México D.F. Domingo 30 de mayo de 2004
Versión de que los siete policías
federales abandonaron el cadáver por orden de un superior
Matan agentes de la AFI a un comerciante durante un
operativo
Tercer caso en esta administración en que miembros
de la PGR son responsabilizados de asesinato
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
Bastó que Juan Manuel Zárate Villarruel,
vendedor de juguetes en las inmediaciones del mercado Sonora, preguntara
a elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) "¿dónde
está su orden de cateo?", para que lo detuvieran, y luego fuera
asesinado a golpes por los agentes a bordo de una camioneta.
Ya muerto el detenido, en lugar de que los agentes de
la Procuraduría General de la República (PGR) solicitaran
la presencia del Ministerio Público para dar fe de los hechos, abandonaron
el cuerpo en avenida Canal, colonia Merced Balbuena, casi frente al negocio
del comerciante.
La orden de tirar el cadáver, según versiones
obtenidas en círculos policiacos, partió de un comandante
de la AFI que aún no ha sido localizado.
Los datos indican que los agentes, presuntos responsables
del homicidio, informaron a su jefe "se nos pasó la mano, ¿qué
hacemos?", y la respuesta fue "tírenlo". Hecho esto, los elementos
de la AFI se trasladaron a otro sitio, aparentemente sin cumplir con la
orden de cateo inicial emitida por el juzgado tercero de distrito.
La familia de Juan Manuel Zárate Villarruel se
dio a la tarea de localizarlo en calles aledañas al mercado de La
Merced y San Pablo, pero finalmente encontraron el cuerpo muy cerca de
su negociación: Juguetería Verónica, que tiene una
entrada por la avenida Fray Servando.
Lo subieron a un automóvil particular y lo trasladaron
al Hospital de Balbuena con la esperanza de salvarle la vida, pero en cuanto
llegaron les dijeron que Zárate Villarruel estaba muerto. La agencia
33 del Ministerio Público capitalino tomó conocimiento de
lo sucedido y solicitó la intervención de la Policía
Judicial para localizar a los agentes federales implicados.
La
indicación fue cumplida por los policías capitalinos y, gracias
a que familiares y conocidos de Zárate Villarruel recorrieron las
inmediaciones del mercado Sonora, se logró ubicar a los elementos
de la AFI en la calle de Peña y Peña.
Las versiones obtenidas dan cuenta de que uno de los agentes
federales se resistió a la detención, inclusive con su arma
de cargo en mano. Fue necesaria la intervención del Grupo de Reacción
Inmediata para controlar la situación y conducir en calidad de detenidos
a siete miembros de la AFI a la agencia 17 de la Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal.
Así, el saldo de uno de los operativos antipiratería
practicados por la PGR la madrugada del sábado en la ciudad de México,
fue de un muerto, una mujer embarazada en riesgo de abortar, siete agentes
federales sujetos a investigación por homicidio y mil playeras de
marca apócrifa incautadas.
Pero de ello nada informó la PGR. Pese a que emitió
un comunicado, en el que dio a conocer la incautación de "más
de 620 mil productos apócrifos en el Distrito Federal", no se refirió
al homicidio.
El de Zárate Villarruel constituye el tercer caso
en lo va de esta administración en que elementos de la AFI son responsabilizados
de la muerte de personas durante operativos. El primero ocurrió
en marzo de 2002, el segundo en enero de 2003.
La versión oficial de la PGR es que la madrugada
del sábado unos 70 elementos de la AFI cumplirían una orden
de cateo del juzgado tercero de distrito. Cuatro locales de la avenida
Canal, colonia Merced Balbuena, a un costado del mercado Sonora, serían
revisados para decomisar mercancía ilegal; ninguno de esos locales
correspondía al de Zárate Villarruel.
Aunque se había anunciado una conferencia de prensa
al respecto, el visitador de la PGR, Angel Buendía Buendía,
sólo leyó un documento. No aceptó preguntas. Pretendió
abandonar las instalaciones de la Dirección General de Comunicación
Social de la PGR resguardado por sus escoltas y el vocero de la PGR. Sin
embargo, la insistencia de los reporteros no sólo lo obligó
a bajar las escaleras en medio de grabadoras y demandas de información.
Así, proporcionó los nombres de los siete
agentes detenidos: Ricardo Riande Santiago, Germán Vallejo Gutiérrez,
Paulo César Mendoza Martínez, Eddy Edmundo Pérez Deviana,
Jorge Cervantes Ramírez, Miguel Martínez Ornelas y Rogelio
Velasco Hernández.
Según Buendía Buendía, a las siete
de la mañana el área a su cargo "inició una investigación
para deslindar responsabilidades, y en su caso, sancionar a aquellos servidores
públicos que se hubieran apartado de las obligaciones que les impone
la ley".
Dejó entrever que la PGR tratará de atraer
el caso al fuero federal, ya que, para él, la procuraduría
capitalina deberá "esclarecer las circunstancias en que sucedieron
los hechos y, en su momento, resolverá lo que conforme a derecho
proceda, remitiendo a solicitud de esta procuraduría, si así
lo considera oportuno, tanto la averiguación previa como a los policías
federales investigadores, para resolver su situación jurídica".
El funcionario salió casi corriendo de las oficinas
de Comunicación Social, asegurando que están a la espera
de que los agentes federales sean puestos a disposición de la PGR.
Aunque aseguró que en el operativo participaron
elementos de la policía capitalina que laboran en los grupos Centauro
y Guerrero, familiares de Juan Manuel Villarruel Zárate ya identificaron
como los responsables del homicidio a los siete agentes federales.
Marco Antonio Zárate Carbajal, sobrino de Juan
Manuel Villarruel afirmó que no sólo el occiso fue golpeado,
también Juan Manuel Zárate Carbajal y la esposa de éste,
Guadalupe Saldívar, quien está embarazada y fue conducida
a un hospital privado para recibir atención médica. Según
los reportes de los familiares está en riesgo de abortar.
El joven, quien presenció lo dicho por Buendía
Buendía, también aseguró que la familia de su tío
fue amenazada si denunciaban a los agentes federales.
Recuento
Este no es el único caso en que elementos de la
AFI se han visto involucrados en un homicidio: el 30 de marzo de 2002,
Guillermo Vélez Mendoza, presunto secuestrador, murió de
asfixia y su cuerpo fue abandonado durante horas en una camioneta en las
instalaciones de la PGR. Hugo Armando Muro Arellano, el comandante responsable
de la muerte, no ha sido enjuiciado; Aidé Heras Martínez
murió en enero de 2003 durante una balacera en la que elementos
de la AFI, acompañados de madrinas, supuestamente trataban
de detener a David Heras Martínez, presunto narcotraficante de la
comunidad de El Salado, Sinaloa. Cinco agentes involucrados siguen prófugos.
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