Orgullo
gay, orgullo de la diversidad sexual
1 Basta con recurrir a nuestra propia experiencia
para constatar que no hay una forma única de ser familia y que vivimos
múltiples maneras de relacionarnos. Mientras no haya violencia ni
abuso a la dignidad de las personas, todas las formas familiares son respetables
y aceptables. Todas las familias tienen derecho a existir y a que el Estado
proteja sus diversas formas de convivencia. Mientras no se afecte la dignidad,
la libertad y los derechos humanos de ninguno de sus integrantes, cada
familia tiene derecho a ser diferente, a decidir su manera de vivir.
2 Las familias han cambiado, para nosotras muchos
cambios han sido muy positivos e importantes porque han sembrado semillas
para buscar nuevas relaciones familiares: los derechos humanos han propuesto
nuevas formas de convivencia; la violencia doméstica ya es considerada
como delito; contamos con un nuevo status de las niñas y de los
niños; hay esfuerzos serios por impulsar una mayor equidad entre
mujeres, hombres, niñas, jóvenes y adultos mayores; vivimos
de manera embrionaria nuevas formas de ejercer la autoridad; reconocemos,
aun con muchas dificultades, la autonomía y la diferencia que cada
persona posee en nuestras familias, y estamos reconociendo las nuevas formas
de ser familia, como las constituidas por personas del mismo sexo, homosexuales
o lesbianas. Estos cambios están acompañados de nuevos y
viejos valores como la solidaridad, la protección, el cuidado, el
respeto a la diversidad, la tolerancia, la participación, el diálogo
y el amor.
3 Las católicas y los católicos también
tenemos percepciones diferentes de lo que deberían ser nuestras
familias. La gran mayoría piensa que debe permitirse a las personas
divorciadas casarse nuevamente (83%) y que católicas y católicos
puedan divorciarse y volverse a casar (53%); que debe respetarse el derecho
de lesbianas y homosexuales a expresar su orientación sexual en
forma abierta (65%) y a recibir protección legal para que no sean
discriminados en su vida pública y privada (82%), y que la violencia
doméstica debe ser considerada como delito (97%) y ha de denunciarse
(88%).1 El sentir de la población católica se
contrapone con la idealización de la vida familiar, de la unidad
familiar a toda costa y de la sacralización del modelo de familia
constituido por padre, madre e hijos.
Proponemos:
a Que el actual gobierno y las instituciones gubernamentales
respeten el laicismo del Estado. Su papel no es imponer una "buena" forma
de ser familia, sino cumplir sus funciones de acuerdo con el interés
público y no el de ninguna iglesia en particular. El Estado "no
podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio
a favor de religión alguna", ni "tampoco a favor o en contra de
ninguna Iglesia ni agrupación religiosa".2 El Estado
debe garantizar las libertades civiles y reconocer la pluralidad para asegurar
los derechos de todas las formas familiares. Por estas razones se creó
en el siglo XIX el registro civil y el matrimonio civil; antes todos los
matrimonios debían ser católicos.3
b Que el Estado concrete su voluntad política
para disminuir las angustias familiares por medio de abatir la pobreza
e incrementar el empleo, y los congresos locales y federales favorecer
iniciativas legales que protejan la diversidad familiar como la iniciativa
de Ley Sociedad de Convivencia, en el Distrito Federal.
c Que las instituciones gubernamentales, en especial
el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, reconozcan
la pluralidad familiar e impulsen políticas públicas laicas
que garanticen los derechos de todas las formas familiares. Solicitamos
que sean revisados los programas sociales al respecto, ya que la "garantía
de la igualdad no consiste en que todos seamos iguales, sino en que tengamos
derecho a ser diferentes".4
Católicas por el Derecho a Decidir, A C.
1 Católicas por el Derecho a Decidir, Encuesta
de Opinión Católica, 2003.
2 Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público,
1992.
3 Roberto Blancarte, comunicación personal,
2004.
4 Propuestas presentadas por Guadalupe Cruz Cárdenas
de Católicas por el Derecho a Decidir en Conferencia de prensa en
marzo de 2004. |