México D.F. Jueves 13 de mayo de 2004
Filosofía, poesía y erotismo cohabitan
El cazador de tatuajes
El cuerpo de la mujer es un texto, sugiere Juvenal
Acosta
ARTURO JIMENEZ
El cuerpo de la mujer es uno de los puntos nodales del
entramado de la novela y "metáfora de la lectura" El cazador
de tatuajes, de Juvenal Acosta, una obra que discurre entre la filosofía,
la poesía y un erotismo "tan arriesgado" que por momentos invade
los terrenos de lo pornográfico.
Es
que el erotismo en Occidente, aclara Acosta en entrevista, a diferencia
de países como la India o Japón, puede poner un velo a la
sexualidad. "El erotismo es un lenguaje que está permeado por la
percepción propia de cada cultura. Y en Occidente, por ejemplo,
está influenciado por el romanticismo".
En la novela aparece un protagonista anónimo que
habla en primera persona, está en coma y se esfuerza en recordar
episodios de su vida de cazador de tatuajes en cuatro mujeres que son cuatro
elementos: aire nómada, agua que limpia el cuerpo, tierra que quiere
engendrar hijos y fuego interno que quema las entrañas hasta el
masoquismo.
Son además esas mujeres cuatro "puntos cardinales"
que el protagonista aborda en las ciudades de Nueva York, San Francisco,
México y Buenos Aires.
"El cuerpo de la mujer es una especie de texto que puede
ser leído por el hombre", dice Juvenal, cuyo personaje masculino
busca leer cicatrices, marcas y huellas, figuradas o reales, en la piel
de esas mujeres.
Publicada en 1998 y ahora reditada en forma definitiva
tras cierto éxito en Estados Unidos, El cazador de tatuajes
es la primera entrega de la trilogía Vidas menores. La segunda es
Terciopelo violento y la tercera, en preparación, La hora
ciega, adelanta este "autor de lo urbano" que radica en la ciudad de
San Francisco desde hace 18 años.
El cazador de tatuajes, dice Acosta por la brevedad
de los capítulos, está escrita como una "colección
de fragmentos" y en ella se plantea la posibilidad del ensayo y del lenguaje
poético como recurso narrativo, "aunque lo principal es contar una
historia."
Nuevo clima de exceso
El tema erótico no se ha gastado, retoma, pues
el acercamiento de la mujer a la sexualidad y el reconocimiento de su cuerpo,
así como la relación con los hombres, es diferente según
la época y el lugar.
Después del 11 de septiembre, reflexiona, Estados
Unidos ya no es el mismo, pues lo observa más paranoico y recluido
en sí mismo.
"Esto ha creado un nuevo hedonismo y un clima de exceso.
La muerte y la destrucción invitan a la sexualidad y al erotismo.
Es como una suerte de escape. Es un filo un poco oscuro y sadomasoquista.
Una paradoja ante la crisis y la angustia hacia el futuro."
San Francisco, su ciudad, no escapa a esta ola de nuevo
hedonismo. "Y algo de eso se filtra a la ciudad de México, a la
que percibo más sexual que cuando la dejé, en 1986". Y es
que, comenta, la neurosis de la razón no es tan importante como
la necesidad de sobrevivencia.
Juvenal Acosta (DF, 1961) es poeta, antologador de poetas,
ensayista, profesor de literatura en California y narrador de lo urbano.
Su ambiente natural es la ciudad, las urbes.
Aunque nunca disfrutó la ciudad de México,
pues vivía en los suburbios, ahora habita en el centro de San Francisco
y desde la ventana de su departamento observa los barcos que entran y salen
de la gran bahía. "Ahí me siento en el centro de algo", concluye.
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