México D.F. Martes 13 de abril de 2004
No promete medalla en salto de altura, que no
ha tenido presencia mexicana en 12 años
Romary Rifka pide el apoyo necesario para su preparación
en Europa
Debido a la falta de colchones nuevos en el CDOM ha
sufrido lesiones en la espalda
ROSALIA A. VILLANUEVA CORRESPONSAL
A
una semana de haberse clasificado a los Juegos Olímpicos en la prueba
de salto de altura, Romary Rifka sólo tiene en mente contar con
el apoyo necesario para enfocar su preparación en Europa y tener
una buena actuación en Atenas, pues el hecho de competir allí
es una recompensa a su esfuerzo.
Romary no se compromete a nada, mucho menos a asegurar
una medalla en la prueba que tiene 12 años sin presencia olímpica,
después de Cristina Fink, en Barcelona 1992, con la que tuvo oportunidad
de competir y posteriormente recibir asesoramiento.
Tras el retiro de Cristina, la veracruzana tomó
su lugar y acortó terreno, primero como campeona nacional, medallista
centroamericana y subcampeona panamericana, igualó la marca mexicana
que tenía la actual sicóloga de 1.93 metros y, el año
pasado en Santo Domingo, impuso récord, con 1.94.
Aunque le faltaba un centímetro para dar la marca
olímpica, Rifka, de 34 años de edad y oriunda de Poza Rica,
no cejaba en el empeño de ir a sus primeros juegos y se dio a la
tarea de conseguir su objetivo fallando en dos intentos: el Mundial Bajo
Techo en Hungría y los Relevos de la ESEF en la ciudad de México.
La tercera fue la vencida y Romary concretó su
sueño en suelo veracruzano, en el estadio Heriberto Jara de Jalapa.
No sólo cumplió con la marca, sino que le puso dos centímetros
más (1.97) para imponer el récord que, momentáneamente,
la colocó en el primer lugar de la clasificación mundial
en el inicio de la temporada.
Luego de tomarse unos días de descanso, la saltadora
regresó a los entrenamientos en el Centro Deportivo Olímpico
Mexicano. Llegó acompañada de su esposo, el velocista Alejandro
Cárdenas, quien ha sido parte fundamental en su vida y con el que
ha procreado una hija que lleva su nombre.
De 1.80 metros de estatura, 62 kilos de peso y con serenidad
en el rostro, Romary confiesa haberse quitado una presión y estar
ahora más tranquila; sólo falta planificar el programa de
trabajo con su entrenador Guillermo Estrada.
Ahora, como seleccionada olímpica y representando
a Coahuila, espera contar con el apoyo suficiente, pues tiene pensado prepararse
en Europa, especialmente en Praga; sin embargo, puntualizó que le
gustaría también tener el equipo necesario para entrenar
bien en el CDOM.
"Desde hace tiempo estaba pidiendo unos colchones, los
que tienen están muy deteriorados y no tienen forros. Estar saltando
y caer sobre ellos te va lastimando la espalda: estoy un poco lastimada
desde los Panamericanos, no contábamos con varillas. Mi entrenador
me dijo que ahora que soy seleccionada algo habrá para mí'',
anotó la deportista.
Acostumbrada a traer el cabello corto, la saltadora quiso
darse un cambio y se puso unas extensiones que le llegan hasta la cintura;
cuando entrena o compite se hace un chongo. Se le nota más delgada,
aunque explica que su metabolismo cambió después de ser madre
y eso la impulsó para tener mejores marcas.
Confirmó que participará en el Grand Prix
de Ciudad Universitaria del 22 de mayo, donde enfrentará por segunda
vez a la monarca mundial y olímpica, la sudafricana Heastrie Cloete,
y su felicidad se completaría si Alejandro cumpliera con la marca
ese mismo día en los 400 metros planos para que juntos vayan a Atenas.
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