México D.F. Domingo 23 de mayo de 2004
Miles de personas vitorearon a los novios; hubo
banderas republicanas en Madrid
La lluvia opaca la fastuosa "boda real"
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 22 de mayo. La "boda real" que se celebró
hoy en Madrid tuvo un invitado inesperado que opacó la fastuosa
ceremonia: una intensa lluvia que se prolongó durante la mañana
y que provocó una importante merma en el número de las personas
que vitorearon en las calles a los novios. En cualquier caso, Felipe de
Borbón y Letizia Ortiz contrajeron matrimonio, con lo que ahora
ambos son príncipes de Asturias y herederos a la corona de España,
la máxima institución del Estado español.
El
enlace, que costó a las arcas públicas españolas más
de 21 millones de dólares, fue el primero en 98 años que
se celebraba en Madrid, para lo que las autoridades del ayuntamiento retocaron
y "embellecieron" los edificios y avenidas más emblemáticas.
Todo estaba dispuesto para una boda esperada con ansiedad por los defensores
de la monarquía parlamentaria, pero la lluvia y el cielo gris que
inundaron la ciudad a la hora de la ceremonia provocaron una cierta sensación
de tristeza.
El tránsito aéreo de la capital estaba cerrado
desde la mañana de hoy y las entradas terrestres férreamente
vigiladas, medida de seguridad adoptadas ante el temor fundado de un nuevo
atentado como el que provocó la masacre del pasado 11 de marzo,
máxime cuando se concentraron durante unas horas en la ciudad centenares
de dirigentes políticos y nobles de todas las regiones del mundo.
El inicio de la ceremonia religiosa, a las 11 de la mañana,
coincidió con el comienzo de una tromba con granizo, lo que evitó
que se efectuara uno de los momentos más esperados para los entusiastas
de la boda y sus impulsores: el paseo de la novia sobre una alfombra roja,
a su llegada a la catedral de La Almudena. El responsable de oficiar la
misa fue el cardenal y máxima autoridad de la Conferencia Episcopal
Española, Antonio María Rouco Varela.
Al "enlace real" acudieron unos mil 400 invitados, entre
ellos, representantes de todas las monarquías europeas, mandatarios
y ex mandatarios como Nelson Mandela, Felipe González, Lucio Gutiérrez,
José María Aznar, entre otros, además del actual presidente
español, José Luis Rodríguez Zapatero, los presidentes
de las 17 comunidades autónomas y los representantes de la mayoría
de las formaciones políticas acreditadas en el Parlamento. Los únicos
que rechazaron la invitación a la boda fueron las fuerzas comunistas,
republicanas y nacionales, como Izquierda Unida, Esquerra Republicana de
Cataluña, Partido Nacionalista Vasco, Eusko Alkartasuna y Chunta
Aragonesista.
Después de finalizado el ritual religioso, los
invitados fueron trasladados al Palacio Real mientras esperaban la llegada
de los príncipes de Asturias, quienes realizaron un paseo por las
calles más emblemáticas del centro de Madrid, al cual asistieron
menos personas de las esperadas ante la intensa propaganda vertida las
recientes semanas por todos los medios de comunicación.
En el brindis, el rey Juan Carlos instó a sus herederos
a que piensen "siempre en España con amor y devoción", y
confesó su alegría por el enlace, pues éste significa
"la continuación de la dinastía" y de la "monarquía
parlamentaria" adoptada por este país en la transición a
la democracia, tras la muerte de Francisco Franco.
El príncipe Felipe, por su parte, elogió
la labor de su padre en "la reconciliación de los españoles
y por su protagonismo en el establecimiento y la consolidación de
la democracia y su forma impecable de ejercer sus funciones constitucionales",
y se dijo "un hombre feliz" por haberse casado "con la mujer que amo".
El banquete
Los invitados al banquete convivieron en el Patio del
Príncipe del Palacio Real, de 2 mil 500 metros cuadrados, en el
cual se instaló una gran carpa de 32 metros de altura. Ahí
estaban la mesa principal y las de los invitados. Se ofreció a los
asistentes tartaleta hojaldrada de frutos de mar sobre fondo de verduras,
regado con un vino blanco gallego Albariño; posteriormente sirvieron
un capón de Palencia asado al tomillo con frutos secos, acompañado
de un vino gran reserva de Rioja de 1994. El banquete terminó con
una monumental tarta nupcial elaborada por el pastelero alicantino Francisco
Torreblanca. La tarta pesaba más de 150 kilos y medía cerca
de dos metros de altura. Para los brindis se seleccionó un cava
blanco.
Cabe destacar que las miles de personas que habían
llegado muy temprano a la Plaza de Oriente, adjunta al Palacio Real, para
ver la llegada de los novios al festejo permanecieron hasta pasadas las
siete de la tarde agolpadas y gritando mensajes de "buenos deseos" e implorando
la salida de los novios al balcón, un deseo que no cumplieron, a
pesar de que su boda fue pagada con el dinero de muchos de esos enfervorizados
admiradores.
Pero el "enlace real" sí pudo ser seguido paso
a paso por millones en este país, una vez que todas las televisiones
públicas y privadas dedicaron el día a emitir la boda, análisis,
debates y demás temas propios de este tipo de actos sociales, en
esta ocasión convertido en un "asunto de Estado" para el que se
movilizaron más de 30 mil agentes de seguridad y se gastaron 21
millones de euros.
Precisamente el altísimo costo del enlace provocó
las críticas de diversos sectores de la izquierda, si bien la lluvia
también afectó la concentración opositora efectuada
en la madrileña Plaza del Dos de Mayo, a la que acudieron unas 150
personas. Los asistentes, ataviados con banderas republicanas, entonaron
el Himno del Riego, símbolo del bando republicano durante la Guerra
Civil, al tiempo que gritaron consignas contra la boda: "¡España,
mañana, será republicana!" o "¡menos monarquía
y más gastos sociales!" o "¡democracia con reyes, porsche
con bueyes!" o "¡El rey no da golpe desde el 23-F!".
Los manifestantes fueron estrechamente vigilados por un
dispositivo policial un tanto exagerado, pues parecía que había
más agentes antidisturbios que republicanos indignados por el dispendio
del enlace. En Rivas-Vaciamadrid, la localidad madrileña donde vivía
Letizia Ortiz, se efectuó un concierto de Fermín Muguruza,
organizado por la Red Zapatista.
BODA PASADA POR AGUA La lluvia alejó de las calles a muchos espectadores de la boda de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz; hubo estricta seguridad, recordatorio de las víctimas del 11-M y hasta una protesta de republicanos FOTO REUTERS
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