México D.F. Miércoles 9 de junio de 2004
Adolfo Sánchez Vázquez
Leopoldo Zea, in memoriam
La noticia tan terrible que me acaba de dar La Jornada del fallecimiento del doctor Leopoldo Zea me deja completamente abrumado. He sido compañero de Zea en la vida académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México durante mas de medio siglo.
Tuve el honor de ser antes alumno suyo en Mascarones precisamente en un curso de Filosofía de la historia y ya desde entonces pude apreciar en la clase las virtudes que con el tiempo no harían más que afirmarse en Zea: su espíritu antiespeculativo y abierto, lo que me permitió encontrar en él, desde entonces hasta los últmimos días de su vida, un interlocutor muy provechoso para mí del marxismo, pues aunque él no lo era, siempre estuvo muy atento a sus aportaciones, sobre todo en el campo de la historia. Claro está que me refiero a un marxismo vivo y antidogmático.
Leopoldo Zea, desde muy joven, desde su famoso libro ya clásico El positivismo en México hizo grandes aportaciones a la filosofía, al ponerla en relación con la vida, con la realidad, particularmente con la de América Latina.
Era digno de admiración además por la tenacidad y firmeza que mostraba en su labor tanto la docente como la de investigación. No sé de dónde sacaba tanta energía intelectual cuando ya frisaba los 90 años. Para mí, que ya me acerco a ellos, es un ejemplo del que saco fuerzas para seguir adelante, activo académicamente.
Uno de los recuerdos mas gratos que tengo de mi convivencia intelectual y mas allá de ella es el de nuestra participación conjunta en un acto de nuestra facultad en la que denunciamos las mentiras de Bush con motivo de la criminal ''guerra preventiva" que habría de desencadenar unos días después en Irak.
Desde hoy estamos muy tristes sin Leopoldo Zea, pero afortundamene nos queda su obra filosófica fecunda y nos queda también el ejemplo que nos dio en vida como gran compañero universitario, gran amigo y mexicano ejemplar.
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