México D.F. Martes 6 de abril de 2004
Destacan tres obras que ya han sido galardonadas
con premios nacionales
Da a conocer Tierra Adentro la publicación de
sus más recientes libros de poesía, cuento y novela
ANGEL VARGAS
El Fondo Editorial Tierra Adentro da a conocer la publicación
de sus más recientes títulos, entre los que destacan tres
libros ganadores de premios nacionales otorgados a escritores jóvenes.
Ellos son: Que los muertos vivan en paz, de Julio
G. Pesina, reconocido con el Nacional de Cuento Julio Torri 2002; Bajo
el disfraz (Los cantares prohibidos), de Jesús Alvarado, galardonada
con el Binacional de Novela Joven 2002 Frontera de Palabras; y La frontera:
un cuerpo, de Gabriela Aguirre Sánchez, merecedor del Premio
Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2003.
Esta reciente entrega bibliográfica que hace el
fondo, instancia dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, abarca de los números 259 a 272, y en ella pueden encontrarse
materiales de toda naturaleza, desde poesía hasta cuento y novela.
Esta amplia diversidad permite al lector, por ejemplo,
adentrarse en las entrañas de la vida cotidiana de la capital española
merced a "la fina trama" -Vicente Quirarte dixit- que el defeño
Adrian Curiel teje en las historias del libro Madrid al través.
O qué tal acompañar a la colimense Nadia
Contreras en el universo personal de su poemario Lo que queda de mí,
donde se habla del amor y el vacío en un infinito rumor de hojas,
una batalla íntima y dolorosa en la que la palabra calcina árboles
y huesos. También de la mano de la poesía, el jaliscience
Martín Aldámez propone a la palabra como expresión
sonora de forma líquida, exacta e irrevocable en Canto irrevocable,
y el defeño Ramón Peralta, en Diáfanas espigas,
elabora su propio cuestionamiento en torno a la posición que el
hombre mantiene sobre la Tierra.
De los libros premiados, Que los muertos vivan en Paz,
del tamaulipeco Julio G. Pesina, es una colección de cuentos en
los que se alude al frágil destino de los personajes en medio de
sutiles transgresiones cotidianas que revelan la ineludible soledad e incomunicación
humanas. En La frontera: un cuerpo, la queretana Gabriela Aguirre
asume, en tanto, a la poesía como cuestión de honor y logra
cruzar los límites de su ser corpóreo para enfrentar esa
línea invisible pero pesada que los hombres trazan sobre la idea
de lo femenino.
Y la invención de la realidad como manera para
sobreponerse al sentimiento de marginación y tragedia producido
por un estéril arraigo es la propuesta del duranguense Jesús
Alvarado en sus cuentos de Bajo el disfraz (Los cantares prohibidos).
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