Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano

Declaración sobre el retiro de embajadores de Cuba y México

Es de lamentar la decisión tomada por el gobierno mexicano de retirar a su embajador en Cuba y requerir al gobierno cubano que retire a su embajador en México.

Es de lamentar que la relación del gobierno de México con el de Cuba se haya dejado deteriorar  hasta el extremo de pedir el retiro, en un plazo de 48 horas, del embajador cubano en nuestro país.

Las relaciones del gobierno de México con el cubano han llegado a su grado más bajo desde que ambos gobiernos establecieron relaciones diplomáticas en los principios del siglo XX.

México y Cuba han mantenido sus relaciones en múltiples campos; en intercambios comerciales, en inversiones mexicanas en Cuba, en cultura, educación superior, en cooperación técnica, derivando beneficios para una y otra parte, lo que sin duda se verá afectado con la actitud ahora asumida por el gobierno mexicano.

Los pueblos de México y Cuba comparten una amistad que ha sido invariable a lo largo de una historia común. La decisión mexicana va en sentido contrario a esa amistad y representa, además de una actitud que contradice la tradicional política exterior de nuestro país, que ha recurrido al diálogo para buscar solución a toda controversia en el campo internacional, un franco sometimiento a los dictados del gobierno de George W. Bush.

La gran mayoría del pueblo mexicano es contraria al servil alineamiento del gobierno foxista con la política de injerencia en asuntos ajenos del gobierno estadunindese, que contraviene el mandato de nuestra Constitución de respeto a la autodeterminación y no intervención.

El presidente de la República, quien recibió un mandato democrático de la ciudadanía para responder al sentir mayoritario de los mexicanos, está obligado a reconsiderar su decisión de mantener la relación entre México y Cuba en el bajísimo nivel que tiene a partir de hoy y a dar los pasos necesarios para que las relaciones entre ambos gobiernos se normalicen a la brevedad posible.