Se afectará la capacidad de comprensión de los estudiantes

Se busca situarnos de nuevo en una visión criollista: académicos

La ''mutilación'' de contenidos educativos en la secundaria, especialmente en las ciencias sociales, afectará la capacidad de reflexión y comprensión de los estudiantes sobre su contexto social y los procesos históricos mundiales, lo que revela una falta de claridad en la orientación de la intención educativa, es decir, ''no se sabe con precisión qué clase de ciudadanos estaremos formando para el futuro'', afirmaron especialistas e investigadores de diversas instituciones universitarias.

Virginia Avila, catedrática e historiadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, aseguró que no existe un fundamento histórico o pedagógico para eliminar el estudio de las civilizaciones antiguas y prehispánicas, ''no sólo porque en el caso de México estudiar las culturas indígenas es una tarea fundamental para consolidar nuestra identidad, sino porque es precisamente con estos pueblos donde reconocemos el origen pluricultural y multiétnico de nuestra nación''.

Especialista en el estudio de los grupos de ultraderecha en México, consideró que esta propuesta, con la que se pretende eliminar contenidos sustanciales para el conocimiento de otros pueblos, ''podría ser interpretada como un proyecto que nos sitúa nuevamente ante una visión criollista de la historia, donde lo que importa es la cultura europea y sus aportes, privilegiando un enfoque eurocentrista de lo que ha sido la historia occidental''.

Dejar de lado el pasado y vigencia de las culturas prehispánicas, indicó, no sólo representa un grave riesgo, sino un severo retroceso que afecta sobre todo la formación educativa de millones de adolescentes ''que no tendrán la oportunidad de conocer la diversidad cultural que existe en los pueblos del mundo ni comprender el valor social de la tolerancia y la solidaridad''.

Al respecto, Marcelino Guerra y Lucía Rivera, investigadores y especialistas en gestión y reforma educativa de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), indicaron que una ''restructuración de contenidos académicos que no cuenta con vialidad técnica, política e institucional, simplemente está condenada al fracaso, porque de nada sirve modificar lo que se enseña en el aula si antes no consideramos la formación del maestro y la propia dinámica escolar''.

El desconocimiento del perfil de estudiantes y maestros de secundaria, aseguró Guerra, no sólo es grave, sino además desalienta cualquier reforma que no cuente con un diagnóstico claro al respecto.

Situación que se agrava ante una propuesta que ''rompe con la lógica curricular que se había consolidado con la reforma de 1992 y daba continuidad a los contenidos abordados en la primaria, donde no se estudian a profundidad las culturas antiguas y prehispánicas porque la capacidad de reflexión y abstracción para un conocimiento profundo de estos temas se presenta en los alumnos de secundaria y no en la primaria, donde se estudia un enfoque general, acorde con la edad de los estudiantes''.

Esta visión ''simplista'' de la educación y de los conocimientos de las ciencias sociales, aseguró, descuida los temas centrales para impulsar una reforma integral de la educación a nivel secundaria, como es la intencionalidad educativa, la formación del docente y el tiempo escolar, es decir, lo que puede enseñar un maestro en 50 minutos frente a sus alumnos.

Lucia Rivera, especialista en evaluación de programas educativos, consideró que la secundaria ''siempre ha sido el hoyo negro de la educación básica en el país, pues la reforma de 1992 sólo modificó los planes y programas, pero dejó intactas la formación del docente y la práctica educativa en la escuela, la cual no responde a las demandas actuales de la sociedad; de ahí su fracaso en la retención y egreso de los alumnos''.

Ninguna reforma curricular, aseguró, puede funcionar si antes no se incluye la participación del maestro, para quien debe existir una capacitación adecuada para impartir los nuevos contenidos, pero sobre todo, resaltó, ''es necesario impulsar un cambio en las condiciones de trabajo que existen actualmente en la secundaria, pues resulta imposible que un profesor pueda mantener un canal de comunicación con sus alumnos si además de impartir contenidos mutilados desconoce el enfoque educativo que se trata de privilegiar''.

Reforma curricular insuficiente

Por su parte, el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Carlos Ornelas Navarro consideró ''razonable'' reducir el número de asignaturas de 34 a 21 en el proyecto de reforma a la educación secundaria.

Pese a que reconoció que la reforma curricular por sí sola no será suficiente para solucionar los problemas de eficiencia y calidad de este sistema educativo, calificó de positiva la propuesta de reducir asignaturas porque, según él, no afectaría la enseñanza de materias fundamentales como español y matemáticas. En referencia a la supresión de la cultura prehispánica de la enseñanza en la secundaria, el investigador justificó: ''Leí el documento y no se trata de que los alumnos dejen de conocer el tema, sino de analizar estos aspectos -los de la historia prehispánica- en primaria''. Para Ornelas Navarro sigue presente la tendencia de ''rechazar lo que provenga del gobierno sin analizar con detalle las propuestas'', informó la UAM en un comunicado.

LAURA POY SOLANO