México D.F. Martes 4 de mayo de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
En el episodio con Cuba, nada nuevo ni sorpresivo
*Hay de injerencias a
injerencias *Derbez,
la postura mediática
Hace ya algún
tiempo, el entonces embajador de México en Cuba, Ricardo Pascoe,
explicaba por qué había aceptado colaborar con un gobierno de
derecha, como el de Fox, si provenía de las filas de un partido de
izquierda.
Palabras mas o menos,
Pascoe decía que o era él o la provocación, porque
también se había pensado en mandar a la isla a Luis Pazos, un
economista reconocido en todas partes como representante del más
furibundo conservadurismo.
Al principio del sexenio,
hubo quien pensó, seguramente el gringo Castañeda, en provocar un episodio desagradable
contra el gobierno de Cuba, es decir, no es nada nuevo ni sorpresivo que el
foxismo, alineado a la política de Bush, busque obedecer a quienes
considera sus superiores.
Asi, tarde o temprano
el casi rompimiento del que somos testigos tenía que ocurrir y nada
mejor que el caso Ahumada para cumplir con las órdenes dadas desde
Washington.
Es necesario insistir
en el dolor profundo, la vergüenza que debió haber sentido el
gobierno de Fox por las líneas que desde Cuba descubrían la
existencia del complot que había denunciado otro de los más
grandes enemigos de este régimen: López Obrador. Era una
segunda humillación.
La primera, se
recordará, aunque no lo quieran los panistas en el poder, es aquel
episodio del 舠comes y te vas舡 que aún ahora cala
profundo en el ánimo del foxismo.
Tanto duele este
suceso que ayer por la mañana, en una reunión entre los
comunicadores del gobierno y las autoridades encargadas de la
difusión en Los Pinos, se exigió, como en los tiempos del
priísmo, que aquella parte de la historia entre Cuba y México
se minimizara; que en el caso Ahumada se diera toda la voz a la PGR y se
hiciera caso omiso de la procuraduría capitalina, y se trasmitiera
todo el día, a todas horas, la voz del secretario de Relaciones
Exteriores, Luis Ernesto Derbez.
Y asi ha sido, la voz
del secretario se escuchó a todas horas en todo los canales de radio
y televisión repitiendo la misma cantaleta y asegurando que la
injerencia de Cuba en asuntos internos de México era la razón
del enfriamiento de las relaciones de México con el gobierno de la
isla.
Pero a nadie se le
olvida que en el aeropuerto de la ciudad de México estuvieron los
agentes de la FBI actuando libremente, sin que ello fuera causa del
malestar del gobierno foxista.
Tampoco se consideró
injerencia que Fox, para no molestar a Bush, quien ya le había dicho
que no quería encontrarse con el presidente cubano, tratara a Fidel
Castro no nada más con descortesía, sino con la mayor de las
torpezas políticas y diplomáticas.
Este gobierno, tan
delicado, tampoco consideró injerencia que Bush hablara con Fox para
pedirle su voto en contra de Cuba en la reciente reunión por los
derechos humanos en Ginebra.
Todo eso no tiene
ninguna importancia para el secretario totalmente palacio de
Gobernación, ni para Derbez, quien se convirtió en la
estrella de los medios en menos de 24 horas.
Y para colmo, en un
programa nocturno de análisis sobre la medida tomada por
México, un historiador invitado dijo que él en Cuba
sería esclavo o preso y la carcajada de quienes miraban el programa
resonó en todas partes. No es cierto, si estuviera en Cuba, este
cuate sería el reproductor más fiel de la gesta
revolucionaria de Fidel; él 舑el historiador que también
es conductor de otro programa de televisión舑 siempre se
acomoda.
Asi las cosas, por lo
pronto, el apoderado de las empresas de Ahumada, Antonio Martínez
Ocampo, ya está en el país. En Cuba reforzó las
declaraciones que allá mismo hizo el empresario corruptor, pero con
eso de que primero lo tuvo la PGR, no será nada descabellado que
mañana le hallen una arritmia cardiaca y después asegure que
las declaraciones que hizo fueron a causa de la tortura que le
infligió el gobierno de Castro. Pero ese cuento ya se conoce.
Lástima.
De ultima hora, el
preso de nombre Carlos Ahumada pidió que, además de los
hermanos Collado, que llevan su defensa, se añadiera a Marcos
Castillejos, el abogado que defendió a Mario Bezares en el caso
Stanley.
Pero no es todo,
Castillejos tiene como mejor carta de presentación ser compadre del
procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha.
Estos personajes sellaron su amistad con el bautizo de Humberto, el hijo de
Castillejos, quien hoy es asesor externo de la PGR, y de quien dicen que su
responsabilidad es organizar las reuniones de procuradores que se celebran
con cierta frecuencia en algún estado de la República.
La independencia de
Castillejos en el asunto Ahumada difícilmente podrá estar
ajena a influencia del procurador, por lo que debe revisarse hasta
qué punto es válida su actuación en este caso.
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