CERA DE ABEJA

EL MANEJO de la cera de abeja tiene una larga tradición en el territorio de lo que hoy es México.

En la actualidad se elaboran velas con cera de abeja; su principal uso es en las ceremonias. El mayor volumen lo producen especialistas, aunque en poblaciones de los estados del centro y del sur del país son muchas las familias que manufacturan sus propias velas. En las localidades donde no hay energía eléctrica se les sigue utilizando como fuente de iluminación.

PROCEDIMIENTOS DE BLANQUEADO

LA CERA DE ABEJA es de color ambarino y según la región adquiere diferentes tonos. Hay varios procedimientos sencillos para blanquearla, pero por lo general son tardados; uno consiste en colocar la cera sólida en un recipiente, calentarlo hasta licuarla, tomar con el fondo exterior de una jícara una película delgada de cera y una vez que ésta se enfríe, despegar la pequeña cúpula que se forma. Se harán tantas cúpulas como sean necesarias; se expondrán al sol por varios días hasta que se obtenga el decolorado requerido. Se funden nuevamente las cúpulas y se utiliza la cera blanqueada.

VELAS PARA CONSUMO PROPIO

TODAS LAS VELAS que se usan en ceremonias y ofrendas tradicionales en la Huasteca de Hidalgo, Puebla, Querétaro y Veracruz, son de cera de abeja sin blanquear.

PARA ELABORAR VELAS en forma tradicional es necesario contar con un aro cuya circunferencia depende del número de velas que se piense producir. En una casa en las zonas rurales se hacen velas para consumo propio, tres o cuatro veces al año. El aro tendrá cerca de un metro de diámetro; cuenta con pequeños ganchos separados cuatro centímetros entre sí. Usualmente las velas de cera de abeja miden alrededor de 35 centímetros; en los ganchos se suspenden los pabilos de algodón hilado y torcido. Para que los pabilos permanezcan derechos, se han sumergido directamente en el recipiente que contiene la cera derretida; la delgada capa que se adhiere, permite que se puedan mantener derechos mientras cuelgan de los ganchos en el aro.

EL SIGUIENTE PASO del trabajo consiste en tomar con una mano el aro para mantenerlo fijo sobre el recipiente que contiene la cera y con la otra mano tomar con una pequeña jícara una porción de cera, que se vierte sobre el pabilo. Conforme la cera se desliza hacia abajo, se va enfriando y forma una capa alrededor, como el trabajo se hace con maestría, es raro ver que la cera llegue a gotear en el recipiente que se encuentra abajo; con los dedos de la mano que mantiene al aro en posición, se hace correr el aro al pabilo siguiente y se repite la operación hasta obtener el grueso de vela deseado.

LA CERA SE DERRITE dentro de un recipiente de barro vidriado, que son los que por su constitución conservan por más tiempo el calor que mantiene a la cera líquida. Por lo general son las mujeres quienes se encargan de este trabajo.

EL LUGAR DONDE SE CALIENTA la cera para mantenerla en estado líquido es el fogón o la estufa de la casa, pues debe estar relativamente lejos para que no caliente a las velas en formación.

DESPUÉS DE DOS O TRES VUELTAS se suelta el aro, que regresa a su posición original y se calienta de nuevo la cera. Las velas son flexibles, pero no se quiebran como las que se elaboran con parafina.

USUALMENTE ESTE TRABAJO se hace en una sombra fuera de la casa, lo que permite que la cera vertida sobre los pabilos y las capas sucesivas, se enfríen y solidifiquen.

Gracias a la señora  Delfina Mendoza

Dibujo de Marco Buenrostro


 
 

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