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México D.F. Miércoles 12 de mayo de 2004
MUSICA
José Agustín Ramírez
šMarte ataca!
ENTRE LA DECADENCIA del Vive Latino, una intensa luz roja domina un paisaje plagado de estrellitas burguesas, en lo que sin duda ha sido la edición más triste de este multiestelar festival anual, que perdió gran parte de las bandas que otrora engalanaban su cartel (especialmente de reggae, ska y hip hop nacional) por motivos oscuros, mientras se contrataba un disparejo par de grupos gringos para salvar el encuentro, pues, sin malinchismo de por medio, debemos reconocer la calidad y el esfuerzo descomunal de Mars Volta, que se situó a años luz de la mayoría de los músicos presentes. Salvo contadas excepciones, una manada de seudorroqueros malvavisco, (televizánganos), más comerciales que un Gansito, (incluidos algunos extranjeros) invadieron lo que antes solía ser un mega concierto esperado por toda la banda. El festival sólo fue fugazmente cósmico gracias al Retorno de Marte, que continúa de gira para promover su primer disco de larga duración: De-loused in the comatorium.
LA POTENCIA DE un rock progresivo y sicodélico, mezclado con explosiones de jazz sicótico y asombroso, se encuentra en este disco, uno de los mejores de rock del año pasado, que dejó boquiabiertos a todos los asistentes a la presentación, pues guardaba toda la ya famosa fuerza que liberan en sus tocadas estos camaradas marcianos, incluida la capacidad histriónica del cantante-contorsionista Cedric Bixler Zavala (hijo de una mexicana) y la increíble guitarra de Omar Rodríguez (nacido en Puerto Rico y nacionalizado gabacho), quien a veces alcanza los niveles de Santana, Jimi Hendrix o Led Zeppelin, pero siempre con un estilo progresivo que recuerda terriblemente a King Crimson en su faceta más esquizoide.
TODOS LOS INTEGRANTES del grupo llevan su actuación al máximo. Destacan también el desesperado baterista descalzo John Phillip Theodore y el épico tecladista negro Isaiah Ikey Owens, además de los sampleos del tercer miembro fundador de la banda, Jeremy Ward, quien murió de una sobredosis en mayo de 2003, poco después de una gira por Europa, en la que abrían los conciertos de los Red Hot Chili Peppers y antes de que este disco saliera a la venta. En ese entonces habían producido sólo un EP de tres rolas (Tremulant, 2002), una de las cuales ya exploraba la historia que da origen a este álbum conceptual, cuyo título podríamos traducir como Despiojado en el comatorio, que alude al chamán personal de estos camaradas: Julio Venegas, amigo de Omar y Cedric, a quien conocieron en El Paso, donde formaron la banda, para poco después dedicarle su primer disco.
LA SAGA DE Jeremy Ward incluye una caída en coma como consecuencia de una sobredosis de heroína, para despertar y finalmente suicidarse poco después. Su vida de excesos y sus viajes en estado de coma, similares a insospechados laberintos lisérgicos u oníricos, se retratan en De-loused in the comatorium, el cual libra una batalla entre las fuerzas opuestas que arrastra el ser humano.
THE MARS VOLTA ya se había ganado la reputación de una banda innovadora, y este disco era esperado por el círculo subterráneo-cibernético internacional, especialmente para quienes habían visto al grupo tocar en vivo y eran testigos de una interpretación, con lujo de improvisación, de música visceral, ambiciosa, catártica y salvaje, con despliegues de virtuosismo en todos los marcianos, auténticos viciosos de su instrumento, que a veces parecen una bola de solistas a punto de perder el equilibrio, pero contratacan siempre con interminables oleadas de voltaje y energía, con la furia del Dios de la guerra, a quien invocaron al nacer, cuando (Ƒcasualmente?) el planeta rojo se acercó como nunca a la Tierra, y como no volverá a hacerlo hasta dentro de 60 mil años. Tras su partida, permanece una estela de música bizarra y hermosa, extraída de la frontera entre la genialidad y la locura. Yo digo adiós al Mars Volta, y le deseo que vuelva pronto, con su mensaje extraterrestre. [email protected]
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