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Mostrar
mi rostro para decir que existimos
Mario Reyes
"Soy Silvia Carmona Medina, tengo 34 años.
La noticia de mi seropositividad la recibí en Conasida, dos meses
después de que mi esposo fue diagnosticado en 1996. Lo primero que
vino a mi mente fue la idea de la muerte, pero a mí la infección
no me dolió tanto como enterarme de la bisexualidad de mi marido.
Sentí un profundo coraje cuando lo supe por el proctólogo.
Yo era ama de casa de tiempo completo, tenía una familia 'modelo',
después todo se convirtió en una enorme desgracia. Pero ahora
ya no lo veo así. Tengo tres hijos, todos saben de esta situación
y lo asumen responsablemente, su padre se encargó personalmente
de decírselos. Ya no me interesa el qué dirán, lo
único que me importa es sacar adelante a mi marido, a mis hijos
y a las personas que viven con VIH. No tengo problema en mostrar mi rostro
en los medios, al contrario quiero decir que existimos. Aún no tomo
medicamentos debido a que mi carga viral es indetectable, los médicos
no se explican el porqué.
"Lo que hago ahora es ayudar a los pacientes en la Clínica
32 del IMSS, formo parte del grupo de autoapoyo y de la organización
Vanguardia Mexicana de Personas que Viven con VIH (VampaVIH). Pongo sueros
a domicilio, oriento a los pacientes y a veces ayudo económicamente
a quienes lo necesitan, todo de manera voluntaria. Me la vivo en la Clínica,
toda la gente me conoce. Las situaciones vividas me han llevado a aprender
cosas referentes a la tanatología, que me ha servido para ayudar
a bien morir a las personas que son abandonadas por sus familiares; es
decir, los reconforto en los momentos en los que se están muriendo.
Uno de los planes que tengo a futuro es estudiar medicina y convertirme
en doctora, no pierdo la esperanza de lograrlo algún día.
"Me involucré en el mundo gay para conocer el porqué
mi marido había adquirido la infección. Ahora sé que
gran parte de los hombres casados que viven con VIH no se infectaron con
mujeres sino con hombres, porque son bisexuales.
"Mis hijos están orgullosos de mí. Incluso
me acompañan a dar charlas en las escuelas. La muerte de mi esposo
está cerca, se encuentra en fase terminal, pero a pesar de eso,
no cesaré en luchar por los derechos de las personas que viven con
VIH, todos ellos me echan porras para seguir adelante.
"El papel de las autoridades de Salud y de las organizaciones
no gubernamentales de lucha contra el sida se ha modificado, ahora se trata
de cuestiones más políticas y de lucha por dinero y poder
que de combate al virus." |