México D.F. Jueves 3 de junio de 2004
Si fuese electo presidente, no enfatizaría
por igual democracia y derechos humanos, dice
John Kerry ofrece a estadunidenses la política
exterior de George Bush padre
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 2 de junio. John Kerry,
el candidato presidencial del Partido Demócrata, propuso retornar
a una política exterior estadunidense bipartidista "realista" basada
en la prioridad de proteger los intereses económicos y políticos
del país y la "estabilidad", o sea, algo muy semejante a las ideas
del ex presidente George Bush, padre del actual mandatario.
Cuando a los principales asesores del aspirante demócrata
se les preguntó cómo comparaban las ideas de su candidato
con las de Brent Scowcroft, ex asesor de Seguridad Nacional de Bush padre,
admitieron que hay "muchas cosas similares".
En sus discursos de campaña y entrevistas a lo
largo de la semana, Kerry ha argumentado que George W. Bush -el actual
presidente- es un peligroso conservador radical que está desestabilizando
al mundo y socavando los intereses estadunidenses.
El propósito es el intento de Kerry de posicionarse
como el candidato institucional frente al extremista que hoy ocupa la Casa
Blanca. Así, no se promueve como alguien con nuevas ideas, de oposición,
en torno a la política exterior, sino como un político pragmático
que ofrece regresar a una política exterior que brota del consenso
bipartidista, cuyo enfoque es la promoción de la "estabilidad" y
los intereses empresariales estadunidenses alrededor del mundo.
"Este gobierno ha sido casi miope en su visión
del propio Irak, en la exclusión de aquellas cosas que son necesarias
para, en los hechos, hacer más seguro el mundo", declaró
Kerry al New York Times.
Al
enfocarse Bush casi exclusivamente en la guerra, afirmó Kerry, ha
fracasado en proteger y promover los intereses estadunidenses China, Corea
del Norte, América La-tina y otros. En otra entrevista con el Washington
Post, Kerry preguntó retóricamente: "¿piensan
que saben dónde esta América Latina? Este es el problema
en todas partes".
El propio Kerry ha dicho poco en torno a América
Latina, pero sí ha difundido dos comunicados sobre Venezuela. En
el de la semana pasada, criticó a Bush por no "aplicar presión
institucional" al presidente venezolano Hugo Chávez durante el proceso
del referendo; antes, para defender otro flanco político, afirmó
que apoyaba el embargo contra Cuba y calificó de antidemocrático
al régimen de Fidel Castro.
Sin embargo, el enfoque de la crítica a la política
exterior de Bush no se centra en América Latina, sino en los llamados
aliados e intereses "estratégicos" de Estados Unidos que tradicionalmente
han sido los poderes nucleares de China y Rusia, regiones petroleras como
las de Medio Oriente y la relación con Europa.
Si fuese electo presidente, Kerry ha di-cho que no enfatizaría
al mismo grado la promoción de la democracia y los derechos humanos
en las relaciones internacionales, particularmente con aliados como Arabia
Saudita, China, Pakistán, Rusia y Egipto.
Es más importante, argumentó, asegurar que
Estados Unidos goce de buenas relaciones con estos países que promover
la democracia y los derechos humanos.
En algunos rubros particulares de política exterior,
Kerry ofrece poco que pueda considerarse radicalmente diferente a la política
de Bush: en entrevistas con medios nacionales, la semana pasada, reiteró
que Estados Unidos no debería salir de Irak en un futuro inmediato,
y rehusó especular so-bre un fecha eventual para ese retiro.
Criticó a Bush por su decisión de enviar
tropas sin antes obtener el apoyo de Naciones Unidas, pero dijo que él,
de llegar a la presidencia, no podría descartar emplear la opción
de la acción unilateral preventiva sin el apoyo de la comunidad
internacional.
En discurso la semana anterior, declaró explícitamente
que si un ataque contra Estados Unidos "parecía inminente", haría
"todo lo necesario para detenerlo" y "jamás ceder nuestra seguridad
a nadie", formulacion que el Washington Post señaló
como notablemente parecida a la usada por Bush en apoyo a su doctrina de
acción preventiva.
Tampoco critica a Bush por invadir Irak -como senador
votó en favor de autorizar tal aventura-, sino por la forma que
lo hizo, al señalar que fue realizada de manera errónea,
sin plan concreto para la ocupación ni con suficiente apoyo internacional.
Pero estos argumentos son muy parecidos a los del actual
presidente, cuando era candidato presidencial en 2000: su respuesta entonces
a preguntas sobre cómo manejaría casi cualquier crisis internacional
era invariablemente que primero "consultaría con nuestros aliados".
Bush, acusó Kerry, ha abandonado esa premisa de
la política exterior. En discurso de la semana pasada, dijo que
la Casa Blanca "intimidó cuando debería haber persuadido.
Lo hicieron por sí solos en lugar de organizar un equipo", y si
es electo, dice que "lanzaría y encabezaría una nueva era
de alianzas para el mundo pos 11-9".
Pero los detalles son ambiguos. No se sabe qué
harían esas alianzas, o cómo. En torno a otro tema, Kerry
agregó que iniciaría pláticas directas con Corea del
Norte, que el gobierno de Bush ha rehusado considerar, y tomaría
medidas más firmes para controlar las armas nucleares, como también
reconstruir las fuerzas armadas estadunidenses.
Todo esto presentado como "nuevas" propuestas, pero como
lo resumió el Washington Post en reciente editorial, "la
plataforma emergente de Kerry sugiere que al final adoptaría muchas
metas de Bush".
No es sorprendente que las propuestas de política
exterior de Kerry no sean alternativa novedosa a la política exterior
actual, o la de los últimos dos presidentes, ya que sus asesores
son un elenco conocido en el circuito interior de la política estadunidense.
Randy Beers y Flynt Leverett, dos de sus principales asesores
de política exterior, trabajaron como directores en el Consejo de
Seguridad Nacional de Condoleezza Rice en los primeros años de Bush.
Entre los otros asesores claves de Kerry hay una colección
de ex altos funcionarios del gobierno de Bill Clinton, incluyendo a Richard
Holbrooke, ex embajador en Naciones Unidas; Samuel Berger, ex asesor de
Se-guridad Nacional, y James Rubin, ex vocero del Departamento de Estado.
Otro asesor clave es el senador Joseph Biden, ex presidente
del Comité de Relaciones Exteriores y amigo personal del candidato,
a quien frecuentemente se menciona co-mo posible secretario de Estado.
La alternativa en política exterior ofrecida por
Kerry es poco más que la restauración del consenso institucional
de Washington. Un regreso al futuro.
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