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México D.F. Miércoles 10 de marzo de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
EU: Ƒdel neofascismo centralbanquista al neoproteccionismo laboral?
Crear burbujas para ocultar otras Tasas bajísimas
BEN S. BERNANKE, MIEMBRO muy influyente y conspicuo del consejo de la Reserva Federal, aliado a los straussianos neoconservadores, el pasado 2 de marzo en la Universidad Washington y Lee (de Virginia) abordó el tema incandescente: "Dinero, oro y la Gran Depresión". Aunque tomó como comparación la aciaga etapa de 1929-1933 de la Gran Depresión, en ningún momento la asimiló a la difícil fase actual. Al contrario, Bernanke sustenta lo archisabido hasta el aburrimiento, basado en la distorsionada visión ultramonetarista de Milton Friedman y Anna Schwartz, que tan bien le asienta a la plutocracia bancaria y a la oligarquía decadente: de que en ese periodo la Reserva Federal no infundió la necesaria liquidez, ya sea prestando más dinero a los bancos, ya sea imprimiendo más billetes, para aliviar al sistema bancario, lo que está dispuesto a realizar ahora, inclusive arrojando todos los billetes del mundo desde aviones, como comentó en otra ocasión en forma jocosa. Llama la atención que se perore con tanta laxitud el delicado tema de la insolvencia bancaria en ciernes, y es evidente que una medida de inundación de papel moneda acarreará una hiperinflación al estilo de la alemana República de Weimar, que desembocó en el nazismo. ƑLa plutocracia bancaria y la oligarquía decadente pretenden llegar al mismo epílogo? Se desprende que la dupla Greenspan-Bernanke prefiere la impresión masiva de papel, aunque sea sin sustento, a la reintroducción del patrón oro. ƑEs posible que sobre los hombros de dos simples mortales, Greenspan y Bernanke, con pretensiones de omnisciencia infalible, sin haber en su vida tenido un puesto de elección popular, recaiga toda la responsabilidad monetaria, financiera y económica del planeta debido al dolarcentrismo que aún domina la economía mundial? Se trata a todas luces de un neofascismo centralbanquista. Pese a la notable devaluación del dólar y debido a su dominio universal, los experimentos monetaristas de la dupla Greenspan-Bernanke son potencialmente peores en su nocividad que los padecidos por la República de Weimar, porque el planeta aún no posee una alternativa viable que asiente sus reales, aunque abunden ideas generosas, como la propuesta de adopción de un "nuevo Bretton Woods" (fijación del dólar u otras divisas relevantes al patrón oro), un anatema para la dupla Greenspan-Bernanke.
KURT RICHEBAECHER, ANTERIOR economista en jefe del Dresdner Bank, advirtió que "Estados Unidos está experimentando la más grande burbuja crediticia de la historia" (The Economist, 28 de febrero). Lo interesante se desprende de que la revista británica portavoz de la globalización financiera neoliberal haya titulado el artículo marco "La economía de EU: una falsa recuperación", justamente una semana después de haber lanzado la alerta de la "tormenta que viene", en referencia a los juegos especulativos con hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) de los principales bancos trasnacionales. Richebaecher es uno de los economistas más sólidos del mundo, en un entorno donde predomina la desinformación obscena y la locuacidad mediática salpicada de una flagrante ausencia de rigor. Desde hace un buen tiempo Richebaecher no se deja asombrar por el espejismo de las cifras cocinadas de lo que tilda de muy pobre desempeño de la economía de Estados Unidos, enfrascada en una deuda sin precedentes en la historia.
THE ECONOMIST, QUE tampoco representa el paradigma de la credibilidad, repite lo que otros pensadores independientes y menos sesgados han señalado hasta el cansancio, y fustiga la "creación de riqueza" de un tipo especial, "de impresión de billetes por la Reserva Federal. No solamente las tasas de interés se encuentran inusualmente bajas, sino que los excesos de una economía basada en la expansión de las acciones bursátiles están siendo alimentados artificialmente por rendimientos muy bajos en los bonos (ayudados por inmensas compras de los bancos centrales asiáticos, que intentan suprimir el incremento de la cotización de sus divisas) y, por ende, en las tasas hipotecarias". Nada que no sepan los dilectos lectores de Bajo la Lupa. Lo relevante es que retumbe en su centro la tierra en la capital financiera de la globalización. The Economist redunda en los asertos de Stephen Roach, el solvente economista en jefe de la correduría Morgan Stanley, y señala que la Reserva Federal se ha consagrado a crear más burbujas para intentar ocultar otras. Lo interesante es que los principales bancos centrales del mundo no avalan la impresión indiscriminada y minada de billetes por Greenspan y han empezado a romper filas, como el Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea (mejor conocido como el "banco central de los bancos centrales"), el Banco de Inglaterra, el Banco de Australia y el Banco Central Europeo. El mejor ejemplo es que el Banco de Inglaterra y el Banco de Australia elevaron sus tasas de interés para yugular la burbuja de los bienes raíces. The Economist refiere en forma explícita a Otmar Issing, economista en jefe del Banco Central Europeo, quien "sugirió que los bancos centrales deben evitar contribuir en una insostenible euforia colectiva y deberían quizá señalar su preocupación sobre el valor de las acciones bursátiles y los activos. Por desgracia, Greenspan no muestra señales de tomar en serio sus consejos".
LA REGULADORA DE los bienes raíces en Estados Unidos (OFHEO, por sus siglas en inglés) reportó el pasado primero de marzo que los precios de las casas "se habían incrementado en forma dramática" durante el trimestre octubre-diciembre de 2003, a una tasa anualizada de 14.67 por ciento, cuando la Reserva Federal mantiene sus tasas al uno por ciento. La OFHEO cita las tasas hipotecarias de interés históricamente bajísimas (propiciadas por la Reserva Federal) como uno de los factores contribuyentes al crecimiento acelerado en los precios de las casas, y que de paso ha puesto en peligro de insolvencia a Fannie Mae y Freddie Mac, las paraestatales fomentadoras de la burbuja de bienes raíces que por medio de los "refinanciamientos" exageradamente laxos sostienen la adicción consumista que representa 75 por ciento de la economía estadunidense. Las casas han incrementado sus precios 41.81 por ciento en los últimos cinco años, y desde 1980 se han disparado un enorme 206.93 por ciento. Mientras la dupla Greenspan-Bernanke, promotora del neofascismo centralbanquista, delira como nunca, la realidad ha elevado el precio de la plata a 7 dólares la onza, su cotización más alta en los últimos seis años, mientras Fannie Mae, la gigantesca paraestatal que financia en forma insensata las hipotecas de los bienes raíces, enfrenta pérdidas por 25 mil millones de dólares en la especulación con los derivados financieros (Financial Times, 9 de marzo), como Bajo la Lupa había advertido mucho tiempo atrás.
CON TODO EL RESPETO que le debemos al Financial Times, la cifra está subestimada; mejor dicho, disipada, en los engaños de la "contabilidad invisible" de los mafiosos paraísos fiscales.
EL EQUIPO BUSH está feliz con su "recuperación sin empleos", que obviamente beneficia a la plutocracia bancaria y a la oligarquía decadente, y no faltan sicofantes quienes promulgan que la economía de Estados Unidos es indestructible, como un artículo insolente de Mark Erikson: "El buen barco de la economía de EU y por qué no se va a hundir" (Asia Times, 6 de marzo): así dijeron del Titanic. En forma "sorprendente", el Departamento del Trabajo reportó 21 mil nuevos empleos para el mes de febrero, cuando necesita unos 400 mil por mes para regresar a los niveles previos a la recesión del equipo bushiano, que se jactaba, hasta antes del devastador reporte, de haber mejorado el desempleo con un promedio mediocre de 125 mil nuevos puestos al mes. Paul Krugman, quien en forma inusitada colocó una gráfica demoledora como parte de su artículo en The New York Times (9 de marzo), aduce que el "programa económico se ha basado por entero en el recorte de los impuestos a los pudientes" y fulmina con justa razón que la realidad del desempleo y los pronósticos averiados de la Casa Blanca demuestran "un proceso de política corrupta, en la que la propaganda política sustituye al análisis profesional".
ASI LAS COSAS no es de extrañar que el Senado haya impuesto apremiantes restricciones a la deslocalización laboral (outsourcing), la nueva obsesión adictiva de los globalmaniacos. La enmienda protectora del empleo doméstico apadrinada por los demócratas contó con 70 votos a favor y 26 en contra, lo que exhibe el estado de ánimo nacional. En esto difieren las trasnacionales estadunidenses, beneficiarias de los suculentos contratos federales, que consideran llevar sus empleos al extranjero, en particular a India y China, con tal de reducir al máximo sus costos (Financial Times, 4 de marzo). Lo único que le interesa a estas firmas, no pocas veces apátridas, es reducir sus costos, aun fuere al precio de aniquilar el empleo de sus connacionales. La política bushiana es eminentemente esquizofrénica: en política, alienta el acta patriótica contra islámicos (últimamente, hasta los mexicanos, según el nuevo evangelio racista de Huntington), mientras en la economía, por medio de la depredadora globalización, estimula la perniciosa deslocalización laboral, en detrimento de sus ciudadanos, y que fomenta las ganancias exorbitantes de la plutocracia que carece de límites a su codicia enfermiza.
LOS GLOBALMANIACOS DE Estados Unidos, de la estirpe de la triada mercantilista a ultranza Salinas-Zedillo-Fox, han puesto el grito en el cielo, como Uwe Bott ("ƑGeorge Bush y el fin de la globalización?", The Globalist, 9 de diciembre de 2003), quien alucina que "el proteccionismo y el estatismo no están a favor del interés nacional y la prosperidad global", que confunde con los intereses minimalistas de una microminoría que se subsume en la plutocracia bancaria y en la oligarquía decadente. Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y Política, con sede en Washington, sostiene que "Todos somos proteccionistas ahora" (CEPR, 24 de febrero), en alusión a la célebre paráfrasis del ex presidente Nixon ("Todos somos keynesianos ahora"), y concluye en forma sarcástica: "sólo falta saber el ingreso de quien tratamos de proteger". Rebecca McCaughrin de la correduría Morgan Stanley ("Locuras comerciales", Foro Económico Global, 8 de marzo) alerta que "el proteccionismo se encuentra en el aire en un año electoral", pero elimina la posibilidad de una "interrupción significativa de los patrones mercantiles globales". ƑSerá? Si no es en la fase electoral que los empleados aprovechan la oportunidad democrática de expresar su acumulado malestar en las urnas en contra de sus enemigos laborales, Ƒentonces cuándo lo harán? ƑTampoco desean las desalmadas trasnacionales y sus multimedia desinformadoras que la diezmada clase obrera de Estados Unidos se manifieste vigorosamente gracias al vehículo democrático que es el último remanente de esperanza que les queda para requilibrar la correlación de fuerzas y restituir el orden armónico peligrosamente alterado? La democracia es el antídoto de las trasnacionales depredadoras y sus multimedia desinformadoras de bolsillo, pero más que nadie y que nada del neofascismo centralbanquista epitomizado por la antihumana dupla Greenspan-Bernanke, que les provee su matriz operativa financiera, la cual les reditúa en un omnímodo poder sectario sin precedente.
EN UNA DESVERGONZADA apología financiera doblemente neomalthusiana y misántropa, Bruce Bartlett, un ideólogo del texano Centro Nacional de Análisis Político, y ultrafanático de la plutocracia bancaria, fustiga la reciente legislación protectora de los empleos domésticos en Estados Unidos, porque "podría afectar las ganancias y los precios de las acciones de los inversionistas" (NCPA, 8 de marzo). ƑNo sería acaso mejor para la salud planetaria que ese microgrupúsculo de parásitos "inversionistas", que solamente piensa en obsesivas "ganancias" al precio que fuere (v.gr. devastación ambiental, aniquilación laboral), se retire a vivir de sus rentas a Marte y deje existir armónicamente en paz a la aplastante mayoría de los moradores del planeta? Por lo menos, por medio del mecanismo democrático, habría que empezar por quitarle el control omnímodo de vidas y haciendas al neofascismo centralbanquista.
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