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México D.F. Viernes 26 de marzo de 2004
MUSICA
Luis Hernández Navarro
Lunario
EN PLENA ERA del pop, el amor sigue siendo cantado
a ritmo de bolero. En el reino de los videoclips efímeros, las glorias
de la balada romántica sobreviven. En la moda que identifica lo
moderno con lo angloparlante, la música de raíces latinoamericanas
sigue brillando con luz propia.
QUIENES LIBRAN, UNA vez más, la batalla
por esa tradición musical renovada son Armando Manzanero y Tania
Libertad. El terreno del combate es su espectáculo La Libertad
de Manzanero. Como evento artístico es un verdadero retorno
al bolero y la balada romántica.
LA LIBERTAD DE Manzanero
fue también el nombre con el que se bautizó la afortunada
presentación musical de ambos intérpretes en 1995. Encuentro
que se repitió años después con el nombre de Armando
la Libertad y Armando el Marco de la Libertad, en ese entonces
con la compañía de Marco Antonio Muñiz.
SI,
COMO AFIRMA Carlos Monsiváis, el bolero es un "culto a la persistencia"
y una "educación sentimental llena de melancolía y desamor",
el compositor yucateco y la cantante peruana se han convertido simultáneamente
en pedagogos, curadores y maestros sentimentales de un legado artístico
transgeneracional, y el Lunario del Auditorio Nacional en el recinto para
celebrar la ceremonia.
MITAD AUDITORIO Y mitad cabaret, el Lunario es
un local anfibio en el que se puede simultáneamente tomar copas,
degustar aperitivos y ver un show de calidad. Alejada tanto de los
programas de variedad tradicionales que se presentan en centros nocturnos
como de los conciertos, la sala anexa al Auditorio Nacional permite instalarse
en un ambiente relajado y disfrutar el programa sin tener que soportar
conversaciones impertinentes.
DUEÑOS DEL ESCENARIO, Manzanero y Libertad
manejan con elegancia su presentación. Cuando quieren se comportan
como si estuvieran en el más serio de los teatros; cuando lo desean
divierten al público con bromas picantes. Cocinan así un
guiso en el que el romanticismo de las canciones se adereza con el condimento
de albures finos y chistes eróticos no demasiado subidos de tono.
Después de todo, en estos tiempos de cólera el amor no puede
ser sólo un platillo que se coma con miel.
NADA PARECE INTIMIDAR a los cantantes. Ellos no
permiten que el número salga de control. Cuando las carcajadas a
destiempo de una mujer interrumpen la historia que relata, Manzanero, como
si fuera el más experimentado cómico de un teatro de revista
y no sólo uno de los más destacados compositores mexicanos,
detiene su presentación y dice a la dama entre exclamaciones del
público: "momento, señora, ahora le cuento el final del chiste.
No se me adelante..."
AUNQUE SE CONOCEN y han cantado juntos desde abril
de 1968, cuando ella fue invitada a abrir el concierto Somos novios
en Perú, el dueto dista de semejar uno de esos matrimonios agotados
por la fuerza de los años y el hastío de la vivencia de la
cotidianidad. Por el contrario, en el escenario parecieran una pareja de
novios romanceando. Han dicho que son "los mejores amigos".
DURANTE CASI DOS horas, Tania Libertad y Armando
Manzanero, acompañándose o sucediéndose uno a otro,
interpretan un vasto repertorio de melodías latinoamericanas, entre
las que se encuentran piezas de Alvaro Carrillo, Agustín Lara, José
Alfredo Jiménez y Consuelo Velásquez. No faltan, por supuesto,
las propias composiciones del mexicano, que son celebradas por el público
como si las hubiera escuchado toda la vida, ni la petición reiterada
de que cante Somos novios, ese himno privado a la sensibilidad de
varias generaciones.
DUEÑA DE UNA voz privilegiada y cultivada,
la peruana, que llegó a México en la década de los
80, según dice la leyenda, huyendo de una pena de amor, se entrega
al público como si fuera su primera presentación. Lleno de
temple, experiencia y calidad, Manzanero parece no haber cumplido aún
los 68 años que tiene. La combinación de ambas voces y presencias
escénicas produce un espectáculo verdaderamente notable,
que culminará hoy y mañana en el Lunario, ubicado en el costado
poniente del Auditorio Nacional.
HACE SIETE AÑOS, en la presentación
del disco de Tania Libertad titulado La vida, ese paréntesis,
José Saramago afirmó: "Oyéndola, estamos más
cerca del mundo, más cerca de la libertad, más cerca de nosotros
mismos". Algo similar puede decirse ahora de La Libertad de Manzanero.
Al ver la presentación de Tania y Armando, al escuchar sus interpretaciones,
se recupera un trozo de la historia sentimental de una región y,
también, de la biografía amorosa de nosotros mismos. Salud.
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