Sólo una mexicana, el documental XV años en Zaachila, Rigoberto Pérez, fue galardonada

Cintas extranjeras acaparan premios en el Festival de Cine Contemporáneo

Se quejan cinéfilos de cancelaciones sin aviso oportuno y falta de difusión del programa "Son parte de la cultura de un festival", afirma Paula Astorga, directora del encuentro, que terminó ayer

JORGE CABALLERO

El poderoso trabajo XV años en Zaachila, del mexicano Rigoberto Pérez Cano, se alzó como el mejor documental del Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México, que terminó ayer. El mejor largometraje fue para la cinta El regreso, del ruso Andery Zvyangintsey, y el premio a la mejor dirección se lo llevó el turco Nury Vilgeb Ceylan por su largometraje Distante; la distinción a la mejor opera prima cayó en manos de la argelina Yamina Bachir, por Rachida.

El jurado del certamen reconoció a Ulrich Thomson como mejor actor por su trabajo en La herencia; el equivalente femenino fue para Brigitte Hobmeier por su actuación en Identidad que mata.

Asimismo se dio a conocer que Descubriendo la amistad, de Thomas MacCarthy, se llevó el premio del público y que se otorgó una mención especial al cinefotógrafo Christopher Toyle por su "aportación estética" en la película La última vida en el universo.

Pero no todo en el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México resultó infalible, pues el público padeció recurrentes cancelaciones, corte de los créditos de la películas, desorganización, cintas sin subtitulaje, retrasos y, lo peor de todo, deficiente información de la programación diaria, como lo sucedido en la función de Ararat, para la que se había anunciado la presencia del diseñador de la producción, después se dijo que "no asistiría porque su avión llegaba en la madrugada". Al terminar la proyección de la cinta encendieron las luces, pero cortaron los créditos finales y la banda sonora fue sustituida por Rod Steward. La gente protestó, se hizo un ligero caos, algunos se salieron y al final sólo quedó un puñado de gente que, finalmente, pudo disfrutar de la interesante charla con el invitado, quien sí llegó, pero la mayoría de los asistentes se la perdió.

Otro incidente ocurrió con la cinta Veneno, porque llegó sin subtítulos en español, lo que mereció la queja de la estudiante preparatoriana Andrea: "Vine a ver esta película y no fui a ver Balseros, que es a la misma hora y se me complica asistir a otra función".

Además se suspendieron las funciones de ocho películas porque "no llegaron", y por supuesto no se informó de las cancelaciones, lo que ocasionó recriminaciones de los cinéfilos, como: "Por venir a ver esta película no podré ir a ver otra que me interesaba, pues la dan en un complejo que queda hasta el otro lado de la ciudad".

Otros comentarios se refirieron a la ineficiente difusión del festín cinematográfico, las repeticiones de películas en un complejo y la falta de funciones en otros: "Por qué Cinemex no programa esto a lo largo de todo el año"; "El programa es laberíntico, Ƒcómo es posible que pongan una película tres veces en un complejo y no la programen en otro?"

Siempre hay riesgo

Al preguntarle su opinión acerca de esos contratiempos, Paula Astorga, directora del certamen fílmico, contestó: "Estos cambios, cancelaciones de último momento... son parte de la cultura de un festival; son problemas de cualquier encuentro. Dentro de la organización del festival siempre estuvimos conscientes de que era un riesgo. Que todo funcione bien, que una película llegue hasta la sala para su exhibición depende de mucha gente, de que se retrasaron porque vienen de otro festival, de que la entreguen rápido en la aduana, que llegue en buen estado, en fin, de muchos factores. Quiero que la gente se acostumbre, estas cosas son naturales, son parte de la fiesta y del cine".

A estas alturas Astorga califica el festival de "exitoso porque hasta el lunes entraron 13 mil personas, la respuesta del público ha sido increíble; calculábamos que iban a entrar a lo largo del encuentro unas 10 mil y, siendo optimistas, 15 mil", cifra que al cierre del festival se rebasó por mucho.

La directora del certamen señaló: "Lo más importante es que descubrimos que sí existe en la ciudad de México un público para cine de arte".

Por otro lado, el cinerrealizador mexicano José Antonio Cordero, director del cortometraje La cuarta casa, un retrato de Elena Garro, en entrevista denunció que su cortometraje, junto con Los zapatos de Zapata, Rebeca a estas alturas y otros más "no los programaron, simplemente los cancelaron y pusieron otras cintas sin dar ninguna explicación. Así sucedió con mi película en dos ocasiones".

Lo lamentable de esta situación, opinó Cordero, estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), es que "mi película la quiere ver una investigadora de Texas desde hace un año, pero como estos trabajos tienen tan poca difusión no me dan ninguna copia en VHS ni en el CCC ni en el Imcine".

El martes pasado se tenía que dar la función de La cuarta casa, un retrato de Elena Garro junto a otros trabajos del CCC; al respecto Cordero explicó: "En Cinemex Palacio Chino informaron que se cancelaba mi película y la de los demás compañeros del CCC, cuando las cintas estaban desde las 6 de la tarde. Finalmente se proyectaron porque llamé un sinnúmero de veces a Michel Lipkes, encargado de la cadena Cinemex, para que estuviera puntual el filme, pero en la taquilla informaban que se cancelaba la función. Lo delicado del asunto es que los directores no están para defender su trabajo. Afortunadamente yo estuve peleando para que se proyectara el mío. Es un muestra de ninguneo a las realizaciones salidas del CCC y a los directores mexicanos".