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México D.F. Lunes 1 de marzo de 2004
Por decreto del GDF, las tarjetas del derecho
de apartado son ya vitalicias
Asesta López Obrador "golpe letal" al "empresario"
Rafael Herrerías
Destacada actuación de Marcial Herce La tragedia
de Alfredo Lomelín
LUMBRERA CHICO
Este es un aviso muy importante para todas aquellas personas
que poseen tarjetas de derecho de apartado en la Monumental Plaza México.
Desde el pasado jueves 26 de febrero, por decreto del jefe de Gobierno
del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, la propiedad
de estos documentos es vi-ta-li-cia. Ha leído usted muy bien: si
antes de la próxima temporada grande, o en las subsiguientes, usted
no renueva su abono, perderá el privilegio de adquirir su boleto
en taquilla los días jueves y viernes previos a cada corrida, pero
conservará su título de propiedad indefinidamente.
Así
lo dispone la fracción V del Reglamento Taurino del Distrito Federal,
que en la fecha arriba mencionada apareció en la Gaceta Oficial
de la autoridad capitalina: "El tenedor de la tarjeta del derecho de apartado
que no cubra el monto correspondiente a la temporada autorizada perderá
el apartado de la localidad, pero mantendrá dicho derecho en los
siguientes periodos de canje a través de la tarjeta correspondiente".
Entrevistado ayer por los medios electrónicos,
el principal destinatario de esta medida, Rafael Herrerías Olea,
"empresario" del coso de Mixcoac, amenazó con volver a cerrar la
plaza a partir del próximo domingo y dijo, sin explicar cómo
o por qué, que esta decisión de López Obrador "fomentará
la reventa".
Para los entendidos, este decreto obligará a Herrerías
a ser más dinámico y competitivo en la preparación
de la próxima temporada. En adelante deberá contratar a figuras
que realmente interesen al público, de lo contrario no podrá
volver a montar corridas de toros; ya no podrá ofrecer elencos mediocres
y, a pesar de ello, obligar al público a canjear sus tarjetas, so
amenaza de perderlas. "Gracias a este mecanismo, se embolsaba entre 17
y 20 millones de pesos anuales, con lo que pagaba la renta de la plaza
por un año más", explicó el presidente de la Comisión
Taurina del Distrito Federal, Carlos Mendoza Aupetit. "Ahora, esto se acabó."
Pero Herrerías, recordó el ex novillero
Santi Gómez, "está sentenciado por todos los ases de la baraja
taurina española, como El Juli y muchos más, quienes
le han reiterado que no volverán a la México mientras él
siga al frente de la plaza". "Esto parece el principio del fin de un largo
reinado que no le trajo nada bueno a la fiesta", coincidieron en señalar
otros aficionados de la zona de barreras de sombra durante el curso de
la decimonovena función de la temporada de la miseria, en la que
alternaron Alfredo Lomelín, Humberto Flores y Marcial Herce, con
toros mansos, excepto el segundo, de la ganadería de Los Ebanos.
Lomelín toreó recién salido del hospital,
con una cornada en el escroto y otra lesión en un pie, que recibió
el martes. Nada pudo hacer con su pésimo lote y se retiró
al burladero llorando porque está en la miseria y su esposa acaba
de dar a luz a su segundo hijo. Parecía un digno personaje de ese
cuento de Jack London llamado El boxeador.
Con sus bien conocidas limitaciones, Flores se llevó
el mejor lote del encierro y cortó la oreja de su primer enemigo,
Grillo, de 470, al que mató de estoconozo fulminante. Y para
sorpresa de sus contados seguidores, Herce, que se las vio con otros dos
mansos, realizó un toreo reposado y lleno de elegancia, derrochando
clase y valor, aunque pasó desapercibido.
Con menos de dos mil espectadores en el coso, en los comederos
de los alrededores no se hablaba sino del decreto de López Obrador,
quien después de tres años de gestión pública
sin hacer nada por la fiesta "colocó un par en todo lo alto", según
Ricardo González El Colorado, otro aficionado de viejo cuño.
A partir de ahora, los libros de registro de derecho de
apartado quedarán en manos de la delegación Benito Juárez;
Herrerías deberá presentar a esta oficina los contratos de
toreros y ganaderos antes del 7 de noviembre de cada año, y desde
ahora el juez de plaza podrá multar a los alternantes y subalternos
con sanciones que van de 50 a 400 días de salario mínimo.
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