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México D.F. Domingo 9 de mayo de 2004
La balada de Kastriot Rexhepi, instalación
narrativa
Muestra en México de Mary Kelly contra la guerra
MERRY MAC MASTERS
En vista de que ''no se puede hacer una guerra y terminarla,
porque existe una repetición constante de la violencia'', en su
instalación narrativa de 63 metros de longitud, La balada de
Kastriot Rexhepi, la estadunidense Mary Kelly (Fort Dodge, Iowa, 1941)
ha querido llamar la atención sobre ''la devastación sicológica
de la guerra a largo plazo''. En lo que equivale a la primera exposición
de Kelly en México, la obra se podrá ver en el Museo Universiario
de Ciencias y Arte, de Ciudad Universitaria, a partir del martes 11 a las
19 horas.
Vinculada
con el arte conceptual, por su interés en el tiempo y su duración,
antes de La balada de Kastriot Rexhepi Kelly había hecho
una pieza en torno a la guerra del Golfo, pero desde la perspectiva de
lo militar y del espectáculo en que se convertía un conflicto
bélico. Fue cuando pensó que tal vez debería ocuparse
del ''otro lado''.
Kastriot es un niño albano a quien su madre dio
por muerto durante la guerra de Kosovo. Kelly, quien emplea la narrativa
desde la década de los 70, ha escrito la historia del pequeño
a lo largo de los 49 paneles realizados con pelusa comprimida recogida
de la secadora de ropa.
En cuanto a su obra, explica: ''Al escribir esta particular
historia, no eran las atrocidades, sino ese relato mítico, bíblico,
acerca de un niño que fue dejado por muerto cuando los padres huían.
Luego, fue encontrado por los serbios, después, por los albanos.
Finalmente, es reunido con sus padres y, claro, los medios de comunicación
enfatizan el final feliz de la guerra que sabemos no es posible.
''Quise hacerlo en el estilo de una balada, no heroica
y sangrienta, sino más bien una crítica. Así que retomé
la forma de cuatro estrofas y un estribillo. La primera estrofa se refiere
a la historia del conflicto en Kosovo, el segundo trata la tragedia personal
de la madre y el niño; el tercero habla más de la situación
política y cómo todos los lados tratan de encontrarle un
sentido a esta historia. La última estrofa en realidad tiene que
ver con el artículo de prensa, de cómo crean una imagen de
la familia feliz. De modo que cada estrofa tiene un tono algo diferente''.
Como una balada se canta la expositora pensó que
sería interesante contar con una partitura para la muestra. Eso
la llevó a trabajar con Michael Nyman, compositor de música
para cine, ''por la simple razón de que nos conocíamos y
ya habíamos hablado del proyecto''. Kelly se refiere al montaje
de la obra como un paneo de 360 grados, en que el espectador, conforme
circula, hace las veces de la cámara.
En el acto inaugural, la música de Nyman será
interpretada por el cuarteto de cuerdas Carlos Chávez y la soprano
Sarah Leonard. Asimismo, Pura López Colomé, quien tradujo
la balada, hará una lectura de la misma en español.
Mención aparte merece el material empleado por
Kelly. Incluso, su esposo, el artista Ray Barrie, ha desarrollado toda
una técnica a partir de la reja de la secadora. Para obtener dos
tonos, primero, lava la ropa blanca, cuya pelusa queda arriba. Luego lava
la ropa oscura, cuya pelusa ''da forma al fondo y crea efecto paisajístico''.
Para ''escribir'' la letra de la balada sobre los paneles,
Kelly fijó las letras sobre la reja de la secadora como en un espejo
al revés. Volvió a meter la reja en la secadora para que
se formara la pelusa, lo que da la impresión de trabajar como intaglio.
Trisha Ziff, curadora de la muestra, menciona que ésta
se complementará con salas como La zona de aclimatación,
que contó con la colaboración del poeta albano refugiado
en México Xheodet Bajraj y su familia, que aportaron artículos
que traían cuando dejaron su país
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