México D.F. Sábado 6 de marzo de 2004
Detecta la Auditoría Superior estatal
irregularidades por mil 700 millones de pesos
El nexo de Ahumada en Michoacán tiene nombre
y apellido: Tito Fernández Torres
Niega el gobierno de la entidad haber dado contratos
por $440 millones a firmas del empresario
ERNESTO MARTINEZ ELORRIAGA CORRESPONSAL
Morelia, Mich., 5 de marzo. El antecedente que
se tiene de la relación entre el inhabilitado por órganos
de control (del Distrito Federal y Michoacán) Tito Emigdio Fernández
Torres y el empresario Carlos Ahumada se remonta a 1997, cuando el primero
laboraba en la delegación Iztapalapa y presumía de conocer
y mantener estrecha amistad con el empresario naturalizado mexicano, hoy
fugitivo.
Fernández Torres se desempeñó posteriormente
en el gobierno del Distrito Federal como funcionario de la Secretaría
de Obras Públicas, cargo del cual fue inhabilitado por 10 años,
luego que una auditoría reveló una serie de compras no autorizadas.
Posteriormente, Tito Fernández llegó a Michoacán
en compañía de gente del empresario Carlos Ahumada. Este
grupo, por influencia política, fue colocado en posiciones preponderantes
en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP),
siendo incluso el inhabilitado en el DF, subsecretario de esta dependencia.
Llegado
Lázaro Cárdenas Batel a la gubernatura, designó titular
de la SCOP a Alfonso Solórzano Fraga, ex secretario general del
PRD en Michoacán, posteriormente precandidato al Senado de la República
y luego aspirante a la presidencia municipal de Morelia.
Mientras Solórzano Fraga se desempeñaba
al frente de la SCOP la dependencia fue auditada. La Secretaría
de la Contraloría y Desarrollo Administrativo de Michoacán
halló varias irregularidades administrativas y formuló observaciones.
Tito Emigdio Fernández Torres fue inhabilitado también en
Michoacán. Este hecho se produjo en 2002.
Se precisó que en la SCOP se efectuaron una serie
de licitaciones irregulares, en las cuales se favorecía a amigos
y allegados de los funcionarios de esa dependencia. Se señalaron
entonces familiares de Solórzano Fraga, quienes, en su mayoría
se dedican a la construcción de casas de interés social,
así como de obra pública.
Cuando era subsecretario, Solórzano Fraga pidió
licencia a su cargo en la SCOP para para asumir en la ciudad de México
como secretario de Elecciones del Comité Ejecutivo Nacional del
PRD.
Con documentación que existe sobre algunas de las
licitaciones que lanzó la SCOP, resulta que fueron cuatro empresas
las que siempre las ganaban. Esas empresas son: Cascata, Grupo Quart, Austra
y Agosa, las cuales tienen vínculos con Carlos Ahumada y Tito Fernández
Torres.
El hilo tenía que reventar
Para Lázaro Cárdenas las cosas comienzan
a complicarse cuandoo inicia su tercer año de gobierno.
La información sobre los nexos de su gobierno,
específicamente de las áreas relacionadas con la contratación
y ejecución de obra pública, con las empresas de Ahumada,
parece ser una bomba que estalla en las manos al mandatario michoacano,
cuya administración enarbola, precisamente, la bandera de la honestidad
y la total transparencia.
Jesús Garibay, en su momento coordinador de la
campaña del hoy gobernador -y actual coordinador del Transporte-
afirma, contundente, que jamás se recibió un solo peso fuera
de lo que por ley correspondía en prerrogativas al PRD en 2001.
En entrevista radiofónica esta mañana, Garibay
aseguró no conocer a Ahumada y, por tanto, negó que éste
haya participado con algún recurso en la campaña lazarista.
"Ni de él ni de nadie se recibió ningún dinero", insistió.
Sin embargo ayer, en medios periodísticos nacionales
durante una entrevista con el diputado federal panista Federico Döring,
la afirmación, entre otras cosas, que desde hacía dos años
él había denunciado que tanto a la campaña de Cárdenas
en Michoacán, como a la del también perredista César
Asueta, en Tabasco, habría llegado financiamiento de Ahumada.
En la entrevista radiofónica, Garibay cuestionó
la calidad moral del panista y rechazó con insistencia cualquier
nexo con Ahumada durante la campaña de Cárdenas.
Se veía venir
La administración de Cárdenas Batel comenzó
con los mejores augurios. La expectativa natural que genera un cambio de
gobierno, el cambio de siglas, además del plus que da el
apellido, parecían pavimentarle el camino.
El primer año caminó, aparentemente, sin
sobresaltos, al menos no de una magnitud relevante. Las cosas comenzaron
a complicarse cuando en una revisión de la cuenta pública
de 2002, la Auditoría Superior del Estado -órgano formalmente
autónomo de la Cámara de Diputados- detectó irregularidades
que dieron pie a que formulara "observaciones" por mil 700 millones de
pesos.
La cantidad es, sin duda, descomunal si se toma en cuenta
que la auditoría consignaba que la mayor parte de las observaciones
estaban enfocadas a problemas en obra pública y que el presupuesto
de esta área era de 2 mil millones de pesos, lo que resulta que,
prácticamente, todo el monto destinado a obra fue cuestionado por
el órgano auditor del Poder Legislativo.
El documento llegó sólo a unas cuantas manos:
las del gobernador y las de los líderes de las bancadas de PRI y
PRD. Se desconoce si el líder panista, Francisco Morelos Borja,
lo conoció. De inmediato, el priísta Mario Magaña
y el perredista Juan Iriarte, vislumbraron que tenían una "bomba"
en las manos.
Reuniones entre el mandatario, sus operadores y los líderes
de ambas fracciones, de las que no hay una versión oficial, en diciembre
pasado, dieron por resultado que de los mil 700 millones de pesos se quedaron
apenas 400 millones. Tratado el asunto, como evidentemente lo fue, no hubo
problemas para que oficialmente, la cuenta pública de 2002 registrara
sólo observaciones por esos 400 millones.
Por esos días, en entrevista también radiofónica,
el presidente del Congreso por el cuatrimestre, el perredista Raúl
Morón, reconoció sin empacho que efectivamente había
un documento original que contemplaba los mil 700 millones observados,
pero que "para cuidar la imagen negativa que podría dar el gobierno
del estado, si se hubiese aprobado tal cual, se habían sólo
considerado las observaciones más importantes, las que no fueran
minucias, para reducirlas a los 400 millones" señaló.
Por su parte, el titular de la auditoría, autor
del polémico documento, aceptó las cifras, pero descartó
que por presiones políticas se haya modificado. José Manuel
Vázquez Avila informó que todas las dependencias señaladas
con observaciones tienen hasta el último día de mayo para
desvanecer irregularidades y aclarar dudas.
Las dependencias más "observadas" fueron la SCOP
y la Dirección de Espacios Educativos.
Se explicó que "las observaciones que hicimos fueron
principalmente de tipo administrativo. Por ejemplo, gastos no presupuestados,
falta de expedientes y algunos procedimientos no efectuados de acuerdo
con sus respectivos manuales. Pero también queda claro que 100 por
ciento de lo que se revisó presentó observaciones".
Puntualizó que el documento que contemplaba los
oroiginales mil 700 millones de pesos, "fue un informe preliminar", pero
que los diputados los disminuyeron a 400 "porque tienen la facultad de
hacerlo".
El expediente original resurge pues, como se decía,
la SCOP fue la dependencia más "observada". Se estima que casi la
mitad del monto irregular correspondía a dicha oficina, que tuvo
los dos primeros años de gobierno como titular a Alfonso Solórzano
Fraga y como subsecretario a Tito Fernández.
A mediados de 2003, la contralora del estado, la panista
Rosa Hilda Abascal, dijo tener suficientes elementos para inhabilitar por
tres años de toda función pública al subsecretario,
por autorizar pagos irregulares en la compra de terrenos a particulares,
para la construcción de la carretera Playa Azul-Lázaro Cárdenas.
Hoy se sabe que en ese entonces, mediados de 2003, la
contralora detectó parte de las "observaciones" que después
haría la auditoría del Congreso. En lo que se supone fue
una salida política al caso, el secretario Solórzano Fraga
renunció a su cargo y declaró que Leonel Godoy lo había
invitado a incorporarse a la dirigencia nacional, en una cartera que no
supo de momento especificar. De hecho, hoy día no se sabe en qué
área del CEN perredista se encuentre laborando Solórzano.
Casi simultáneamente la Contraloría inhabilitaba a Tito Fernández.
Otra vez, el fuego parecía extinguirse
Medios locales de Michoacán publicaron una investigación
que señala que el gobierno de Cárdenas Batel ha otorgado
a Ahumada 19 contratos de obra pública por más de 440 millones
de pesos.
El gobierno reaccionó hoy por la tarde. En un comunicado
de prensa rechazó que la información sea cierta y manifiesta
que a tres de las cuatro empresas señaladas no se les ha adjudicado
obra alguna.
Por su parte, los líderes parlamentarios de PRI,
PAN y PT, Mario Magaña, Francisco Morelos y Luis Patiño,
respectivamente, demandaron esta tarde una investigación a fondo
de las versiones sobre los vínculos del gobierno con Ahumada.
Magaña, el mismo que ocultó el resultado
de la auditoría 2002, recordó que "ya desde el primer informe
de gobierno de Cárdenas había advertido que empresas no michoacanas
eran preferidas por la SCOP en las licitaciones de obra pública.
Es lamentable que ocurran hechos como el financiamiento ilícito
de campañas políticas porque denigran la actividad política.
Espero que el gobernador no esté vinculado a esas acciones que mantienen
el desaliento entre los constructores michoacanos".
De forma insólita, Magaña dijo que la Auditoría
Superior del Estado y la Contraloría estatal están obligadas
a difundir los resultados de la revisión de la cuenta pública
2002. Insólito, porque él fue uno de los pocos que tuvieron
en sus manos ese documento y jamás lo dio "a la luz pública".
El panista Francisco Morelos, por su parte, demandó
también una investigación a fondo de todas las obras que
tengan que ver con Ahumada, y que se esclarezca igualmente los nexos de
cualquier funcionario de gobierno con ese empresario.
El diputado petista Luis Patiño dijo que urge conocer
la responsabilidad de los ex titulares de la SCOP. Señaló
que la contralora Rosa Hilda Abascal se ha convertido en juez y parte -no
dijo por qué-, a la vez que se pronunció por revisar cada
adjudicación de obra en los últimos dos años.
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