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México D.F. Jueves 13 de mayo de 2004
La sargento de origen mexicano falleció
durante una emboscada en Mosul
"Isela murió en Irak con deseos de comer carnitas
e ir a bailar a Ciudad Juárez"
RUBEN VILLALPANDO CORRESPONSAL
Canutillo, Texas, 12 de mayo. La sargento María
Isela Rubalcava habría cumplido ayer 25 años de edad. La
changuita, como se refiere a ella cariñosamente su padre, era
uno de los miembros de la brigada de abastecimiento del segundo pelotón
del ejército de Estados Unidos que fue emboscada el viernes pasado
en Mosul, Irak.
El
sábado como a las 20 horas llegó hasta la casa de don Ramón
Rubalcava, en la calle Sixto de Canutillo, un vehículo militar del
cual descendieron dos soldados de Fort Bliss, vestidos con uniformes de
gala, muy formales. Quienes tienen hijos en combate "sabemos lo que eso
significa; el corazón me dio un vuelco, tuve un mal presentimiento",
dice la señora María Isela, mamá de la sargento.
Sin preámbulos, los militares informaron a los
Rubalcava que su hija había muerto por un impacto de mortero, sin
que pudieran darle atención médica, ya que falleció
instantáneamente.
Isela "murió el viernes con deseos de comer frijoles
y carnitas, dulces mexicanos, tomarse una cerveza y bailar en un centro
nocturno de Ciudad Juárez, porque en Irak a los soldados estadunidenses
les dan todos los días comida enlatada, arroz, pollo y pescado...
deben estar en guardia todo el día, vigilantes", dice su padre,
mientras las lágrimas le corren por el rostro.
El matrimonio Rubalcava es originario de la colonia Melchor
Ocampo de Ciudad Juárez, Chihuahua. Como muchos de quienes viven
en la frontera, la pareja decidió que sus hijos vieran la primera
luz "de este lado", por eso la sargento María Isela nació
en El Paso, Texas. Pero la mitad de su vida la pasó en Juárez.
Ahí estudió la primaria y parte de la secundaria. Ya en Canutillo
-los padres están naturalizados en Estados Unidos- se graduó
en la preparatoria y posteriormente ingresó al ejército "para
tener un trabajo". Terminó un primer periodo de cuatro años,
que inició en 2000, y firmó un nuevo contrato.
Don Ramón pide al ejército de Estados Unidos
que de una vez por todas "se retire de la guerra de Irak, porque a nada
va a llegar, más que a las muertes de jóvenes", como su hija,
que cumplen con un trabajo en las fuerzas armadas... "esta guerra es inútil,
como la de Vietnam, que costó muchas muertes y por eso el gobierno
debe retirarse. Yo no quiero que otras familias sientan el dolor nuestro,
que pasen por esto".
A doña María Isela se le quiebra la voz:
"no puedo hablar", balbucea. Cuando recobra la calma platica de la joven
"siempre sonriente" que era su hija, de sus deseos de hacer carrera en
las fuerzas armadas, de que estuvo un año en Corea y estaba en Irak
desde noviembre de 2003... "estoy muy triste porque mataron a mi hija y
es muy, muy difícil asimilar este golpe; era la única mujer
que tuve".
Como ayer era el cumpleaños de Isela, sus dos hermanos,
unos amigos y los vecinos depositaron flores, carteles, veladoras y adornos
fuera de la malla metálica de la casa para recordar a la joven.
"Tu cuerpo no está, pero tu alma sí", o "Más injusta
que la guerra es la muerte; te recordamos y queremos", señalaban
algunos carteles.
Ella entró al ejército como soldado en 2000;
era técnica de suministro con la brigada cuarta, división
segunda de infantería, y estaba programada para regresar a Canutillo
en junio de este año. El cuerpo de Isela fue trasladado al aeropuerto
de El Paso, Texas, en un avión militar, y se espera que llegue esta
noche para ser llevado a una funeraria particular y el lunes próximo
será llevado a la base de Fort Bliss, donde será velado y
el martes le rendirán honores para luego sepultarlo.
Los vecinos y los amigos de la familia Ruvalcaba mostraron
también su apoyo colocando banderas en sus casas en la calle Sixta,
ubicada en la zona conocida como Valle Alto.
La señora Mónica Orozco, vecina de los Rubalcava,
dijo que colocaron banderas en honor de Isela, ya que sus padres recibieron
la medalla del corazón púrpura, una de las máximas
condecoraciones que da el ejército a los caídos en combate.
Desde que Estados Unidos comenzó la guerra contra
Irak, el 20 de marzo de 2003, han muerto al menos cuatro personas originarias
de El Paso, Texas, tres de ellas latinos y con raíces en esta frontera.
Aparte de la sargento Isela Rubalcava, el 28 de noviembre
de 2003 murió también en Mosul por ataques de mortero el
sargento Ariel Rico, de 25 años de edad, durante un combate con
la resistencia iraquí; el 2 de abril de 2003 murió el sargento
George A. Fernández, de 36 años, en una acción registrada
en el norte de Irak, y el 23 de marzo del mismo año el soldado Rubén
Estrella-Soto, de 18 años, cuya familia anunció que va a
demandar al ejército estadunidense, que obligó a su hijo
a firmar un seguro de vida menor al que tienen la obligación de
otorgar a los caídos en combate.
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