México D.F. Viernes 26 de marzo de 2004
Sólo 23% de la gente que vive en la zona
de influencia sabe de la existencia del plan
Entre optimismo y buenos deseos, mandatarios acuerdan
impulsar el PPP
ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA
Managua,
25 de marzo. Plenos de optimismo y buenos deseos, los gobernadores
mexicanos y los presidentes que participan en el Plan Puebla-Panamá
(PPP) tuvieron que encarar hoy aquí, un hecho incontrovertible y
poco estimulante: apenas 23 por ciento de la población sabe de la
existencia de ese instrumento de cooperación. A pesar de esto, se
dijeron convencidos de que el PPP es la mejor vía para lograr la
integración centroamericana y el presidente Vicente Fox fue definido
como "el papá de esa criatura".
Con la evidencia de una encuesta acerca de la débil
percepción que tiene la gente sobre las eventuales bondades del
plan, presentada por el gobierno mexicano, los presidentes fueron persuadidos
de iniciar una audaz campaña de información con la que propaguen
que el PPP, además de obras de infraestructura, representa para
sus países "una vacuna contra movimientos opositores".
En la veloz cumbre que se realizó hoy aquí
bajo el Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla y a
la que sólo asistieron cuatro de los nueve presidentes convocados,
el PPP fue el tema central.
El presidente Fox informó que hasta el momento
el plan cuenta con un financiamiento por dos mil millones de dólares
que se suman a una línea de crédito por cuatro mil millones,
abierta por el Banco Interamericano de Desarrollo, además de un
fondo adicional por mil millones de dólares por parte del Banco
Centroamericano de Desarrollo.
"Hay un importante avance, hay muchas realidades", insistió
el presidente mexicano. Se trata de un plan dinámico que está
en marcha y logrando sus objetivos, y como prueba de ello anunció
que en el segundo semestre de este año quedará lista la interconexión
del suministro eléctrico entre México y Guatemala.
A esta cita, que por cierto se aprobó convertir
en anual, faltaron los gobernantes de Belice, Said Musa, y República
Dominicana, Hipólito Mejía, al parecer porque tenían
otra reunión de naciones caribeñas; de El Salvador, Francisco
Flores, porque está en pleno proceso de transición del poder;
de Costa Rica, Abel Pacheco, porque se enfermó, y de Panamá,
porque Mireya Moscoso simplemente se ausenta con frecuencia de este tipo
de encuentros. Tampoco vinieron los gobernadores de Quintana Roo, Joaquín
Hendricks Díaz, y Guerrero, René Juárez Cisneros,
dos de las nueve entidades del sur-sureste mexicano que conforman el PPP.
Fox se queda un día más para realizar una visita oficial.
El presidente nicaragüense Enrique Bolaños
aprovechó el cobijo de sus colegas del área y de súbito
presentó un programa enteramente local que incluye eliminar la relección
en la presidencia.
En medio de todo esto, otros dos temas ocuparon a los
mandatarios: la migración y la violencia que protagonizan las llamadas
maras, las que tan sólo en Honduras tienen reclutados, a
decir del mandatario Ricardo Maduro, a unos 60 mil hombres.
Vicente Fox afirmó que los países del área
exigen respeto para los migrantes y que la lucha común es por asegurarles
condiciones de vida digna y de respeto a sus derechos humanos y laborales.
Dijo que en este caso, México pregona con el ejemplo,
y una vez más habló del edificio que el gobierno de Veracruz
ofrece en comodato para que las naciones centroamericanas instalen sus
consulados. Y es que tan sólo desde esa entidad mensualmente son
repatriadas unas cuatro mil personas que buscan llegar a Estados Unidos.
Acordaron impulsar acciones coordinadas e impulsar el
plan regional contra la actividad delictiva de pandillas, maras
y un proyecto centroamericano contra el tráfico ilícito de
armas pequeñas y ligeras "que contrarreste los índices de
delincuencia" y mejore los controles de armas legales en posesión
de la población civil.
Esa sería, sin duda, una de las razones que animan
a los mandatarios comprometidos con el PPP a impulsar una intensa labor
de promoción. El argumento sería que este plan "mejorará
la calidad de vida", desalentará la migración, se reflejará
en familias no desintegradas y, aseguran, traerá "oportunidades
de empleo".
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