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México D.F. Martes 4 de mayo de 2004
DATOS DE LA DESESPERACION OFICIAL
En su incapacidad para dar respuesta adecuada a los
crecientes indicios de su vinculación en los videoescándalos
que tienen por pivote al empresario corruptor Carlos Ahumada Kurtz, el
gobierno de Vicente Fox da muestras de perder el control de sí mismo
y de los asuntos públicos.
Anteayer los secretarios de Gobernación y de
Relaciones Exteriores, Santiago Creel Miranda y Luis Ernesto Derbez,
provocaron una nueva confrontación 舑la más grave
en lo que va del sexenio舑 con el gobierno de Cuba, al anunciar la
expulsión del embajador de ese país y del consejero
político de su embajada, y ordenar el retiro de la representante de
México en La Habana. Los funcionarios esgrimieron supuestos actos
intervencionistas que, con excepción del altisonante discurso de
Fidel Castro del primero de mayo, en el que atacó acremente la
conducción de la política exterior mexicana, resultan
inciertos, nebulosos y generadores de nuevas sospechas sobre las verdaderas
razones del foxismo para intentar la inducción de una ruptura total
de las relaciones bilaterales. Creel se limitó a aducir, como motivo
de la drástica reducción unilateral de los vínculos,
las actividades 舠contrarias no sólo a la amistad que existe
entre nuestros pueblos, sino al respeto que están obligados a darse
los gobiernos en sus relaciones internacionales舡 de dos dirigentes
del Partido Comunista Cubano que estuvieron en dos ocasiones, en el mes
pasado, en territorio nacional, provistos de pasaportes
diplomáticos.
Ayer, Creel aumentó la confusión y la
turbiedad en una conferencia de prensa en la que defendió nada menos
que el supuesto derecho gubernamental a no dar a conocer a la sociedad los
motivos de la cuasi ruptura, salvo por las nebulosas referencias a una
pretendida intromisión en asuntos internos de México. Para
ilustrar la actitud de Creel vale la pena transcribir, textualmente, un
pasaje de la versión oficial de sus palabras, difundidas por la
propia Secretaría de Gobernación:
舠Tenemos todo el derecho como gobierno mexicano
a reservarnos la información, a reservarnos la carta, las cartas,
sobre todo cuando estamos hablando de nuestra relación con un
gobierno extranjero. No es una cuestión de informar a la
opinión pública, es una cuestión que tiene que ver con
una reserva que está, además, dispuesta en ley. En la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información oficial, que hemos reservado
precisamente para poder brindar los espacios que sean necesarios en la
evolución de la relación que debemos de tener con Cuba. Por
lo tanto es una decisión de carácter estratégico del
gobierno mexicano y que tiene que ver con nuestra relación con Cuba,
y por tanto estamos reservando esa información. Además nos
asiste el derecho. Un gobierno democrático lo hace porque tiene el
derecho de hacerlo. Nos asiste el derecho en la reserva que hemos
formulado, y por lo pronto la reserva se afirma y se
ratifica.舡
La norma invocada por Creel dice, en el
capítulo III y en el artículo 13, que podrá
clasificarse como 舠información reservada y confidencial舡
aquella cuya difusión 舠pueda: I. Comprometer la seguridad
nacional, la seguridad pública o la defensa nacional; II. Menoscabar
la conducción de las negociaciones o bien de las relaciones
internacionales, incluida aquella información que otros estados u
organismos internacionales entreguen con carácter de confidencial al
Estado mexicano; III. Dañar la estabilidad financiera,
económica o monetaria del país; IV. Poner en riesgo la vida,
la seguridad o la salud de cualquier persona, o V. Causar un serio
perjuicio a las actividades de verificación del cumplimiento de las
leyes, prevención o persecución de los delitos, la
impartición de la justicia, la recaudación de las
contribuciones, las operaciones de control migratorio, las estrategias
procesales en procesos judiciales o administrativos mientras las
resoluciones no causen estado舡.
¿A cuál de esas circunstancias se
refirió el secretario de Gobernación? Si fue, como cabe
suponer, al riesgo de menoscabo en la conducción de las relaciones
internacionales, habría que admitir que nada ha causado más
daño a las relaciones exteriores del país que la impericia,
la improvisación y la visceralidad del equipo foxista; si la
referencia es a 舠aquella información que otros estados u
organismos internacionales entreguen con carácter de
confidencial舡, cabe preguntarse si fueron servicios extranjeros de
inteligencia los que espiaron, en territorio nacional, a los funcionarios
cubanos motivo de la molestia, y luego pasaron el reporte a la dependencia
mexicana.
¿O fue esa misma dependencia la que
espió a los isleños y a sus interlocutores mexicanos? Porque
la sociedad encontró, en cuestión de horas, la
información que Creel se empeñaba en ocultarle, es decir, que
en sus estancias en México los representantes cubanos se reunieron
con dirigentes perredistas, particularmente con el presidente del partido
del sol azteca, Leonel Godoy Rangel, quien informó a los medios que
los encuentros tuvieron el propósito de tratar asuntos partidarios
diversos. El dirigente perredista externó, además, su
comprensible disgusto por el sesgo de 舠traición a la
patria舡 que el grupo gobernante pretende imprimirle a tales
encuentros, lo que representa una ominosa llamada de atención sobre
tendencias autoritarias e intolerantes que operan en el grupo en el poder.
舠Nuestro interés es en contra del gobierno cubano舡 y
舠no hemos señalado a ningún actor político o
social del país舡, asentó Creel ayer, pero si no es por
las reuniones entre los cubanos y los perredistas, no se entiende la
extrema irritación del Ejecutivo federal en la circunstancia actual.
No debe perderse de vista, por otra parte, que en el
centro de la crisis se encuentra Carlos Ahumada y la cada vez más
evidente conspiración contra el GDF y su titular, Andrés
Manuel López Obrador. Empeñado en controlar los daños
de la participación de funcionarios del foxismo en esa
conspiración, el equipo gobernante se abrió un nuevo frente
externo, Cuba, y al hacerlo suscitó la desaprobación
interna de partidos, organizaciones sociales y personalidades
políticas que 舑ya fuera en la manifestación realizada
ayer para protestar contra el daño a las relaciones con Cuba o bien
mediante declaraciones y tomas de posición舑 se deslindaron de
la furia oficial contra Cuba y demandaron explicaciones a los misterios
oficiales: el propio PRD, el PRI y Convergencia, además de
sindicatos, comités y movimientos varios. Una inquietud
particularmente fundada, de entre las muchas expresadas ayer, versa sobre
la torpeza 舑una entre muchas舑 de reducir al mínimo los
vínculos entre Cuba y México sin contar con el respaldo de
las principales fuerzas políticas.
El grupo gobernante debería serenarse,
rectificar y ventilar ante la opinión pública lo que parece
ser el motivo real de sus desvelos: el involucramiento de funcionarios
federales y de panistas prominentes en la conjura que tiene por rostro
visible a Ahumada. Los hechos saldrán a la luz y el gobierno federal
saldría menos dañado si se adelantara desde ahora a decir lo
que sabe.
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