México D.F. Lunes 26 de abril de 2004
Reclaman al gobierno, pero externan autocrítica
Campesinos denuncian incumplimiento del ANC
MATILDE PEREZ U.
Una opinión unánime tienen los dirigentes
campesinos: el Acuerdo Nacional para el Campo (ANC) no se ha cumplido cabalmente.
A pocos días del primer aniversario de la firma del documento, mediante
el cual se establecieron 282 compromisos para asegurar el desarrollo de
la sociedad rural, la soberanía y la seguridad alimentaria, los
aspectos torales siguen sin atenderse: financiamiento, presupuesto multianual,
cambio de las instituciones, revisión del capítulo agropecuario
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y protección
a los cultivos de maíz y frijol, básicos para los mexicanos.
El saldo, afirman los líderes, es trágico:
cientos de parcelas abandonadas, aumento de la pobreza y de la migración,
ahora también de las mujeres. "¿Quién va a trabajar
la tierra? Los campesinos sólo piden una cosa: ¡señor
Presidente, cumpla su palabra!", reclaman.
Pero
entre esas voces también surge la autocrítica, como plantea
Víctor Suárez Carrera, ex director de la Asociación
Nacional de Empresas Comercializadoras (ANEC): ¿cómo contribuir
a una nueva política agropecuaria cuando los líderes campesinos
siguen actuando a la vieja usanza corporativa y ejercen presión
para recibir dinero de algunos programas, pero no quieren ir al fondo en
los cambios estructurales?
Por ello, afirma, el gobierno federal sólo cumple
superficial y cosméticamente los compromisos del ANC y no muestra
voluntad política para asumir lo esencial, relacionado con los cambios
de orientación y actitud políticas hacia los campesinos,
con la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN,
soberanía alimentaria y reforma institucional.
Pocos avances ganados con protestas
En vísperas del primer año de la firma del
documento, que provocó polémica y concluyó con la
ruptura de la unidad de las organizaciones que originalmente lo impulsaron,
las opiniones son similares: "no hay avances; lo poco -casi nada- que se
ha obtenido es porque lo hemos arrancado luego de movilizaciones de protesta
y de realizar fuertes denuncias", sostienen algunos dirigentes.
Y aunque el ANC fue firmado por El campo no aguanta más
y el Congreso Agrario Permanente (CAP), ahora este último prepara
un foro para hacer su balance técnico y político. Pero ninguno
de los dirigentes de ambas organizaciones habla abiertamente de un cambio
en las relaciones con el gobierno federal; ambos se limitan a reiterar:
"las actuales políticas públicas y programas no son las adecuadas
ni el presupuesto es suficiente para resolver el rezago económico
y social que se vive en el campo".
Heladio Ramírez López, presidente de la
Confederación Nacional Campesina (CNC), demandó que el secretario
de Gobernación, Santiago Creel Miranda, presente un informe detallado
de los avances del ANC, ya que "las instituciones responsables de la operación
de los programas acordados afirman que ya canalizaron los recursos a las
delegaciones estatales y cuando los campesinos acuden a reclamar los funcionarios
se salen por la tangente diciendo que no ha llegado el dinero".
Para el dirigente de la CNC, organización afiliada
al PRI, los campesinos temen caer en el subejercicio presupuestal. Si eso
llegara a suceder, "sería criminal, pues las luchas que han hecho
todas las organizaciones del campo para lograr convencer al gobierno federal
de la importancia de apoyar al sector rural resultarían vanas. Además
se correría el riesgo de que esos recursos autorizados se vayan
al hoyo negro del no retorno".
Para ejemplificar mencionó que el año pasado
los recursos presupuestales normales destinados al sector agropecuario
y al desarrollo rural se ejercieron "casi sobre las rodillas y con apuración
inusitada", pues más de 80 por ciento se aplicó en los últimos
tres o cuatro meses del año, cuando el compromiso gubernamental
es procurar su ejercicio durante todo el año.
El presupuesto de 2 mil 800 millones de pesos acordado
entre el gobierno federal y las organizaciones firmantes del ANC, destinado,
entre otros rubros, al Procampo para la incorporación de un millón
de campesinos adicionales al padrón ya establecido, no se ha podido
cumplir. Efectivamente se autorizó un presupuesto de 650 millones
de pesos en este rubro y un programa emergente de 600 mil nuevas hectáreas,
sin que hasta la fecha se haya concluido el padrón adicional.
Para Ramírez López entre los programas con
mayor rezago están: Procampo, adultos mayores (de 60 años,
apoyo a la mujer campesina y vivienda rural. Hay relativos avances en infraestructura
hidráulica y ganadería ejidal. Los atrasos para poner en
marcha los programas del acuerdo, abunda, estuvieron relacionados con la
elaboración, análisis, aprobación y publicación
de las reglas de operación, que tardaron más de seis meses
en aprobarse, y luego se requirió más tiempo para hacerlas
llegar a los campesinos de manera accesible.
Además el sistema operativo de la Financiera Rural
avanza muy lentamente, mientras el dinamismo de la producción agropecuaria
exige instituciones y mecanismos financieros ágiles, sin el excesivo
burocratismo que se ha aplicado al crédito del sector rural. De
la definición de una política de Estado para el desarrollo
del campo mexicano ninguno de los integrantes del gabinete presidencial
habla, mientras la importación de granos, oleaginosas y derivados
pecuarios continúa de manera intermitente; la pobreza sigue su avance
inexorable y el proceso migratorio hacia las ciudades y el extranjero camina
a pasos acelerados.
Las importaciones de alimentos van en aumento. Hace diez
años, cuando se firmó el TLCAN, México importaba granos
y alimentos de origen animal por el equivalente a 19 por ciento, en tanto
en 2003 ese segmento aumentó a 50 por ciento. En términos
absolutos pasamos en ese periodo de una importación de 8 millones
de toneladas de granos, oleaginosas y productos pecuarios a un total de
17 millones de toneladas.
Suárez Carrera, ex director de ANEC y quien tuvo
una acción destacada antes y durante las negociaciones del ANC,
toca un aspecto áspero: la actitud de los dirigentes de las organizaciones
campesinas. "El incumplimiento de los compromisos pactados en el ANC no
sólo es atribuible al Ejecutivo federal, sino también a la
debilidad del movimiento campesino. Después de la firma, cada organización
empezó a negociar por su cuenta y reprodujeron las prácticas
más representativas del pasado. No conservaron el interés
por perseguir los cambios de fondo".
Este es el mejor momento para que el movimiento campesino
haga "un balance autocrítico", subrayó. El también
diputado por el PRD recuerda que los líderes campesinos de El campo
no aguanta más y del CAP habían asegurado que mantendrían
las movilizaciones y una actitud pendiente para hacer cumplir los acuerdos.
Sin embargo, elllos, así como El Barzón y la CNC, empezaron
a "jalar por su camino, cada uno negociando su parte; así, los programas
de vivienda rural y de adultos mayores se convirtieron en el ejemplo, una
vez más, de las acciones corporativas y de la búsqueda de
los recursos mediante el reconocimiento como únicos interlocutores".
La mayoría de los líderes de las organizaciones,
afirma, siguen negándose a "conformar modelos autónomos y
autogestivos, a dejar de actuar de manera clientelar. Mientras no se rompa
ese círculo perverso será más difícil exigir
al Ejecutivo federal que cumpla con el compromiso adquirido". Por lo pronto,
puntualiza, los diputados ya constituyeron la comisión de seguimiento
del ANC y está elaborándose la iniciativa de ley de planeación
agropecuaria y soberanía alimentaria.
Para Alfonso Ramírez Cuéllar, ex dirigente
de El Barzón Agropecuario y también diputado por el PRD,
"el ANC es letra muerta: no se han atendido las demandas más urgentes
de los productores, como diseñar una política para bajar
los insumos para la producción, para que el crédito llegue
al campo y mediante una comercialización ágil y a precios
justos se proteja a maíz y frijol. Hay un saldo negativo en el campo
que se ahonda como si no tuviera fondo".
El análisis de la Central Campesina Cardenista
(CCC) se basó en el informe presentado en la Comisión de
Seguimiento y Evaluación del Consejo Mexicano para el Desarrollo
Rural Sustentable. Advierte la pretensión del gobierno federal para
reducir de 282 a sólo 255 los compromisos, ya que de ellos 27 "son
encabezados o declarativos"
La CCC asienta que no aceptará que dichos numerales
sean considerados como enunciados declarativos. "Insistiremos en su cabal
desarrollo y cumplimiento en corto, mediano y largo plazos, ya que las
dos vertientes fundamentales del ANC son: reforma estructural y soberanía
y seguridad alimentaria. Sobre esas dos columnas nos proponemos construir
la nueva sociedad rural. Todas las acciones, todos los programas y todas
las políticas deben converger hacia estas dos vertientes del desarrollo
rural".
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