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México D.F. Viernes 16 de abril de 2004
Luis Javier Garrido
La trama
Las evidencias que han aparecido en los últimos días de que, por motivos políticos y propagandísticos, Vicente Fox ocultó y manipuló información de carácter penal violando el marco jurídico del país y, lejos de proceder en términos de su responsabilidad constitucional, la utilizó para la conjura del ya famoso videogate, lo hace susceptible, una vez más, de ser destituido como Presidente de la República, cargo que ha ejercido hasta ahora con profunda indignidad.
1. El escándalo de los videogates ha terminado por revertirse, como era de suponerse, contra aquellos que lo urdieron, y quienes ahora aparecen sentados en la silla de los acusados son el propio presidente Vicente Fox, sus dos brazos ejecutores en el complot -el procurador Rafael Macedo de la Concha y el secretario de Gobernación, Santiago Creel-, Carlos Salinas de Gortari y su testaferro, el senador Diego Fernández de Cevallos, así como las principales cadenas de televisión, los cuales a fin de generar un escándalo político y con la misma lógica empresarial que han observado desde inicios del sexenio, para satisfacer un objetivo político pasaron por alto el marco legal del país y violentaron un sinnúmero de leyes.
2. El caso más grave es, sin embargo, el de Vicente Fox, quien, como ahora se sabe por las evidencias que su propio gobierno remitió a la procuraduría capitalina y diera a conocer López Obrador ayer (15 de abril), conocía desde tiempo atrás, por informaciones que le había hecho llegar el gobierno de Washington, las actividades ilícitas que llevaba a cabo en Las Vegas Gustavo Ponce, el ex secretario de finanzas capitalino, desde mucho antes de ocupar este cargo, y, lo que es mucho más grave, a) lejos de comunicar esta información al Gobierno del Distrito Federal para que cesara al funcionario corrupto y procediera contra él o de b) proceder, a su vez, en términos de ley contra éste, se guardó la información y aprobó el operativo mediático a través del cual se buscaba destruir las opciones del PRD en 2006.
3. Una trama así no podía ocultarse mucho tiempo, y lo demás ya se conoce a grandes rasgos. El complot fue ultimado por Carlos Salinas de Gortari, quien deseaba vengarse de Ponce por haber sido el principal acusador de su hermano Raúl y destruir al mismo tiempo a López Obrador (rindiéndole así un servicio a su aliado Fox) junto con su tocayo Carlos Ahumada, quienes llevan una "relación secreta", según el testimonio de los escoltas del empresario publicados por Proceso en su número 1432, y se reunieron en diversas ocasiones antes de difundirse los videos. Ahumada vendió a Salinas en una suma desconocida el material que videogrababa en sus oficinas y el que tomó en Las Vegas y, creyéndose protegido y asegurado de por vida, huyó a La Habana, mientras con el pleno apoyo de Los Pinos, Macedo y Creel respaldaron el operativo, contando para ello con la asesoría que les brindó Diego, no se sabe si en materia jurídica o criminal.
4. La responsabilidad jurídica de Fox, a todas luces delictiva, es incuestionable, pues las informaciones que las agencias del gobierno estadunidense le envían sobre la delincuencia organizada en la administración pública, lejos de utilizarla en términos de ley, con la lógica de un empresario corrupto la busca usar para provecho propio. La información que le envió la DEA sobre las vinculaciones de Sergio Estrada Cajigal, el gobernador panista de Morelos, con los cárteles del narcotráfico, le sirvió para alertarlo, encubrirlo y buscar chivos expiatorios, y la relativa a Ponce para fraguar con Salinas un supuesto golpe para 2006.
5. El otro aspecto de la conducta de Fox, que es de extrema gravedad, es el relativo a su actitud institucional, que hace prever un final de sexenio muy difícil. No sólo ha incurrido por sus omisiones en ilícitos penales y responsabilidades públicas, sino que ha transgredido todas las reglas de la civilidad política al ocultar esa información a los habitantes del Distrito Federal y negarse a colaborar con el gobierno capitalino -en cuya gestión tiene responsabilidades legales-, y a todas luces buscar utilizarla para sabotearlo: actuando como un empresario tramposo que busca destruir a quien cree que es la competencia.
6. La respuesta colérica dada por Fox ayer mismo desde Guanajuato al saberse descubierto, dirigida a un jefe de Gobierno que no ha sido más que "institucional" y respetuoso con él, y que le daba la salida de que podía no haber estado enterado, fue la del hacendado ignorante y majadero que es (15 de abril), y no extraña que a ella haya seguido un boletín bochornoso de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, lo cual confirma que en México no hay transición democrática, sino una violencia muy primitiva que viene desde el propio gobierno.
7. El gobierno foxista, que se presentó como "de cambio", ha sido en realidad de continuismo, pero en muchos aspectos ha entrañado también graves regresiones antidemocráticas como acontece en el caso de los derechos humanos individuales y sociales o de las instituciones políticas, pero también de los medios, que Fox cree que son su mejor apoyo, y que tras los últimos escándalos políticos se hallan inmersos en una crisis de credibilidad.
8. El caso de México es único, pues desde los años del salinismo se ha venido hablando de una supuesta "transición a la democracia", la que no ha pasado en absoluto por los medios masivos de comunicación, que siguen en las manos de los mismos dueños y continúan respondiendo a los mismos intereses facciosos y a las mismas tendencias monopólicas, y en todo este tiempo ninguno de los partidos de oposición ni mucho menos Fox y sus amigos han tenido propuesta alguna de cómo democratizarlos. Lejos de eso, con la complicidad de Los Pinos, las grandes cadenas nacionales de televisión han visto fortalecido en este sexenio su papel de actores políticos al margen de la legalidad que existe en el país.
9. El complot del videogate, que involucró a miembros del PRD en posibles "actos de tráfico de influencias" es por todo ello menos grave que el complot urdido desde el poder para desacreditar al jefe de Gobierno capitalino, al PRD y, como ahora se ve, a todas las fuerzas políticas y sociales que los ideólogos del poder creen que pueden afectar los intereses del foxismo o de los grandes consorcios multinacionales, y el que no logró su objetivo de engañar a los mexicanos. Porque los medios, como se vio en España tras los atentados del 11 de marzo, no lo pueden todo.
10. El caso es de extrema importancia, pues evidencia el grado de descomposición que tiene el régimen foxista y su colusión de intereses con Salinas, con la tecnocracia priísta y con quienes detentan el poder desde hace muchos años, y para quienes "la transición" no ha sido más que un proceso para legitimar el control que siguen ejerciendo sobre la vida nacional.
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