México D.F. Martes 4 de mayo de 2004
Marco Rascón
El PRD se pinta de colores
A definirse: Vicente Fox
obsequia a Bush el rompimiento virtual de relaciones con Cuba. Es una
contribución electoral que respalda todas las conspiraciones
ultraderechistas de Miami. Es la demostración de que Carlos Ahumada
es un agente, que fue deliberadamente sembrado en Cuba, pues el objetivo no sólo era exhibir a la
izquierda como corrupta, sino buscar el pretexto para romper con la isla
para así ayudar a los electores gusanos de Florida en favor de Bush. Es la prueba
también de que Cuba dio un revés a la maniobra al entregar a
Ahumada, exhibiendo las complicidades y la miseria de la política
exterior mexicana.
Es claro que la Secretaría de Relaciones
Exteriores se convirtió en la secretaría de provocaciones
exteriores al
expulsar al embajador cubano Roberto Bolaños y al consejero Orlando
Silva. Los hechos evidencian una política abyecta y entreguista a
Bush; la política exterior mexicana ya es parte de la
política interna de Estados Unidos y juega abiertamente en la
campaña electoral por la relección de Bush. La abierta
política de patio trasero de Fox polariza no sólo a
México, sino que tiene repercusiones continentales. Este es momento
de definición de la izquierda mexicana, así como para decir
que Cuba no se va de México y que quien debe irse del gobierno es
Fox, dada su actitud indigna.
La lucha interna en el PRD tiene implicaciones
externas, pues la profundidad del deslinde posibilitará el
rescate del partido de la descomposición y la debacle a la que
lo llevaron los grupos y corrientes que permitieron la ocupación de
las siglas del partido.
Como resultado del octavo congreso democrático
llevado a cabo el 20 y 21 de marzo pasados, cuando se desconoció la
representatividad y legitimidad del comité ejecutivo nacional, del
consejo nacional y de las comisiones nacionales y estatales de
garantías y vigilancia, el próximo sábado 8 de mayo, a
las 9 horas, en el auditorio del SUTIN (Río Becerra 139, col.
Nápoles, casi esquina con Pensilvania) tendrá lugar la
instalación del primer pleno del octavo Consejo Nacional electo por
el congreso democrático.
En adelante el PRD se viste de nuevo de colores,
utilizando el emblema original del sol azteca, impedido entonces por la
Comisión Federal Electoral y que fue de 1989 a 1994 símbolo
del partido y la revolución democrática.
La disposición de recuperar ideológica,
política, organizativa y jurídicamente al PRD fundacional
empieza a desarrollarse en todos los lugares del país. Los miembros
auténticos empiezan de nuevo a fraternizar y reconocerse en la
voluntad de luchar y recuperar al partido del cual fuimos despojados por
sectas, grupos y corrientes, responsables de toda la descomposición
y la corrupción, que finalmente fue exhibida por los mismos
oligarcas que la promovieron hacia dentro del PRD.
En este proceso de recomposición interna se
hace un llamado a todos los miembros del partido, a los representantes ante
las cámaras, a definirse en torno a un partido basado en los
principios, el programa y la coherencia ética o bien con las
prácticas sectarias y corruptas que persisten luego del simulado y
fracasado octavo congreso convocado por los grupos y corrientes.
En ese tenor los perredistas por el rescate del
partido llaman a la unidad y a reconstruir al PRD desde abajo y entre
todos, sin grupismos ni sectarismos, municipio por municipio, estado por
estado, realizando congresos municipales y estatales que elijan nuevas
direcciones legítimas y congruentes. Es un llamado de nuevo a todos
aquellos que fundaron el Partido de la Revolución
Democrática, al que dieron dedicación y esfuerzo.
El PRD se viste de colores para restituir su
independencia frente a la oligarquía. Ganar su independencia para
hacer política en favor de los sectores que ahora luchan y buscan
una alternativa de nación.
Es el momento de politizar la vida interna, abriendo
el debate ideológico y político en el PRD a fin de generar
las posiciones necesarias respecto a Cuba, a la invasión a Irak, a
los peligros de la relección de Bush y a las elecciones de noviembre
en Estados Unidos, a la recesión económica, a las reformas
laborales, a las pensiones y a la lucha de los trabajadores del IMSS, a las
luchas campesinas y a los migrantes. Es decir, sobre todos los temas que
fueron abandonados y sustituidos por los intereses particulares de los
grupos.
En la semana pasada el proceso dio inicio en Baja
California Norte, Campeche, Nuevo León, Sonora, estado de
México, Guerrero, Hidalgo, Veracruz y el Distrito Federal, donde
empezará a ondear el sol rojo, verde y negro que se vio a lo largo y
ancho del país, cuando el PRD fue la expresión de las
aspiraciones democráticas de millones de mexicanos.
Ahora es el momento de revindicar un patrimonio que ha
madurado: ya sabemos cómo no hacer un partido. El fin de los grupos
y facciones llegó y por eso se requiere un gran trabajo con
vocación democrática y talento político para construir
un partido unificado, solidario y fraternal, inspirado en las mejores
tradiciones de la lucha en México.
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