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México D.F. Miércoles 21 de abril de 2004
MELON
Luis Angel Silva
Memo, Bebo y El Cigala
SI POR ALGUNA razón se me escapa un yo, de antemano mil perdones, porque esta entrega estará dedicada a Memo Salamanca, Bebo Valdés y Diego El Cigala. Los dos últimos muy pronto estarán de moda en nuestro país. De hecho, ya están en boca de los impresionables, seudo conocedores y villamelones.
Y VA DE cuento, mi yeneka, Memo Salamanca ha sido atacado y criticado por muchos amargados que no han tenido la atingencia de hurgar en la historia del son cubano en nuestro país. No se puede negar que don Guillermo tiene un conocimiento pleno de la música cubana y sus detractores no conciben que esta expresión bellísima, en especial el son, tiene sus secretos y puntos finos que la hacen especial.
DESDE SIEMPRE, O al menos desde que lo conozco, Memo Salamanca abrevó sus conocimientos de soneros reconocidos. Gelasio de Lis, Beny Moré, entre otros, lo tenían como un favorito con la confianza de que ejecutaba el son con PROPIEDAD, respetando la clave como corresponde. Por lo tanto, su calidad de músico-sonero sigue intacta.
PUES BIEN, DON Mariano Rivera Conde, otro personaje digno de estar en el museo de la fama de nuestro son, en 1952 le encargó a Memo terminar lo que Pérez Prado había dejado inconcluso, Alekumsalem, incluido, por lo que la perla de Tlacotalpan reunió una orquesta increíble. Dudo que algún empresario se hubiera arriesgado a pagar esa verdadera constelación, de no ser la RCA Victor.
Batanga
LOS RESULTADOS FUERON magníficos. Mi amigo Iván Restrepo puede dar fe de lo que digo ya que él atesora esas grabaciones. Gracias a ello don Mariano volvió a responsabilizar al príncipe de Tlacotalpan para grabar con la misma orquesta acompañando a Bebo Valdés, que llegaba con un nuevo ritmo de su creación llamado batanga.
BEBO VALDES, PAPA de Chucho, el de Irakere, ya era conocido por los soneros mexicanos, sobre todo por Rareza del siglo, la cual era considerada una joya por su modernismo en armonía, que cambiaba lo que muchos llamaban "papá y mamá". Grabado por Cascarita este número alcanzaba otra dimensión.
EL BATANGA INCLUIA en la sección rítmica, por supuesto, un batá, el llamado okóndolo u omelé, que en las manos de Chicho (Clemente Piquero) no tuvo problema. Modesto Durán, Yeyo Tamayo y Ramoncito Castro completaron la sección rítmica. Como cantante estaba Oscar López, recién fallecido. Menos Homero Jiménez, sonero y compositor cubano, los demás miembros de la orquesta, orgullosamente mexicanos, recibieron la aprobación del notable Bebo Valdés. Lo que quedó en las sesiones de grabación, si mal no recuerdo, por lo menos dos son de antología. Entre los cuales llegan a mi mente Copla guajira, Batanga para las viejas y, sobre todo, Rapsodia en cueros, en la que Chicho hizo una verdadera obra de arte.
BEBO REGRESO EN los años 60 para actuar en Terraza Casino en compañía de Cascarita, primero, y con Pío Leyva, después, dejando siempre constancia de su calidad. Tanto Bebo como El Cigala eluden la palabra fusión que los chavos de esta época utilizan para ocultar sus carencias. Eso me parece natural ya que la música cubana no sólo tiene secretos, puntos finos, en ella vive la unión de Africa y España, con firuletes moros que da por resultado un sabor exquisito.
A ESE SABOR por desgracia no pueden acceder los de siempre, los que llamo advenedizos, que se empeñan en vestirse de conocedores y por medio de una pluma o un micrófono forman opinión a los impresionables.
LALO MONTANE, HOMERO JIMENEZ y éste, su asere, hicimos coro.
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