México D.F. Viernes 26 de marzo de 2004
El voto cubanoestadunidense de Florida podría
definir la elección presidencial
Competencia entre Kerry y Bush para demostrar quién
es más anticastrista
Débil posición de la Casa Blanca hacia
Fidel Castro y Hugo Chávez, acusa el demócrata
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 25 de marzo. Cuba está
una vez más en la mira en la elección presidencial estadunidense,
ya que demócratas y republicanos compiten para ver quién
es el más anticastrista en su juego para ganar el voto cubanoestadunidense
de Florida.
El senador John Kerry, virtual candidato presidencial
demócrata, busca ocupar una posición más a la derecha
que el presidente George W. Bush en torno a la relación con Cuba,
y ha lanzado una serie de críticas contra su contrincante en la
Casa Blanca por su débil posición hacia Fidel Castro y Hugo
Chávez.
"Soy bastante duro sobre Castro porque creo que encabeza
uno de los últimos vestigios de un gobierno estalinista y de policía
secreta en el mundo", declaró Kerry en un acto electoral reciente
en Miami. Días después emitió un comunicado en el
cual criticó al presidente venezolano Hugo Chávez por su
"cercana relación con Fidel Castro", y argumentó que los
actuales ocupantes de la Casa Blanca no han hecho lo suficiente para promover
la democracia en ese país latinoamericano.
Estas
declaraciones no recibieron gran atención a nivel nacional, pero
en Florida fueron notas de primera plana. Aunque nadie dentro del Partido
Demócrata cree que esta estrategia resultará en un gran apoyo
del electorado cubanoestadunidense, en su mayoría tradicionalmente
republicano, para el candidato presidencial demócrata, todos entienden
que un cambio marginal en la tendencia de apoyo podría contribuir
a un triunfo de Kerry en este crítico estado en el mapa electoral.
Recientemente, Karl Rove, el estratega político
de la Casa Blanca, caracterizó a Florida como la zona cero
de las elecciones presidenciales de 2004 y ha mostrado preocupación
al viajar este mes a ese estado para reunirse con líderes y donantes
del Partido Republicano. También circulan versiones de que el gobierno
está considerando endurecer su política hacia Cuba en varios
rubros.
Ambos partidos tienen claro que Florida es uno de los
cuatro estados más importantes en la próxima elección
presidencial; la entidad incluso podría definir el triunfo nacional
de uno de los candidatos, igual que en 2000. Bush ganó, todos recuerdan,
cuando la Suprema Corte intervino en el conteo de votos en Florida y le
asignó el triunfo con un margen de mayoría de sólo
537 votos.
Lo que pocos recuerdan es que en la elección de
2000, el candidato demócrata Al Gore logró 17 por ciento
del voto cubano, contra 35 por ciento obtenido por Bill Clinton cuando
ganó su relección (con Gore como vicepresidente) en 1996.
Un sondeo reciente del rotativo Florida Sun-Sentinel
registró que 60 por ciento de los cubanoestadunidenses en ese estado
votarán por Bush en noviembre. Estrategas del Partido Demócrata
comentaron al Miami Herald que si consiguen entre 25 y 30 por ciento
del voto cubano, probablemente puedan ganarle a Bush en Florida. "Si logramos
arrancar un pequeño número del voto cubanoestadunidense,
ganamos", afirmó un estratega al Herald.
Territorio de Jeb
Y ganarle a Bush en Florida, donde su hermano Jeb es gobernador,
no será fácil, pero es posible. El año pasado un grupo
de políticos cubanoestadunidenses electos escribieron a la Casa
Blanca advirtiendo que si Bush no adoptaba una posición más
dura contra Cuba, no le podrían garantizar el apoyo electoral en
noviembre. Este mes una nueva encuesta de la Universidad Internacional
de Florida registró que se mantiene un firme apoyo electoral para
Bush entre los cubanoestadunidenses, pero que 70 por ciento de los consultados
opinaba que la Casa Blanca no era suficientemente dura contra el régimen
cubano.
"La insatisfacción con Bush demuestra que la gente
está descontenta con su política hacia Cuba", comentó
el encuestador Dario Moreno al Miami Herald. Una encuesta de la
cadena nacional de televisión latina Univision a principios de este
mes también registró un creciente desencanto en el sur de
Florida porque el presidente Bush no ha hecho lo suficiente para promover
"democracia y cambio de régimen" en Cuba.
Pero la Casa Blanca no se está quieta. Mel Martínez,
quien se convirtió en el primer cubanoestadunidense designado para
un puesto del gabinete presidencial al ser nombrado secretario de Vivienda
y Desarrollo Urbano; luego renunció a su cargo y está en
campaña para ser senador federal por Florida. El Departamento de
Tesoro está buscando ser más agresivo en implementar la prohibición
de viajes a la isla.
Con todo, Kerry tiene problemas también en este
juego por Miami. Por ejemplo, recientemente declaró en un foro en
esa ciudad que había "votado en favor de la ley Helms-Burton". Pero
una investigación del Boston Globe reveló que aunque
Kerry votó por la iniciativa cuando estaba en comisiones, votó
en contra cuando fue aprobada por el pleno del Senado. De hecho, tanto
en 1996 como en 2000, Kerry declaró que el embargo contra Cuba era
contraproducente y más que nada significaba el resultado de la "política
en Florida".
Ahora Kerry afirma que apoya la Helms-Burton. Y también
busca posicionarse para ganarse la simpatía de los cubanoestadunidenses,
incluyendo su declaración de la semana pasada de que el presidente
Chávez, además de ser aliado de Castro, "repetidamente ha
socavado las instituciones democráticas" en Venezuela. Un integrante
de alto nivel de la campaña de Kerry reconoció al Miami
Herald que esta declaración y particularmente la parte donde
critica la relación de Chávez con Castro está diseñada
para ganar votos en Florida.
Esa estrategia podría funcionar, reconoció
Joe García, director ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano-Americana.
En entrevista con el Herald, dijo que el voto cubanoestadunidense
está en juego. "No sólo ha fracasado el presidente en formular
una política hacia Cuba, ha fracasado en toda América Latina".
Esto es precisamente lo que desea explotar la campaña de Kerry.
Con ello, comienza el debate sobre quién es más
anticastrista en esta campaña electoral. Claro, poco tiene que ver
con Cuba, y todo con Florida.
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