México D.F. Lunes 31 de mayo de 2004
Desde las seis de la mañana llegaron
muchos para apartar un lugar frente al escenario
Un coro de miles de fanáticos en el Zócalo
acompañó a Alejandro Sanz
El cantautor español comenzó su concierto
a las 20:30 con su tema Piénsalo bien En Regálame
la silla donde te esperé tomó su guitarra eléctrica
y se mostró como un artista completo
JUAN JOSE OLIVARES
Alejandro
Sanz reunió la noche del sábado en la plancha del Zócalo
capitalino a más de 130 mil personas, quienes durante dos horas
admiraron y corearon los más sonados éxitos del cantautor
español en su concierto dentro del programa de DFiesta.
Sanz presentó un espectáculo emotivo, que
los eufóricos seguidores aplaudieron hasta niveles catárticos.
La gente, que llegó desde las seis de la mañana del sábado
para apartar un lugar enfrente del escenario (que resguardó una
gran producción), vitoreó cada movimiento del ibérico
y de su excelente grupo de músicos y coristas, que lo acompañan
desde hace meses por América Latina y Estados Unidos en su gira
No es lo Mismo.
Sencillo como su música
A las 20:30 horas Sanz apareció en el proscenio
de "la sala más grande de conciertos de México" ataviado
de forma sencilla como su música. Mientras agradecía por
estar en el lugar, los gritos de los jóvenes -en su mayoría
adolescentes- aumentaban de decibeles y se escuchaban, según habitantes
de la zona, hasta algunas manzanas a la redonda.
Antes de que Sanz pisara el entarimado, el dúo
español Andy y Lucas interpretó cuatro temas, entre rumbas
flamencas y pop, que calentaron las gargantas de las párvulas, muchas
de ellas superfans, a quienes no les importó no beber agua
ni dejar de realizar sus necesidades primarias con tal de no perder su
lugar cerca del escenario, como Susi, Gisela, Ivonne y Guadalupe, quienes
no cesaron de lanzar piropos al cantante.
Sanz comenzó con Piénsalo bien, tema
pop que elevó el nivel de ruido en la plancha; al tiempo que cantaba
esa pieza, ya se registraban algunas sofocadas y algunos desmayados, por
el calor y los apretones de la gente. No se supo con exactitud el número
de personas atendidas por los paramédicos, pero mínimo se
estima que dos decenas ya no pudieron disfrutar del concierto.
El lugar era un hervidero de gente, inclusive la zona
para prensa estaba atiborrada de periodistas fans y colados que
en ocasiones, no permitían el libre desplazamiento de los comunicadores.
Eso sí, la gente de prensa de este programa restringió el
paso a reporteros que no conocía y dejaba pasar a gente que no tenía
nada que ver con medios de comunicación.
Pero lo importante estaba en el escenario, con un Alejandro
Sanz -a quien el Gobierno del Distrito Federal le entregó un reconocimiento
por esta presentación- cantando a todo pulmón ("pa' lo' chilangos")
las canciones Quisiera ser, Cuando nadie me ve y La Habana,
que recordaron sus insulsas declaraciones sobre el régimen cubano.
Bueno, Sanz es cantautor, no político.
Vino
la rola Hoy llueve, hoy duele, que perfumó el ambiente de
nostalgia; el artista se colgó su guitarra y con Regálame
la silla donde te esperé, Sanz se mostró como artista
completo.
Piropos al unísono
En tanto los gritos "bizcocho, te amo" y "eres mi vida"
de las seguidoras sonaban al unísono. Otra baladita, Yo he sido
feliz contigo y el español demostraba que lo masivo no está
casado con lo banal.
Con Try to save your song hizo bailar a la multitud
con un funky preciso y bien elaborado, al tiempo que imágenes bizarras
se proyectaban en las tres pantallas gigantes del escenario.
Sanz dio una probada de todo su repertorio. Se puso frente
al público y con sólo un teclado interpretó Lo
ves y El alma al aire. Luego se sentó en un cajón
flamenco para recordar una de sus canciones favoritas, según lo
ha expresado antes, Sólo se me ocurre amarte, dedicada a
su hija.
Tal parece que el artista lo tiene todo: es querido por
la masa, reconocido en el medio artístico internacional, con grandes
amigos, y su vida personal es motivo inspirador para su carrera.
Siguió con El aprendiz y Corazón
partío, uno de sus mayores hits, todas coreadas al pie
de la letra por un ente de 130 mil cabezas.
Hizo un encore con una mezcla de tres rolas: Y
si fuera ella, Amiga mía y Mi soledad y yo, que
fueron postre de un banquete de música pop de buena manufactura.
Y "¿No es lo mismo?", se preguntaban algunos fans. Luego
de que el cantautor expresara su agradecimiento e hiciera algunas bromas,
se escuchó esa reciente pieza que denota la influencia de su esposa
mexicana.
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