México D.F. Martes 9 de marzo de 2004
Ethelia Ruiz tradujo para Cuquila, Oaxaca, un
documento del siglo XVI
La antropología puede tener un sentido social
más allá del mero conocimiento
Demandan lugareños volver a tener el estatus
de municipio, suprimido en 1930
La especialista colabora en la recuperación de
la historia de ese poblado mixteco
ARTURO JIMENEZ
Como suele suceder, una cosa lleva a la otra. Así
les pasó a la historiadora Ethelia Ruiz Medrano, rastreadora de
imágenes y textos antiguos relacionados con los pueblos indígenas,
y a los habitantes de la comunidad mixteca de Cuquila, Oaxaca.
En enero pasado la investigadora llegó a esa población
de manera azarosa y les tradujo un documento territorial del siglo XVI
que guardan como tesoro, de la manera en que aún lo hacen muchas
otras comunidades.
Ahora los lugareños tienen mayores argumentos para
su demanda de convertir a Cuquila en un nuevo municipio oaxaqueño,
con lo cual lograrían mayor autonomía y mejor gestión
de recursos.
Pero con ese documento también han avanzado en
sus empeños por recuperar su propia percepción de la historia
y del pasado, como lo hacen muchos otros pueblos.
''Somos pueblo importante"
Cuando
la historiadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) aceptó la invitación de Roberto Santos, encargado
del archivo histórico de Tlaxiaco, para conocer Cuquila, no sospechó
el revuelo que su presencia causaría entre los pobladores de esa
comunidad.
Como parte de un proyecto de investigación apoyado
por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Ruiz Medrano visitó
el pasado enero el recién recuperado archivo histórico de
Tlaxiaco, Oaxaca, para obtener fotografías de documentos de pequeños
litigios de los siglos XIX y XX.
Un día Roberto Santos, director de ese archivo
local, preguntó a Ethelia si entre las más de cien imágenes
antiguas que guardaba en su inseparable laptop había algunas
del estado de Oaxaca.
De su acervo obtenido en diversos archivos mexicanos y
extranjeros, ella le mostró un mapa del siglo XVI encontrado en
el Archivo General de la Nación y que representaba a Cuquila, con
una iglesia, un templo prehispánico y el símbolo del lugar:
un ocelote.
Santos le comentó que esa comunidad pertenece al
municipio de Tlaxiaco, que se llega a ella tras media hora de camino, que
la gente de allí está muy interesada en su historia local,
que el material sobre Cuquila les iba a interesar y que si quería
visitar el lugar.
Al día siguiente Ethelia conoció una pequeña
población empobrecida en medio de barrancas y de terrenos erosionados
donde antes hubo un bosque, pero que ha podido traducir su empeño
de ocho años en un museo comunitario.
Ese espacio comenzó a construirse luego de que
en 1995 los lugareños descubrieron por accidente los vestigios de
una ciudad prehispánica, lo cual asumieron con orgullo.
''¡Ah, tenemos historia antigua! Somos pueblo viejo.
¡Somos pueblo importante!", parecieron coincidir en esa ocasión
los pobladores.
Y entonces los relatos antiguos de piedras estallando
por los aires debido a un pleito entre caciques, transmitidos por los abuelos
y los abuelos de los abuelos, recobraron verosimilitud.
Para don Emiliano, a partir de ahí los de Cuquila
parecieron despertar de un sueño paralizante, pues enseguida se
organizaron para plantarse ante la sede del Congreso local, en la ciudad
de Oaxaca, y exigir el regreso del estatus de municipio a su pueblo.
Hasta la década de 1930, Cuquila era cabecera de
municipio, aunque después la comunidad fue convertida en agencia
municipal dependiente de Tlaxiaco.
Sin embargo, la gente de Cuquila todavía guarda
y utiliza el viejo sello municipal. Y su representante, electo por usos
y costumbres, aún es llamado "munícipe".
A ocho años y aunque aún no les resuelven,
ellos continúan en su demanda y han tenido logros como la creación
de ese museo.
Diez horas de historia
En una vitrina del museo comunitario un documento antiguo
parece esperar la lectura paleográfica de Ethelia Ruiz Medrano,
autora de libros como Gobierno y sociedad. Segunda Audiencia y virrey
Antonio de Mendoza.
Habría que ver las caras de don Emiliano y su gente
mientras escuchan historias de Cuquila escritas en el castellano de finales
del siglo XVI.
En torno de la investigadora comienza a crearse un remolino
de personas, muy parecido a la vorágine que con seguridad acontece
en el interior de esos indígenas afanados en recuperar su historia.
Niños, estudiantes, mujeres, hombres, viejos escucharán
a la historiadora durante diez horas, con algunos recesos para necesidades
como comer.
Cuando la luz natural disminuye y Ethelia no puede leer
más la maltrecha fotocopia, don Emiliano cede y saca el original
de la vitrina para continuar la lectura, pero él mismo lo sostiene.
La traducción termina a la una de la mañana,
pero la investigadora no sale de su azoro ante tal interés de toda
una comunidad por su pasado.
Temporada de campo
Al
día siguiente la traducción, que había sido transcrita
al mismo tiempo por una acompañante de la investigadora, será
convalidada por las autoridades del archivo histórico de Tlaxiaco.
La sinopsis: se trata de la dotación de una estancia
de ganado mayor para el pueblo de Cuquila, marcada con más de 50
linderos, los cuales sí fueron escritos en mixteco.
La interpretación: Cuquila era un pueblo muy rico,
con un cacicazgo muy fuerte. Por eso las autoridades coloniales les asignaban
extensiones de tierra enormes.
Un nuevo nexo se acaba de realizar. Se ha visto, una vez
más, cómo la antropología, la historia u otras disciplinas
pueden tener un sentido social, más allá de la mera documentación
o generación de conocimiento.
Ethelia Ruiz, quien participa en el proyecto de una escuela
de antropología en una comunidad de Tixtla, Guerrero, pretende realizar
en mayo una temporada de campo en Cuquila. De paso obsequiará a
la comunidad una ampliación de uno de los mapas que guarda en su
laptop.
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