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México D.F. Jueves 3 de junio de 2004
Octavio Rodríguez Araujo
El PAN en su disyuntiva
La jugada de Felipe Calderón Hinojosa salió perfecta. Desde abril ya se especulaba que era el precandidato presidencial de Acción Nacional (PAN) que se enfrentaría no sólo a Marta Sahagún, sino a Santiago Creel. Faltaba el deslinde, no de Acción Nacional, sino del gobierno federal, cuya popularidad ha caído en picada, y seguirá cayendo.
Vicente Fox, al parecer, no se dio cuenta de la jugada. A raíz del destape de Calderón en Jalisco, el Presidente regañó a su secretario de Energía, y éste aprovechó el empujón para renunciar. Ahora es libre por lo menos en dos sentidos: ya no podrá ser asociado a Fox y los foxistas (cada vez en menor número) y, como desempleado que es, tiene las manos sin ataduras para promover su campaña en y con su partido, sin repetir la experiencia de los Amigos de Fox, que sería, pero no será, Amigos de Calderón.
El PAN también ha ganado con esta crisis (por ahora pequeña, pero puede ser grande). Este partido, como se recordará, fue arrastrado por la poderosa candidatura de Fox, apoyado, antes que por su organización partidaria, por sus "amigos". Al partido blanquiazul no le quedó más remedio que hacer suya esa candidatura, pero el problema ha sido que los errores del gobernante le han disminuido popularidad. Ahora el partido tiene la oportunidad de deslindarse sutilmente de Fox al apoyar poco a poco (para dar buena impresión) a Calderón y al final lanzarlo como candidato, presentando la imagen de que es un partido independiente del Ejecutivo, es decir, diferente al viejo PRI, que siempre estuvo subordinado al jefe del gobierno federal en turno.
Fox, queriendo o sin querer, ha estado actuando como presidente priísta: jugando a los tapados con su esposa y con Creel, para luego escoger a quien más le conviniera para cumplir sus compromisos con Bush (siempre en el supuesto de que éste ganará la elección de noviembre, poco probable) y con el grupo de empresarios que todavía lo apoya. Con la escapatoria de Calderón Hinojosa, el señor de Los Pinos tendrá muchas dificultades para garantizar el continuismo y para dominar al PAN. Personajes como Barrio, en otro tiempo ligado a Salinas, quizá tendrán que competir contra Calderón, pero a diferencia de éste, al ex gobernador de Chihuahua le falta pedigrí panista y doctrina: jugará el papel del sonorense Adalberto El Pelón Rosas (sin sus cualidades) que en la convención de su partido (1994) perdió contra Fernández de Cevallos gracias a las maniobras de la dirección.
Calderón, sin embargo, podría tener problemas con el presidente nacional de su partido. El ultraderechista Luis Felipe Bravo Mena se ha apresurado a decir (1/6/04) que el PAN es institucional y que no se dividirá con la salida de Calderón Hinojosa del gobierno de Fox. Pero también sugirió que podría adelantarse la discusión sobre la sucesión presidencial y el asunto de las candidaturas. No puede pasarse por alto el peso del aparato directivo del partido, como ya se ha visto en diversas convenciones, sobre todo en la ya mencionada de 1994, pero tampoco que Bravo Mena y Calderón fueron diputados en la misma legislatura (1991-1994) y que ambos ocuparon cargos de importancia bajo la presidencia partidaria de Carlos Castillo Peraza (secretario nacional de Estudios y secretario general, respectivamente).
No debería sorprender que el gobernador de Jalisco, Ramírez Acuña, haya destapado a Calderón. A diferencia de los otros gobernadores panistas, el de Jalisco no inició su carrera como empresario ni como promotor de la precampaña de Fox, como Patrón Laviada, quien fuera coordinador de los Amigos de Fox en Yucatán. No, Ramírez Acuña se inició en la actividad política con la campaña a la Presidencia de uno de los más importantes ideólogos del PAN, de los viejos doctrinarios: Efraín González Morfín. Como se recordará, este dirigente panista propuso en la vigésima convención nacional de su partido (1969) el solidarismo como alternativa al capitalismo individualista y al "socialismo colectivista". Fue también, y no menos importante, cabeza de la oposición al pragmatismo electoral y pro empresarial de José Angel Conchello y defensor de una suerte de socialismo cristiano en 1976, lo que lo llevó a abandonar el PAN ese año.
No estoy sugiriendo que Calderón Hinojosa o el mismo Ramírez Acuña pertenezcan a esa corriente doctrinaria de los viejos panistas, y menos ahora. Pero sí que su formación política no es la misma que la de aquellos que ingresaron al PAN en años recientes y que provienen de empresas y asociaciones empresariales o de su cercanía con Fox.
El PAN tiene una disyuntiva: se alinea con Fox al más viejo estilo priísta o actúa como partido independiente en el que la opinión del jefe del Ejecutivo será igual a la de cualquier otro panista. Si el partido escoge la primera opción corre serios riesgos como instituto político y traicionará su historia. Si escoge la segunda opción podrá recuperarse como partido y todo lo que esto significa para dar la batalla electoral después de la pesadilla foxista.
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