México D.F. Lunes 29 de marzo de 2004
Un grupo del PRD le dio el adiós al grito
de "¡Obrador!"
Del espasmo a la rechifla, la despedida a Cárdenas
"Profundiza la crisis", uno de los reproches al ingeniero
ARTURO CANO
Era una tormenta tropical y la convirtieron en la tormenta
perfecta. Todo comenzó, como sucede en la mar, con una calma engañosa.
Luego vino el silencio. Cuauhtémoc Cárdenas está en
la tribuna. Poco antes, algunos delegados corean su nombre y otros le dedican
una silbatina. Le silban incluso cuando comienza su discurso. Pero en el
segundo párrafo de su breve documento dirigido a Leonel Godoy, Cárdenas
renuncia a todos sus cargos en el partido que fundó. Silencio.
Cárdenas alude a su propuesta de dejar en manos
de Godoy, presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD,
la restructuración de la dirección nacional para integrar
otra con "autoridad moral" y "capacidad política": "No esperaba
que mi propuesta mereciera de tu parte una respuesta irreflexiva o despreciativa
al afirmar que de aceptarla te convertirías en un dictadorzuelo",
suelta, cuando ya todos los rostros de los congresistas se mudan hacia
la estupefacción.
Cárdenas se refiere a los comentarios de Godoy
publicados en este diario sobre la posibilidad de que el segundo recibiera
un voto de confianza para cambiar completamente la dirección perredista.
Ni Godoy ni los jefes de las corrientes estuvieron de acuerdo, pero tampoco
hallaron la vía para debatir con el líder moral del partido.
Poco antes de que Cárdenas subiera a la tribuna, Graco Ramírez
quiere hacer de intermediario. Cárdenas se niega a decirle qué
hará.
Cárdenas remata; deja el podio y camina en medio
de rostros incrédulos hasta el sitio donde se encuentra, sumido
en su asiento, Leonel Godoy. Le entrega su carta de renuncia y le ofrece
la mano. Godoy nunca levanta la mirada. Se yergue pesadamente y hace un
gesto que algunos interpretan como un intento de abrazar a Cárdenas,
quien le da la espalda y camina en sentido contrario. Se vuelve brevemente.
¿Va a aceptar el abrazo? No, le entrega a Godoy su voto de delegado.
Los miembros del CEN y todos los dirigentes en la mesa no se la creen y
hacen señas con las manos a los congresistas: "calma, calma", piden
en vano.
Cárdenas
se va derecho a la salida. Sigue siendo militante del PRD, pero eso es
un mero formalismo frente a la crisis que profundiza con su decisión
de abandonar todos sus cargos. Una porción importante de los congresistas
le cobra de inmediato el abandono. El PRD plebeyo muestra su rostro. El
rey ha muerto, viva el rey. Cárdenas sale entre silbidos de protesta
y una consigna surgida de las cuentas pendientes y del nuevo reino de las
encuestas: "¡Obrador, Obrador, Obrador!", grita buena parte de congresistas.
Todavía no ha salido Cárdenas cuando Leonel
Godoy, cuauhtemista de toda la vida -fue procurador en Michoacán
con Cuauhtémoc y secretario de Gobierno con Lázaro Cárdenas
Batel- jala aire en la tribuna. Lo rodean rostros estupefactos, algunos
a punto del llanto, el suyo incluido. Sin reponerse aún del duro
golpe a un congreso que él y las corrientes creían resuelto,
el dirigente se lanza duro contra el mensajero, con tono de mitin, emocionado
y decidido: "¡Hay una posición partidista de La Jornada,
que la ha asumido constantemente y se involucra en los asuntos internos
del PRD!"
Una ovación sigue a la frase y luego se instalan
los gritos de "¡Duro, duro, duro!"
Godoy sigue en su round contra el mensajero y se
disculpa con Cárdenas. Dice que sus declaraciones fueron sacadas
de contexto, que él creyó estar hablando "con un grupo de
compañeros" y no con un medio, que estas cosas pasan cuando un periódico
abandona su imparcialidad y decide "asumir una posición del partido".
Una porción de los delegados comienza a lanzar gritos como "¡Fuera
La Jornada!" Godoy atiza: "No me parece justo para un partido que
le abrió las puertas a ese periódico, no me parece justo
para un partido que le prestó su imprenta".
La solución de Godoy
Leonel Godoy pone su renuncia a disposición del
congreso. Le responde un grito mayoritario: "¡Nooo!"
El octavo congreso es ya un alud de gritos, un rugido
en el que se mezclan arengas de unidad, las vivas a Andrés Manuel
López Obrador y las condenas a La Jornada. Aquí y
allá, por todos lados, del gran salón una veintena de delegados
rompen ejemplares de este periódico y los lanzan por los aires.
Vuelan también los suplementos del domingo.
En medio de esta peculiar euforia, la mesa del congreso
pide un voto de confianza para el presidente del partido, Leonel Godoy.
A voto alzado el punto se aprueba de forma unánime.
Gerardo Fernández Noroña, a cargo del micrófono
en ese momento, interpreta así el voto: "Por unanimidad, este congreso
ha decidido darle un voto de confianza y de respaldo al compañero
presidente Leonel Godoy y rechaza su renuncia al frente de la misma; censura
a La Jornada y respalda abiertamente la posición del compañero
presidente del CEN".
Cuando Gerardo Unzueta sube a la tribuna siguen volando
ejemplares de este diario. El político propone pedir a Cárdenas
que reconsidere. Muchos silban y lanzan insultos futboleros contra el ex
candidato presidencial.
Godoy vuelve a la tribuna y solicita nombrar una comisión
de "nuestros viejos fundadores" para ir a pedir a Cárdenas que vuelva.
A punto de las lágrimas se refiere de nuevo a lo publicado en estas
páginas: "No puedo hacer ese tipo de análisis frívolos
con una gente tan querida para mí".
"¡Unidad, unidad, unidad!", gritan los congresistas
de un PRD instalado en su más grave fractura de mucho tiempo.
La propuesta se aprueba y un tercio de los delegados corea
ese nombre que sale de sus gargantas desde 1988, el nombre del hombre que
acaba de irse entre silbidos: "¡Cuauhtémoc, Cuauhtémoc!"
La mesa de los debates decreta un receso en la cresta
de la ola. El impasse permitirá a los jefes de las no disueltas
tribus hacer un rápido balance de los daños y trazar
una estrategia para enfrentar la profundización de la crisis. Salen
sin línea. Una comisión verá este lunes a Cárdenas,
pero ninguno tiene esperanza de que éste cambie de opinión.
Godoy sale del congreso en medio de empellones. Reporteros,
fotógrafos y camarógrafos le quieren sacar unas palabras.
"¡A La Jornada no!", gritan algunos delegados. Se arma un
zafarrancho de perredistas contra la prensa.
Fernández Noroña, en plan de meteorólogo
político, explica en la banqueta que al incluir la "censura a La
Jornada" sólo interpretó "el clima" del congreso. Sostiene,
a título personal, que éste "no es el primer agravio" atribuible
a este diario, pues "aparte de cuatro grupos hay un montón que nunca
aparecen en sus páginas". Si los ejemplares de este diario volaron
en pedazos, sigue Noroña, fue porque "hay un sentimiento que hoy
explotó".
Tras
el receso, el congreso no arranca porque no hay cabezas. El CEN ha convocado
a rueda de prensa en las oficinas del PRD. La expectativa se desinfla cuando
Pablo Gómez da lectura a un comunicado de cinco párrafos
que sólo refrenda el apoyo a Godoy y la comisión que visitará
a Cárdenas este lunes.
Antes de la rueda de prensa, el CEN examina las salidas
posibles. No encuentra ninguna inmediata, según revelan algunos
de sus miembros
El debate de la reforma estatutaria se desahoga, pero
más con el fin de decir que se logró el objeto del congreso
que porque con los acuerdos se camine hacia la solución de la crisis.
Hay, ciertamente, puntos conflictivos que originan escarceos
-la esposa del gobernador de Tlaxcala no podrá ser candidata-, pero
la bronca verdadera, la despedida del fundador, pesa como un elefante en
la sala del congreso. Se difunden versiones variadas. Varios dirigentes
coinciden en su crítica a Cárdenas. Resume Rosalbina Garavito:
"Cuauhtémoc debió usar su autoridad moral para contribuir
a resolver la crisis, no para profundizarla".
Ya lo había decidido
En el análisis de perredistas de todas las corrientes
se concluye que Cárdenas ya tenía tomada su decisión,
la de ser "congruente" con su propuesta de la renuncia en bloque de los
dirigentes. Y que lo publicado en este diario sólo fue un pretexto
para encarar directamente al líder del CEN. Las voces de muchos
perredistas también critican la postura de Godoy que, en su visión,
desató a delegados que viven en el "atraso" político.
"Es el retorno del ferrocarril de Aguilar Talamantes,
fueron los matraqueros, que son pocos pero hacen mucho ruido, que hacen
parecer que es un ambiente general", opina Jesús Martín del
Campo.
En tribuna Jesús Zambrano se lanza contra el fundador
ausente: "La salida que proponen profundiza la crisis del partido. No es
prudente decidir (el cambio de dirección) en medio de la tormenta".
Pablo Gómez, sobre el mismo tema, considera que
la crisis es del partido frente a la opinión pública: "No
la hagamos una crisis interna".
Sí quisieron evitarla dejando la dirección
del partido como está. Pero esa decisión, justamente, fue
la que abrió la salida de Cárdenas y la avenida de las especulaciones:
¿se quedará en el PRD?, ¿entrará este partido
a una ruta de ruptura entre dos grandes tendencias que se disputen el registro?,
¿habrá PRD?
Por cierto, luego de tres días de debates, nadie
sabe cómo se disolverán las corrientes. O si lo harán.
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