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México D.F. Viernes 16 de abril de 2004
CDH: ERROR Y DOBLE MORAL
Ayer,
el voto del gobierno foxista en la Comisión de Derechos Humanos
(CDH) de la Organización de Naciones Unidas fue definitivo para
aprobar la resolución de condena contra Cuba, propuesta formalmente
por Honduras, pero inducida por Estados Unidos. Así, tal dictamen
recibió 21 votos en favor, entre ellos el de México, 20 en
contra y 10 abstenciones, un margen de aprobación mínimo
y sustancialmente más reducido que el que, en años anteriores,
concitaron resoluciones similares.
Es evidente que la representación mexicana en Ginebra
pudo haber actuado de forma determinante para modificar el resultado de
esa votación y para frenar una condena hipócrita contra Cuba,
que exhibe la doble moral vigente en las actuales relaciones internacionales,
la flagrante injerencia y presión que Washington despliega en el
mundo y la terrible confusión en la que se encuentra la política
de derechos humanos a escala global.
Como se ha reiterado en este espacio, el régimen
cubano no puede ser exculpado de las graves violaciones a los derechos
humanos que ha cometido contra algunos de sus ciudadanos, especialmente
los disidentes, circunstancias de suyo reprochables. Sin embargo, la resolución
de la ONU contra Cuba no considera el escenario completo: hace énfasis
en un aspecto indudablemente grave y real -las violaciones a los derechos
humanos cometidas por el régimen de Fidel Castro-, pero omite el
estado de bloqueo y hostigamiento que desde hace más de 40 años
le ha sido impuesto a los cubanos por Estados Unidos. ¿No son cuatro
décadas de embargo, con todas las secuelas en términos de
deterioro económico y humano que padece la población de la
isla, igualmente violatorias de las garantías básicas de
los cubanos? ¿Por qué algunos gobiernos -como el de Fox-
que también deben asumir importantes responsabilidades por los numerosos
casos de violación de los derechos humanos registrados en sus territorios,
no son juzgados, pero sí se arrogan el derecho de condenar a otras
naciones?
En lo referente a México, el gobierno de Fox debió
haber atendido las numerosas voces que, desde los partidos políticos
y la sociedad en general, promovieron la vigencia de los principios históricos
de la diplomacia mexicana y exigieron que el país no se alineara
con Washington en su doble rasero contra Cuba. No era necesario votar en
contra de la resolución: una abstención habría sido
adecuada y prudente, tal como lo hicieron los gobiernos de Argentina, Brasil
y Paraguay. Pero el propio Presidente de la República, al señalar
que se votó "a favor de una causa" y no en contra de la nación
cubana, participó directamente en el juego retórico que pretende
justificar la censura contra un país hostigado por décadas
en el contexto de una diplomacia torcida por Washington. Por ello, los
señalamientos del canciller Luis Ernesto Derbez, en el sentido de
que nada cambiará en las relaciones con Cuba, son falaces, pues
los cubanos colocarán a nuestro país justamente del lado
hacia el que la administración foxista inclinó su sufragio
en la CDH: el del clan de la Casa Blanca. Incluso dentro de México
la cuestión cubana ha tenido como correlato una indeseada polarización
de las fuerzas políticas y legislativas, dejando al PAN del lado
de las desafortunadas decisiones del gobierno federal y a prácticamente
todos los partidos como sus antagonistas. El voto favorable de México
en la CDH es, a, fin de cuentas, un error que involucra a la administración
foxista en la doble moral que los postulados fundamentales de la diplomacia
nacional y de la propia Constitución se han esforzado por años
en evitar.
Finalmente, ha de recalcarse que Estados Unidos es uno
de los mayores violadores de los derechos humanos. Para ilustrarlo basta
señalar la base estadunidense de Guantánamo, donde centenares
de presos talibanes, afganos y de otras nacionalidades han sido recluidos
durante meses en condiciones infrahumanas, sin ser sujetos a debido proceso
y sin tener acceso a una defensa legal. Desde luego, las atrocidades cometidas
por los ejércitos de Washington en Irak y Afganistán, y las
irregulares condenas a muerte que se dictan en el vecino país del
norte, incluidas las de 52 mexicanos, son también prueba de ello.
¿Por qué no se han juzgado y condenado en la ONU, de manera
frontal, las determinaciones de la Casa Blanca? Por lo pronto, el canciller
cubano, Felipe Pérez Roque, ha pedido apoyo a la Unión Europea
para promover ante la CDH una resolución contra Estados Unidos por
el caso de Guantánamo. ¿Qué legitimidad le quedaría
a la comisión si se negase a procesar tal propuesta? ¿Qué
gobierno y qué países se colocarían en favor o en
contra en esa eventual votación? ¿Cómo votaría
el gobierno de Fox?
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