus micrófonos a los miles y miles
Sus voces rudas y de cierta manera inocentes
Producen ecos en los muros de la Catedral
Y son los verdaderos compañeros de Flores Magón y Zapata
Los descendientes de Zapata y Magón exigiendo
Algo más que la costra de su pan cotidiano
Mientras dentro del hotel los enterados
Los que tienen sus propias metas
Le explican al mundo lo que pasa
En su enfrentamiento con los dueños de todo
Ellos mueven al movimiento justo adonde quieren que se mueva
Y ellos saben exactamente cómo las promesas de las plazas
Pueden ser traicionadas en el campo lejano
Mientras la Catedral se llena de compañeros y compañeras
Rezando por su pan de cada día.
Al mediodía de Oaxaca
Al mediodía de su vida
Al mediodía de la gente de Oaxaca
Al mediodía de la vida de los pobres de Oaxaca
De la vida de los pobres del mundo
Donde las promesas pueden ser traicionadas en el campo lejano
En el campo de los desposeídos de la tierra
En el corazón de su sangre y su silencio
(Traducido por Alberto Ruy Sánchez)
|