México D.F. Sábado 6 de marzo de 2004
Confirma que el empresario le dio dinero para
su campaña a cambio de "favores"
Ahumada Kurtz ya traía boleto para destruir
al PRD, afirma Carlos Imaz
Rosario Robles estaba al tanto de las exigencias ilícitas,
acusa el delegado en Tlalpan
No puedo estar tan equivocada en mis sentimientos, respondió
la ex jefa de Gobierno
MIGUEL ANGEL VELAZQUEZ
Tráfico de influencias. Esa es la historia de Rosario
Robles, "gestora" de Carlos Ahumada Kurtz. Nada más.
Carlos Imaz, delegado en Tlalpan, ahora hace la reflexión:
antes de involucrarse con Rosario Robles, Ahumada Kurtz ya tenía
la intención de reventarlo todo: "traía boleto". "Se lo dije,
la prepotencia hace la estupidez y tú estás en la prepotencia".
Los dineros de Ahumada Kurtz inundaron la política
del PRD: hizo "aportaciones" a cuando menos cuatro campañas estatales
y algunas precampañas en las delegaciones políticas, para
apoyar a las "brigadas caza mapaches" que montó el PRD para
evitar fraudes electorales y para publicidad en medios dentro del DF, sumas
que más tarde el empresario trataría de cobrar. De todo esto,
Rosario Robles estaba enterada.
Carlos Imaz supo del amargo sabor del chantaje. Recibió
dinero del empresario para hacerse publicidad durante su precampaña
para ser candidato del PRD a la delegación Tlalpan y después,
luego del triunfo electoral, también recibió la factura que
Ahumada Kurtz trató de cobrar, acción de la que Rosario Robles
fue testigo.
Eso que parecía chantaje se trató de perpetrar
primero en un lugar público. Ahumada e Imaz terminaron, según
el dicho de Imaz "a mentadas de madre". El empresario quería recomendarle
a dos personas. Quería a sus incondicionales en las secretarías
de Obras y Finanzas de la delegación.
"Ahorita viene Rosario"
Luego
de ese primer encuentro, donde sólo se hicieron recomendaciones,
vino un segundo. Ese se dio en las oficinas de Ahumada Kurtz en la avenida
Revolución, en el mismo lugar donde Imaz recogió dinero para
la precampaña de Rosario Robles a la presidencia del PRD y para
las "brigadas caza mapaches" que funcionaron en Hidalgo, Guerrero,
Chiapas y Michoacán. En todas hubo dinero del empresario, lo que
consintió Rosario Robles.
Imaz acudió a las oficinas de Ahumada Kurtz a petición
de Rosario Robles y recibió, sin más, la demanda del empresario
argentino. "No te lo pido, en Finanzas y en Obras yo te digo los nombres".
El ex líder universitario dijo que no y volvieron los insultos.
"Casi llegamos al enfrentamiento físico".
Carlos Ahumada usó entonces su mejor arma: "ahorita
viene Rosario", supuso amenazar al ahora delegado en Tlalpan.
La advertencia era un hecho. Minutos más tarde
Rosario Robles, Ramón Sosamontes y Juan Guerra arribaron a las oficinas
de avenida Revolución, que ya para entonces estaba sembrada de cámaras
de televisión.
Pero antes, Carlos Imaz se había enterado de que
el decir no a las pretensiones de Ahumada Kurtz perjudicaría a Rosario
Robles, eso le había asegurado el mismo empresario.
La que entonces ya era ex jefa de Gobierno fue enterada
por su amigo y correligionario, Carlos Imaz, de las amenazas de Ahumada
Kurtz, pero aún así pidió, en una súplica que
más que nada parecía orden, que volviera a platicar con el
empresario, que todo se trataba de una mala interpretación.
Era, cuando menos para Imaz, un chantaje, así que
propuso pagar, en abonos, los dineros que Ahumada Kurtz había gastado,
pero no cedió en lo referente a otorgar posiciones dentro de la
delegación Tlalpan.
Fue la última reunión. La amistad, las bases
de la unidad ideológica estaban rotas. Carlos Imaz y Rosario Robles
no se volverían a encontrar para hacer trabajo político y
en Tlalpan no entrarían los "amigos de Ahumada", ni sus empresas.
El ex presidente del PRD en el Distrito Federal no deja
que la memoria le traicione. Pasó, según dice, una noche
casi sin dormir, y en la madrugada de este viernes decidió contar
su verdad. Se la dijo a cuantos quisieron oírlo. Con La Jornada
establece que la lealtad a las personas se rompe cuando el interés
público está de por medio, y habla sin miedo de un largo
trecho de la vida del PRD.
Empresario progresista
Carlos Imaz, entonces, sabe que Ahumada Kurtz se atravesó
en su quehacer político en la segunda vuelta de la elección
en Tabasco. "Rosario me lo presentó como un empresario progresista
que no quería que volviera el PRI al gobierno, mediante un fraude".
El dinero se usó para financiar las "brigadas caza
mapaches", para poner cámaras de televisión en las casillas
y para otras actividades. En lo que respecta a la campaña de Imaz
en Tlalpan, los dineros se fueron en espectaculares, anuncios de televisión
y radio. Entonces Ahumada Kurtz no pedía nada a cambio por su ayuda,
pero después, "nos quiso cobrar la factura".
En el rostro de Imaz se mira el desvelo, la fatiga. Afirma
que le dijo a Rosario Robles cada una de las exigencias y las amenazas,
el chantaje de Ahumada. "Es un gángster, un manipulador, un corruptor,
y ella me dice una frase que no se me olvida: 'no puedo estar tan equivocada
en mis sentimientos'. Mi desesperación es que no pude convencerla
de eso que muchos le decíamos.
"Mi percepción era que yo ya veía lo que
traía ese cuate. Traía boleto. Rosario no lo quería
creer, era un asunto de sentimientos. Yo sabía que le estaban haciendo
daño, y no sólo a ella, también al proyecto, al partido,
quería reventar al PRD".
Carlos Imaz recibe por la tarde, durante la entrevista,
el aviso de que en una televisora se tiene un video que lo muestra recibiendo
dinero de manos de Ahumada Kurtz y parece pensar en voz alta. "Ojalá
y se transmitan esos videos para que se vea lo que me dieron. No eran pacas
de dinero y yo ni lo contaba, Iba allí porque me lo pedía
Rosario, pero nada más. Yo no creí que se iba a convertir
en un chantaje".
Luego, el delegado en Tlalpan advierte que todo esto se
trata nada más de un ataque a Andrés Manuel López
Obrador. Respecto de su declaración advierte que era necesario enfrentar
los ataques con la verdad, y decide contarla, asegura que con todo su pesar.
Baja la vista, sabe que ya no hay remedio.
|