México D.F. Miércoles 21 de abril de 2004
Relige asamblea de accionistas a la directora
general
Carmen Lira, al frente de La Jornada cuatro
años más
En números negros, la situación financiera
del periódico
Por unanimidad y a propuesta del doctor Pablo González
Casanova, la asamblea de accionistas de Demos Desarrollo de Medios SA de
CV, editora de La Jornada, religió a la periodista Carmen
Lira Saade para un nuevo periodo de cuatro años como directora general
del diario.
Así,
a punto de cumplir 20 años de existencia, La Jornada ratificó
ayer su estabilidad financiera y su sitio como uno de los medios impresos
con mayor impacto, penetración e influencia en el país, así
como un medio internacional de permanente referencia.
Muestra de ello lo constituyen los accesos certificados
por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a su
sitio en Internet, que ascendieron a 537 millones 659 mil consultas en
2003. De este modo, el número de visitas a las páginas del
diario en su sitio electrónico se eleva, desde 1998, a 4 mil 713
millones 632 mil 651.
Por ello se hizo un reconocimiento a la Dirección
General de Servicios de Cómputo Académico de la casa de estudios
y a su director, Alejandro Pisanty Baruch, por la colaboración brindada
al proyecto cibernético de este diario.
En una sesión que tuvo la mayor asistencia de socios
de la empresa en los últimos ocho años, por mandato de estatutos
la propia directora general, el presidente del consejo de administración,
Ricardo García Sainz, y el comisario Luis Linares Zapata presentaron
los informes de labores correspondientes al ejercicio fiscal 2003, aprobados
de forma unánime.
García
Sainz destacó que pese a las difíciles circunstancias que
hubo de sortear a lo largo del año fiscal, Demos se mantiene en
números negros y, sobre todo, ha logrado consolidar el activo fundamental
que representa su proyecto editorial, el cual goza de gran credibilidad
e influencia en los ámbitos político, social y cultural del
país. Linares Zapata puntualizó que Demos aplica criterios
y políticas contables y de información adecuados y suficientes.
Llegado el punto correspondiente en el orden del día,
el presidente de la asamblea, Miguel Concha, dio la palabra a González
Casanova, quien fundamentó su propuesta de relegir a Carmen Lira
Saade, que fue aceptada por aclamación.
Destacó que la gestión de la directora general
ha permitido que La Jornada siga estableciendo la agenda nacional
en torno a la crisis agraria, los pueblos indios, la defensa de derechos
humanos, de homosexuales, de mujeres, de la soberanía energética,
el cese de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez, la
defensa de los principios de política exterior y de derechos de
los migrantes, entre otros.
Señaló, además, que en medio de la
crisis económica, política y social que atraviesa el país,
el periódico ha mantenido su estabilidad y una posición consecuente
con los principios que desde su fundación lo rigen, y ha logrado
una colaboración óptima entre los reporteros, los articulistas
y el conjunto de los trabajadores que hacen de La Jornada un gran
periódico nacional e internacional.
Así, dos décadas después de la fundación
del diario, esta empresa cuenta con su propia imprenta y un edificio donde
concentra sus áreas editoriales y administrativas; opera una agencia
de noticias, una editora de libros con 61 títulos publicados (algunos
de ellos en coedición), produce un periódico de circulación
nacional y ediciones locales en Puebla-Tlaxcala, Morelos, San Luis Potosí
y, desde el pasado lunes, Michoacán.
En la detallada caracterización de la coyuntura
nacional e internacional y su efecto sobre la práctica del periodismo,
Carmen Lira se refirió a la profundización de proyectos que
apuestan a convertir el oficio periodístico en un mero apéndice
del entretenimiento o de operativos propagandísticos gubernamentales.
"Se trata de una tendencia mundial que ha causado graves
quebrantos a la credibilidad de instituciones informativas de primer orden",
expuso, y dio como ejemplo la distorsión de la verdad que, salvo
excepciones, han realizado los medios electrónicos e impresos sobre
lo que ocurre en Irak.
Ubicó también en ese contexto el ataque
terrorista del 11 de marzo en Madrid y donde "por hábito mental,
por ceguera o por perversidad, el conjunto de los diarios y noticiarios
españoles aceptaron sin chistar la acusación del gobierno
(de José María Aznar) contra ETA", y propiciaron así
un clima de linchamiento contra la generalidad del nacionalismo vasco,
"haya entre ellos terroristas o no".
La
directora de La Jornada advirtió que esa "maniobra inmoral"
costó el poder al Partido Popular, y todavía no está
clara la factura que la ciudadanía española habrá
de pasar a los periódicos y los medios electrónicos que se
unieron, "a contrapelo de la ética y del sentido común",
a la gran manipulación impulsada por Aznar y sus funcionarios.
El reto nacional
En México, añadió, los desafíos
del quehacer informativo son equivalentes en gravedad. El "trasiego desenfrenado
de videos acusadores" hace imposible ubicar a estas alturas dónde
termina el interés por elevar el rating y dónde empieza
el intercambio de favores entre instituciones públicas y concesionarios.
De hecho, apuntó, "la lente oculta y el micrófono
furtivo son ya símbolos de una paranoia nacional gestada por el
nuevo maridaje inconfesable entre instituciones federales y concesionarios
televisivos", que lo es de carácter empresarial pero también
político e ideológico, si bien lo tornan más sutil
pero no menos perverso que las viejas redes de complicidad y corrupción
de antaño.
Como efecto de todo ello, "el reciente alud de videos,
acusaciones, demandas, revelaciones, filtraciones y tribunales sumarios
televisivos ha desplazado del interés ciudadano el compromiso que
tiene México con el rezago ancestral con sus pueblos indios, ha
dejado en la penumbra la persistente entrega de los recursos naturales
a intereses extranjeros y relegado al olvido otros ingentes problemas del
país".
Frente a este fenómeno de "escatología política",
La Jornada, expresó su directora, realiza una cobertura con
mesura y ética, "sin dar un paso más allá del que
exigen las consideraciones mercantilistas y que lleva al sensacionalismo,
al extravío ético y a la complicidad en la tarea de demolición
de nuestra vida institucional.
"No vendrá de La Jornada un trastocamiento
de los ámbitos público y privado ni un empleo faccioso de
la credibilidad y el poder de convocatoria que tenemos. Porque nuestro
proyecto periodístico es en 2004 tan vigente como lo fue en su inicio
y su compromiso está, como desde entonces, con sus lectores, con
la ética periodística y con los sectores del país
y del mundo que carecen de representación justa en la escena informativa."
|