México D.F. Sábado 17 de abril de 2004
Agria despedida de Aznar
José María Aznar, probablemente el presidente
del gobierno español más repudiado, se despidió ayer
de la vida política de forma que, seguramente, no imaginó
ni en la peor de sus pesadillas.
Su salida no pudo ser más paradójica: cuando
fue electo presidente, en 1996, prometió acabar con "todo tipo de
terrorismo" en España, en alusión a las acciones de ETA,
por lo que anticipó su "aniquilación" y "desaparición
definitiva" del escenario político.
ETA no ha desaparecido y la herencia de Aznar está
en las antípodas de ese mensaje una vez que los brutales atentados
del pasado 11 de marzo en Madrid confirmaron que su política de
apoyo a la estrategia belicista de Estados Unidos en Irak y Afganistán
había convertido a España en "objetivo prioritario" del fundamentalismo
islámico.
Y así se despidió Aznar del gobierno, con
la obligación protocolaria de acudir al Congreso a la sesión
en la que se formalizó la entrega del poder al socialista Rodríguez
Zapatero, pero además con el peso de haber vivido estos días
con la mayor discreción porque en la calle sólo recibe agrios
vituperios, ya que todavía no explica ante el Parlamento y ante
los partidos -lo cual ya no hará- cuáles fueron las razones
y supuestas pruebas que justificaron su apoyo ciego al presidente George
W. Bush y a su política imperialista en Irak.
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
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