ASTILLERO

Julio Hernández López

Madruguete retador

Un secretario sin presidente
ƑCastigar a Felipe y no a Marta?
En el PRD, más simulación

AL EX PRESIDENTE EN funciones no lo ha tomado en cuenta un miembro de su gabinete ni siquiera para informarle que este sábado anterior demostraría la inutilidad de una reunión internacional cumbre (de acuerdos pusilánimes y rasurados), al usarla como coyuntural telón de fondo de su lanzamiento hacia el 2006 en nombre de un conservadurismo panista que así ha pintado una gruesa raya para diferenciar de aventuras conyugales releccionistas la opción de la corriente doctrinaria tradicionalista del PAN (tal vez el buen Vicente pudiera ahora decir, a coro con Luis Echeverría, que él ya no controla ni a sus nietos).

DESTAPE PANISTA CON tufo a priísmo reciclado. La nomenclatura blanquiazul jalisciense en pleno. Dos mil o tres mil invitados a comer gratis, según la fuente de contabilidad que se prefiera. Camiones no para acarrear sino para "ayudar al traslado" de los convidados al rancho del secretario de administración del gobierno estatal. Porras clásicas: "Se ve, se siente, equis (en el caso, Felipe) presidente", discursos encendidos, la cargada en pleno organizada por el más priista de los gobernadores panistas, Francisco Ramírez Acuña, enfrentado históricamente con su antecesor, Alberto Cárdenas Jiménez, cabeza de los grupos de extrema derecha a los que desplazó el ahora mandatario estatal, a quien el actual secretario del medio ambiente, el citado Cárdenas, lanza fuego amigo abiertamente cuantas veces puede.

FELIPILLO (AÑOS ATRAS llamado El Niño Azul) que dijo sí sin decirlo, valiéndose de ambigüedades lingüísticas, leyendo contra su costumbre un discurso preciso para evitar que la emoción le llevara a expresar "lo que sentía" y no "lo que debía". Secretario de Energía que al mejor estilo de lo que sería un peje tarasco hizo como que se daba por muerto mientras pegaba de vivísimos brincos. Los oradores le pedían que aceptara ser candidato, pero él hablaba de tiempos y de responsabilidades oficiales, aunque guiñaba el ojo advirtiendo que estará donde deba estar y guerreará desde donde lo coloque su partido. Arranque de precampaña aún "contra la voluntad" del pescado blanquiazul tarasco nacido en Morelia el 18 de agosto de 1962. Paso al frente cuando la señora Marta no sabe cómo volver a asomarse a un foro de candidaturas que no quiere entender que para ella se ha cerrado aunque las encuestas la halaguen sin pista partidista posible; golpe técnico contra el foxismo cuando Santiago Creel vaga en espera de que se cumplan 12 años para develar verdades conspiratorias y cuando Carlos Medina Plascencia parece más un ciclista de sacrificio que un verdadero aspirante a ganar la carrera.

DESTAPE DE UN PANISTA a quien se considera nacido "entre sábanas azules" que irónicamente causó irritación en quien llegó a presidente atropellando tiempos, formas y reglas. Aquel que arrancó su carrera hacia Los Pinos tres años antes de las elecciones, siendo gobernador de Guanajuato, ahora critica los aceleres de un subordinado al que debería cuando menos destituir como secretario de Estado si no fuera porque sabe que detrás del reto calderonista está la fuerza del panismo tradicional que no le perdona los desfiguros de su esposa consentida como candidata temprana y ventajosa, usuaria avorazada del aparato presidencial para una aventura de relección familiar mal vista en el panismo "decente".

DE ALLI, DE SABER que el lance de Calderón puede significar el fin de los sueños martísticos, y que ese giro del que nadie le pidió permiso puede representar el fin del falso maridaje PAN-gobierno, proviene el enojo del jefe burocrático formal de Felipe Calderón, quien consideró que "fue más que imprudente llevar este acto político; lo digo tanto por el secretario como por el gobernador". Pero ese jefe rebasado por su presunto dependiente no podría destituir a Calderón Hinojosa a menos que estuviese dispuesto a pasar a la historia como el constructor de dos candidaturas presidenciales que no quería: la del actual secretario de Energía, a quien al deponerlo convertiría en mártir del panismo sin botas ni zapatillas con cargo al erario, y la de Andrés Manuel López Obrador, que, dicho sea con sinceridad, le va saliendo bastante bien al Presidente que con sus afanes de desafueros simplemente está haciendo crecer más una figura que así, gracias a San Vicente Midas al Derbez, será política y socialmente imparable aunque jurídicamente se pretendiera impedirla.

PERO YA HA BRINCADO este teclafílico al tema del peje que duerme a pierna suelta y sueña bien bonito. Sirva pues el cambio de canal para apuntar que la especie caracterizada por nadar a contracorriente consolidó ayer su teoría de que la embestida jurídica en su contra, a causa del tal Encino, no debe ser combatida en términos legales sino estrictamente políticos, pues estos son los ingredientes del litigio y no los presuntamente derivados de códigos y normas varias. Sin abogados y sin amparo, el político tropical se declara convencido de que la historia lo absolverá aunque los tribunales del momento no lo hagan. En tanto, aunque el enojo extremo en Los Pinos no les permite verlo (sobre todo a uno de los dos hemisferios cerebrales con que opera la pareja presidencial, cada parte con una de las mitades a las que según López Obrador podría haberle salido "una hernia" de tanto pensar cómo bajarlo del caballo electoral), crece en el país un sentimiento de grave enojo entre seguidores distantes o cercanos del peje en vías de crucifixión, sentimiento que como pocas veces podría traducirse en hechos políticos organizados en defensa de una opción que esa pejemanía obviamente considera necesaria, imprescindible.

EN EL PRD, MIENTRAS tanto, cerraban ayer otro episodio de simulación, habilitando una renovación directiva de bajo perfil para aparentar que las corrientes internas no siguen teniendo el control del aparato burocrático del sol azteca. Ajustes de cuentas facciosos, reacomodos de Unicel, con el gran pendiente del castigo a los abusos y acaso delitos cometidos por Rosario Robles en el tiempo en que compartió la gerencia de comercialización del partido ahora más negro que amarillo con Carlos Ahumada.

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